Patrimonio

Museo del Prado: peligro, obras en el Salón de Reinos

Este mes comienza el proyecto arquitectónico de rehabilitación del espacio principal del Palacio del Buen Retiro, que durará casi tres años.

En la planta tercera del edificio palaciego se encuentra el espacio que albergará la ampliación expositiva de Foster y Carvajal. Foto: Gonzalo Pérez
En la planta tercera del edificio palaciego se encuentra el espacio que albergará la ampliación expositiva de Foster y Carvajal. Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Este mes comienza el proyecto arquitectónico de rehabilitación del espacio principal del Palacio del Buen Retiro, que durará casi tres años.

Depositario por excelencia de los aplausos de los reyes y convertido de manera casi indirecta en la carta de presentación principal de recibimiento para embajadores y aristócratas, el que en su momento fuera eje vertebrador del Palacio del Buen Retiro comienza por fin a lavarse la cara para recibir visita. «Nos encontramos en uno de los lugares desde el punto de vista representativo posiblemente más importantes del antiguo Palacio del Buen Retiro. El Salón De los Reinos o Salón de Reinos, debe su nombre a la escritura que se aprecia en las bóvedas principales de la estructura con los nombres y los escudos de los reinos sometidos a la monarquía española de 1635», comenta de forma introductoria el director Adjunto de Conservación e Investigación del Museo del Prado, Andrés Úbeda, mientras señala con la mirada el techado de la sala. Este es el cuarto edificio que se añade al ejercicio de agregación del campus del Prado y que llevaba desde 2009 protagonizando un Plan de Actuación prolongado en el tiempo que tenía por objetivo la recuperación íntegra de la base original del portento arquitectónico y su progresiva mejora.

Resultado prometedor

Es ahora cuando el Museo comienza de manera oficial el inicio de una obras que tal y como vaticina Úbeda, serán capaces de satisfacer las necesidades de ampliación del mismo: «No podemos confirmar cómo será el campus del futuro, pero sí sospechar que las necesidades quedarían completadas con la rehabilitación arquitectónica de este edificio». Son dos las figuras que encabezan la materialización de estos cambios. Por un lado, el propio Museo se encargará de la recuperación y restauración de elementos no originales del siglo XIX pero vinculados a la historia del inmueble como la denominada «Sala Árabe» o las esculturas exteriores, junto con los escudos y relieves de la fachada, mientras que, por otro, los estudios de arquitectura de Norman Foster y Carlos Rubio Carvajal encabezarán el proceso de rehabilitación arquitectónica y adecuación museística del espacio. Este último ejercicio se centra en una configuración que durará 30 meses de la cubierta abovedada ubicada en la tercera planta con mayor altura y anchura que el actual, configurando un enorme ventanal liberador de luz natural que configurará otra sala de exposiciones que se añade a las dos situadas en sendas plantas de abajo. El director lo tiene claro: «El resultado final, en una sola palabra, podemos decir que es prometedor».