Muere la gran diva y soprano Edita Gruberová

El mundo de la ópera acaba de perder a una de sus grandes artistas. Según informa “Frankfurter Allgemeine” y se hacen eco publicaciones especializadas de música clásica, la legendaria soprano eslovaca Edita Gruberová ha fallecido en Zúrich a los 74 años. Maestra de la coloratura y reina del “bel canto”, es considerada una de las voces más importantes de la historia de la música, dejando así un impecable legado y una leyenda en torno a su gran talento y trayectoria profesional.

Nacida en Bratislava en 1946, Gruberová debutó en la ópera de su ciudad natal en el papel de Rosina para “Il barbiere di Siviglia”. Y fue en 1969 cuando su éxito comenzó a despegar: interpretó a la Reina de la Noche en “La flauta mágica”, de Mozart, con tal maestría que se convirtió en solista de Viena, así como en la estrella de la ópera del momento, especialmente en los papeles de coloratura. Desde entonces, su carrera ha transcurrido por los mejores escenarios del mundo: desde La Scala de Milán en 1987 hasta el Covent Garden de Londres, pasando por la Metropolitan Opera de Nueva York, donde interpretó de nuevo a la Reina de la Noche en 1977, o el Festival de Salzburgo, con “Don Carlo”, en el mismo año.

En cuanto a España, su voz deslumbró principalmente en el Teatro del Liceo de Barcelona, donde actuó con frecuencia y era considerada una de las intérpretes capitales de la ópera “Lucrezia Borgia”, de Donizetti. “Tenía una increíble técnica vocal, un registro agudo brutal y una gran personalidad”, afirma Joan Matabosch, actual director artístico del Teatro Real y anteriormente en el Liceu, a “La Vanguardia”.

Asimismo, Gruberová también era brillante en óperas belcantistas tan importantes como “Maria Stuarda”, “Roberto Devereux”, “Anna Bolena” y “Norma”, de Bellini. Así como hizo historia como la Zerbinetta de “Ariadne auf Naxos”, de Strauss, o Gilda en “Rigoletto”, de Verdi. Un repertorio que, según resume el actual director artístico del Liceo, Víctor Garcia de Gomar, fue tan impecable que “con su muerte se va toda una época”. “Permanecerá el recuerdo de las noches inolvidables, auténticas páginas doradas de este teatro. En mi álbum personal quedarán imborrables sus encarnaciones de las Reinas Tudro, de Zerbinetta, Lucia di Lammermoor, Marie o, quizá, una más controvertida Violeta Valery de ‘La Traviata’”.