Rufus Wainwright quiere ser el emperador Adriano
El cantante y compositor llega a Madrid con su segunda ópera, “Hadrian”, invadida por el amor homosexual de su protagonista y por las imágenes de Mapplethorpe
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George Bernard Shaw definió la ópera como aquello que sucede cuando un tenor quiere a una soprano y, entonces, el barítono trata de impedirlo. Pero la máxima se rompe con piezas como el Hadrian con el que el Teatro Real termina su temporada operística. «Aquí el barítono es el que va a por el tenor y es la soprano la que trata de impedirlo», sonríe Jorn Weisbrodt, director de escena. «El cambio más significativo es que, por primera vez, el núcleo de la ópera refleja una relación amorosa homosexual pero tratada con el mismo cuidado que las demás historias. Es épico, pues sitúa la homosexualidad en el mismo pedestal que la heterosexualidad», aseguraba ayer Weisbrodt.
Pero el padre indiscutible de este Hadrian es su pareja de baile entre bambalinas, Rufus Wainwright, cantautor canadiense-estadounidense que aquí se pone el mono de compositor en lo que es su segunda ópera (tras Prima donna), aunque, esta vez, la paleta musical será «más oscura y potente», asegura, que en su debut en el género. De hecho, Adriano fue su «primera inspiración» para escribir una ópera, pero terminó dejándolo para más adelante. Y así llegó en Toronto, en 2018, un estreno que no se ha vuelto a representar hasta ahora (Real, el 27 de julio, y Festival Castell de Peralada, el 29); eso sí, llega en la versión de «concierto semiescenificado». «Es el reflejo de una primera fase de ensayos. Un recorrido en el que el director va explicando los personajes y los cantantes los interpretan también por primera vez. Así, el público puede soñar con su propia adaptación», defiende Wainwright de un título que protagoniza Thomas Hampson, «la persona más heterosexual que existe, pero encarna el papel desde la inteligencia y ha velado siempre para que la historia y su interpretación se mantuvieran fieles», apunta Weisbrodt.
Además, el barítono estará acompañado de Ainhoa Arteta (Plotina), Santiago Ballerini (Antinous), Rubén Amoretti (Turbo) y Vanessa Goikoetxea (Sabina), y del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y la dirección musical de Scott Dunn. Por su parte, no se planteó Rufus subirse a escena y demostrar sus dotes de cantante, algo que, sin embargo, sí hizo ayer en las Noches del Botánico para disfrutar junto a sus colegas de Pink Martini: «No canto en las óperas que compongo, pero sí tomo fragmentos de ellas para luego introducirlos en mis espectáculos», confiesa.
Así, todo comenzó con Marguerite Yourcenar, con su libro Memorias de Adriano. Lo leyó y «quise ser él», afirma. «A partir de ahí, y de leer todo lo que se ha escrito sobre él, mi obsesión fue llevar la historia al presente». Era la «chispa», dice, aunque Hadrian no se base literalmente en el libro: «Hemos creado una historia totalmente diferente. Lo bueno que tiene una ópera es que escoges personajes históricos y puedes hacer lo que quieras con ellos. Más con Adriano, cuyos logros fueron ocultados por su homosexualidad. Casi inmediatamente después de la muerte de Adriano, los dictados patriarcales de la humanidad se apoderaron de la narración, dejando que la patética observación antigua de que “lloró como una mujer” cuando Antinoo se ahogó ensombreciera todos sus logros».
La novela de Yourcenar inspiró a Wainwright y, «al menos, a tres generaciones de hombres homosexuales», continúa: «Me asaltó al instante la idea de transformar este tema histórico en forma de ópera. Tanto su naturaleza íntima como su salvaje grandeza parecían perfectamente adecuadas para lo que la ópera hace mejor: crear una hiperilustración de las oscuras vidas interiores de las personas que se enfrentan a formidables circunstancias exteriores y, al mismo tiempo, recorrer musicalmente las dimensiones surrealistas de lo que hay entre ellas –explica el compositor–. En mi opinión, ninguna otra forma teatral retrata verdaderamente la vida en una miríada de colores vibrantes y brillantes como lo hace la ópera, y la historia del emperador romano Adriano es un diamante perfectamente tallado para esa tarea». Y Wainwright añade más sobre esta ópera «atemporal con vínculos en España»: «No hemos sentido dudas sobre la posible aceptación de Hadrian porque Madrid es un punto de esperanza y aceptación del mundo homosexual. Además, el Real es el mejor teatro de ópera internacional», comentaba el neoyorquino en rueda de Prensa ante la sonrisa de un orgulloso Matabosch, director artístico del Real.
Y, más allá de que Hadrian cuente la historia del emperador romano que construyó en Britania el muro que lleva su nombre, otro de los alicientes de esta «semiescenificación» está en el poder de sus imágenes, las fotografías de Robert Mapplethorpe, una selección de instantáneas que se mezclan con animaciones y partes del libreto de Daniel Mcivor. «Tiene el ojo de un artista de formación clásica. Sus temas lo son: el amor, la muerte, el deseo la belleza, el poder... son elementos esenciales de nuestro universo emocional y sexual», añade Weisbrodt de unas imágenes potentes. Ya lo dijo el propio Mapplethorpe: «Veo cosas como nunca se han visto antes».
- Dónde: Teatro Real, Madrid / Castillo de Peralada, Gerona. Cuándo: 27 de julio / 29 de julio. Cuánto: de 11 a 151 euros / de 55 a 125 euros.