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Descubriendo a Fanny

Una auténtica primicia la que nos brindaba la Universidad Autónoma en su ciclo organizado por CSIPM y como remate de la última temporada programada por Begoña Lolo
LR
La Razón
  • Arturo Reverter

    Arturo Reverter

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Obras de Fanny y Felix Mendelssohn. Soprano: Mª Eugenia Boix. Mezzo: Olga Syniakova. Tenor: Pablo García-López. Barítono: Isaac Galán. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Coro El León de Oro. Director: Thomas Zehetmair. Auditorio Nacional, Madrid, 28-V-2022.
Una auténtica primicia la que nos brindaba la Universidad Autónoma en su ciclo organizado por CSIPM y como remate de la última temporada programada por Begoña Lolo: el “Oratorium nach BIldern der Bibel”, la “Cantata del cólera”, compuesta en 1831 por Fanny Mendelssohn, la hermana mayor del gran Felix, que se estrenaba en España. Como mujer que era y por demanda paterna, Fanny centró su actividad fundamentalmente en sus deberes conyugales, sus trabajos domésticos y didácticos antes que en la creación musical estricta. Aun así compuso casi 500 obras, la mayoría para piano solo y para piano y voz.
No descuidó sin embargo otros ámbitos, y en el concierto que comentamos se da prueba de ello. Fanny desarrolló un estilo propio lleno de sutilezas en el terreno armónico y melódico, con una clara influencia del contrapunto doble que había estudiado con Carl Friedrich Zelter, maestro asimismo de Felix. El oratorio nos llega en la edición preparada en 1982 por la directora y musicóloga Elke Masha Blankenburg. Tan benemérito propósito ha siso retomado ahora para rendir homenaje a las víctimas del COVID.
Podemos destacar entre sus 15 números el 4, marcado y guerrero, el 7, acompasado y afirmativo, el 11, de aire tan valsístico, y el 15, que desde el piano va creciendo hacia la luz con presencia de los timbales, coronado por una fuga con todas las de la ley. Exultante conclusión a lo Haydn. Muy bella música, que tuvo como solistas femeninas a la soprano María Eugenia Boix, expresiva y delicada, aunque en permanente lucha con un acusado vibrato, y a la “mezzo” Olga Syniakova, de instrumento redondo, sonoro, bien puesto, rico y esmaltado, oscuro y templado, débil en graves (en realidad nos parece más bien una soprano “spinto”).
Los dos hombres fueron el barítono Isaac Galán, de buen color y metal adecuado, y el tenor ligero Pablo García López, que apechugó con la única aria de la obra, “Ich bin elend und ohnmachtig”, una página nada fácil, de amplia interválica, con escaladas continuas al La y Si bemol agudos, que resolvió satisfactoriamente a su modo, con valentía y arrestos, aplicando su técnica de emisión abierta y curiosamente templada. Es página que requiere una voz de mayor enjundia dramática. Los cuatro solistas estuvieron perjudicados por el inclemente acompañamiento de Zehetmair, que no supo o no quiso modular y apianar, de tal forma que bastantes de las notas más graves quedaron ocultas.
No mostró mayor finura el director y violinista austriaco en las otras dos obras del concierto que de todos modos construyó con cierta pericia empleando una técnica gestual desabrida de brazos adelante y atrás, un tanto desgalichada, que determinó al menos una solidez expositiva y una lógica discursiva. Ordenada y fluida la muy bella “Obertura en Do mayor” de Fanny y adecuadamente desarrollada la “Sinfonía nº 5″ de “La Reforma” de Felix, en la que nos gustó el contraste “forte”-piano entre el tema inicial del “Andante” y su contrapartida, el del famoso “Amén” de Dresde (localizable también entre otras obras en el “Preludio” de “Parsifal” de Wagner)-. La “Sinfonía” fue encauzada por senderos rectilíneos, aunque con numerosos pasajes faltos de limpidez. Buen éxito final ante un Auditorio mediado.