Al diablo, Ginger Baker
El genio de la batería ofrece un soberbio concierto de jazz en el Ciclo Son Estrella Galicia
Creada:
Última actualización:
Es un tipo impredecible, de talante tan amargo como soberbio es su dominio de la batería. Ginger Baker es una leyenda como es debido: fue uno de los instrumentistas más grandes del rock en Cream y Blind Faith y sus incontrolables arrebatos tanto musicales como de ira le elevaron a categoría de leyenda. Ha pisado el infierno en un par de ocasiones. Anoche, en su actuación en el Ciclo Son Estrella Galicia, nadie las tenía todas consigo antes de empezar. Pero la enorme interrogación que flotaba en el ambiente se disipó cuando Baker se situó tras su instrumento favorito. Ahí estaba infalible a sus 74 años, con el gesto estricto, la mirada severa, sentado muy erguido y rejuveneciendo los compases, más mermado cuando acaban las canciones.
Y es que cuando se baja de la batería cualquier cosa puede ocurrir. Que se lo pregunten a los periodistas a los que despidió blandiendo insultos iracundos el día antes, cuando una pregunta malinterpretada desató la tormenta. Baker se marchó dejando muchas preguntas pendientes, pero cualquiera que haya visto el documental "Beware of Mr Baker"(2012) se hace a la idea. Esa película le ha devuelto a la categoría de héroe moderno y ha permitido acercarse a sus interminables solos de batería a quienes no le conocían de cerca, más allá de "Do What You Like", esa brutalidad de tema que cierra el único disco de Blind Faith.
Baker tiene una personalidad excesiva que le lleva, de un lado, a renegar del rock y al mismo tiempo reclamar la autoría de "The Sunshine of Your Love"un tema que, según dice, le "robó"Jack Bruce. Fue un pésimo gestor de sus iras y sus vicios, la heroína, y dejó tras de sí un rastro de tierra quemada emocional: cuatro mujeres incluidas. A la primera la abandonó por la hermana del novio de su hija y cumplida la setentena compartía su vida con una joven surafricana de 27. Para más detalles, ver película.
En lo que se mostró fiable fue en la sección rítmica de su concierto madrileño. Al frente de su cuarteto, Ginger Baker's Jazz Confusion (integrado también por Alec Dankworth, Pee Wee Ellis y Abass Dodoo) el diablo pelirrojo se entregó a lo único que le interesa desde hace tres décadas, el jazz, la música que le inició. Y se ciñó en el Teatro Lara a su último repertorio, el del disco "Why?", que comenzó interpretando fiel al orden, con "Twelve and More"después de presentar a su grupo, que incluye el mejor bajista que ha tenido nunca (chúpate esa, Jack Bruce) y a sus "amigo y guardaespaldas"Dodoo.
Después vendrían "Ginger Space"y "Aïn Temouchent", una canción que Baker dijo haber escrito "en Argelia bajando de las montañas del Atlas en mi coche a toda velocidad hasta que me salí de la carretera y terminé con el coche encima de un olivo", según narró casi sin aliento. Pero quizá esta es otra de sus historias que se quedan en verdad a ratos. Tras un descanso que terminó fiel a su arbitrio, dejando espectadores fuera y reingresando en el escenario con las luces encendidas, recomenzó con "Cyrill Davies", a la que siguió "St. Thomas", un maravilloso tema de Sonny Rollins en el que asumió un papel más protagonista. Como estaba previsto, sonó "Aiko Biaye"y en ningún caso se acercó siquiera al rock como había prometido. Y en ese momento, se levantó exhausto, se tambaleó ligeramente, y volvió a marcharse un minuto.
Al volver, dijo: "He perdido amigos y lo he perdido todo muchas veces en mi vida y pienso una sola pregunta. ¿Saben cuál es?: ¿Por qué?". Y entonces empezó "Why?", el tema que da nombre al disco y para el que pidió al público que cantase la sílaba del título al ritmo de su bombo. Y al terminar la canción se fue dejando la pregunta en el aire. Seguramente se iba pensando lo que tantas otras veces. "¿Por qué? Al diablo!".