“Il Trovatore” vuelve al Liceo
Àlex Ollé (La Fura dels Baus) dirige la producción escénica ideada para la Ópera de París en coproducción con la Ópera de Holanda de este clásico de Verdi
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Manrico, el poeta de la Edad Media, se trasladó en el Gran Teatro del Liceo barcelonés en medio de la Primera Guerra Mundial gracias a una interesante y algo protestada producción escénica ideada por Àlex Ollé (La Fura dels Baus) para la Ópera de París, en coproducción con la Ópera de Holanda. Un cambio de época que crea incoherencias por su modernidad en comparación con los hechos que narra el libreto, pero que a nivel escénico la actualización, al realizarse de forma sugerente, crea momentos de impacto en los espectadores gracias a una eficaz y plástica escenografía de Alfons Flores, basada en grandes bloques de hormigón (inspirados en el Monumento al Holocausto de Berlín) que suben y bajan a discreción creando diferentes estructuras, lápidas o trincheras, junto a un correcto vestuario de Lluc Castells y a una excelente iluminación a cargo de Urs Schönebaum.
Es indiscutible que se trata de una de las mejores óperas de Verdi a pesar de un libreto enrevesado y poco creíble de Salvatore Cammarano, basado en la obra romántica de teatro El trovador (1836) del español Antonio García Gutiérrez. Un título que debe de ser defendido vocalmente por cuatro grandes cantantes como los reunidos en el Liceu para la ocasión. Lástima que la madrileña Saioa Hernández, que debutaba oficialmente en el coliseo con una ópera tras una sustitución anterior, no estaba en perfectas condiciones al estar saliendo de una reciente enfermedad, según se anunció al comienzo de la función. A pesar de ello se pudo disfrutar de una Leonora de amplios medios vocales, de voz aterciopelada y de gran elegancia que dejó con las ganas de escucharla en plenas facultades y disfrutar de su excelente instrumento, que la ha llevado a triunfar en los principales teatros del mundo.
A su lado sobresalió el Manrico del italiano Vittorio Grigolo, un tenor lírico que está asumiendo papeles más dramáticos y que brilló con luz propia gracias a un timbre broncíneo de gran calidad en todo el registro que casó perfectamente con el resto del reparto y que fue de un gran nivel desde la romanza del primer acto, en los dúos con el resto de personajes y en el aria y cabaletta “Ah sì, ben mio… Di quella pira” del tercero cantada con solvencia, siendo el más aplaudido de la velada. El barítono Juan Jesús Rodríguez fue otro de los puntales de este popular título verdiano gracias a una voz redonda, amplia y cálida de gran belleza y homogénea emisión en todo el registro, perfecta para un Conde de Luna de manual, siendo muy aplaudido y vitoreado por el público.
Para redondear el cuarteto protagonista sorprendió la debutante mezzosoprano uzbeka Ksenia Dudnikova gracias a un instrumento de gran profundidad, sonoro y de enorme proyección que hizo las delicias del público en sus diferentes arias, pero especialmente en su impactante “Stride la vampa”. Completaron el elenco el excelente bajo Gianluca Buratto como Ferrando, el interesante Ruiz de Antoni Lliteres y la correcta Inés de Maria Zapata. Excelente, nuevamente, la labor del director italiano Riccardo Frizza en el podio liceísta, capaz de conjuntar a todos los protagonistas con la excelsa partitura verdiana con toda su fuerza, emotividad, teatralidad y preciosismo en el detalle, gracias también a una brillante labor del Coro del Liceu, especialmente en las cuerdas masculinas. ¡No se la pierdan!