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Ramón Almazán, hijo predilecto de Valencia

Alma Mater de la música en Valencia, pocos merecen la distinción que se le otorga a este simple aficionado que se convirtió en un gran programador

Orquesta de València
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El alcalde de Valencia, Joan Ribó ha nombrado Hijo Predilecto de Valencia a Ramón Almazán, formando parte del grupo de siete reconocimientos elegidos para el 4 de Octubre. La concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello, dio a conocer la relación, integrada por propuestas de cada grupo municipal. Uno de los homenajeados será Almazán, figura relevante en el panorama cultural valenciano, que consolidó con su trabajo en el Palau de la Música durante lustros.

Almazán fue Subdirector de Música e Intendente de la Orquesta de Valencia hasta 2015. También miembro del Consejo de Administración del organismo autónomo municipal Palau de la Música, Congresos y Orquesta de Valencia, desde su fundación en 1993. Así mismo presidió la Sociedad Filarmónica de Valencia. En 2008 afirmó que se jubilaría en 2010. Entonces, con 65 años, bromeó alegando que «dentro de tres años tendré una edad venerable, no quiero llegar a aburrir al público o a la orquesta». No lo hizo. Padeció un ictus y pese a ello siguió dirigiendo los destinos musicales del Palau de la Música con tino y acierto. Se convirtió en mucho más que la mano derecha de la presidenta Mayrén Beneyto, incluso más que en su consorte. Fue el pilar musical sobre el que se construyó el auditorio del Paseo de la Alameda. Elaboró su programación y fue decisivo en el crecimiento de la Orquesta de Valencia, así como de sus giras por Europa, incluida una visita a la República Checa y Alemania, y otra Turquía e Italia.

Lo suyo era la Filosofía, que durante treinta años enseñó en la Universidad de Valencia, pero era la música la que latía en su corazón. Hasta que una mañana cambió una disciplina por otra y pasó a programar el Palau de la Música de Valencia. La primera vez que escuchó música fue en 1954, cuando acababa de cumplir once años. Fue con una «Madama Butterfly» junto a sus padres en los Jardines de Viveros y se quedó impactado. Empezó entonces a escuchar ópera y zarzuela, que en aquel momento era la entrada de mucha gente joven a la música. Así se convirtió en un aficionado. Para él «la Filosofía es la manifestación de un modelo de entender la realidad a nivel racional y la música es un modelo de entender la realidad a nivel sentimental, algo que también es racional porque para componer música hay que saber de muchas disciplinas. Hay una relación entre ambas en la medida en que la música de cada época tiene cierta unión con la Filosofía: Bach y Leibniz; Hegel y Beethoven; Wagner y Schopenhauer...». Se sentía orgulloso de haber programado mucha ópera en versión de concierto y ciclos de música de cámara, barroca y lied, pero sobre todo mucha música postromántica. Los músicos de la Orquesta de Valencia le aplaudieron intensamente cuando se despidió del Palau en un acto íntimo en 2015. En 2011 donó su fondo musical y fonográfico a la institución. En total eran 1.327 CD, 524 de ellos de música sinfónica y de cámara, y otros 803 dedicados al mundo de la ópera que abarcan diversos periodos, en especial los belcantistas y veristas. Asimismo se incluían 358 vinilos y 206 grabaciones de DVD y VHS.

Alma Mater de la música en Valencia, pocos merecen la distinción que se le otorga a este simple aficionado que se convirtió en un gran programador.