Almudena Heredero: «No existe una burbuja de festivales»
Queda poco más de un mes para que el festival abra sus puertas, por primera vez, en Madrid
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El cartel es enorme, tanto o más que las instalaciones de la Ciudad del Rock, de Arganda del Rey, donde dentro de poco más de un mes (del 8 al 11 de junio) debuta en la historia el Primavera Sound de Madrid. El reto es mayúsculo, porque se prevén 200.000 asistentes durante tres días, que deberán recorrer la distancia que separa la capital del recinto durante el día, la noche y la madrugada. Pero todo está estudiado para que la llegada del evento, pura marca Barcelona a la capital, sea un éxito. Su directora, Almudena Heredero, tiene «más emoción que nervios» pocos días antes de trasladar su «residencia» a Arganda.
La primera pregunta se responde sola viendo el lugar en el que hablamos. Una oficina de cuatro plantas de Primavera Sound en Madrid. Eso indica que hay voluntad de arraigo.
Venimos para quedarnos. Todo surge a partir de la experiencia del año pasado en Barcelona, cuando el festival se celebró en dos fines de semana y comprobamos que había una demanda de más. Así que, dada la vinculación que existía con Madrid en el pasado, pensamos que era el momento idóneo para plantear un modelo espejo de festival en un momento en que Madrid brilla en muchos sentidos. Así que no es algo efímero. Hay un equipo de trabajo permanente en esta oficina y el proyecto es implicarnos en la vida cultural y social de la ciudad. Yo, como madrileña, que trabajo desde hace 12 años con Primavera estoy convencida de mi ciudad.
En el pasado siempre se ha descartado la posibilidad de hacer algo grande en Madrid. ¿Qué ha sido decisivo para el cambio?
La pandemia supuso un momento de reflexión y se presentó la opción de ocupar dos fines de semana. Ver que había opciones de cambiar el modelo y de estar en dos referentes culturales como Barcelona y Madrid lo convertían en una ocasión idónea. Y aquí se nos recibió con los brazos abiertos.
¿Cuál ha sido la respuesta institucional?
Muy positiva. Sobre todo la colaboración en aspectos como la seguridad, movilidad, licencias, el acuerdo con Arganda... son muchos y muy diversos aspectos que han requerido mucho trabajo. Esto arranca en febrero o marzo del año pasado y necesitamos ese entendimiento porque el Primavera no sucede solo en el recinto, sino que está en la ciudad. Tenemos vinculación con salas de conciertos y centros culturales.
¿Esa colaboración incluye subvenciones?
El festival como tal no está subvencionado. Requerimos colaboración institucional para proyectos vinculados, como el primavera Pro, y la movilidad, que es muy importante. Es necesario para desplazar al público en condiciones de comodidad y de fluidez. Sí que tenemos apoyo institucional para eso, pero igual que en Barcelona no se recibe ninguna subvención, aquí tampoco.
El gran desafío que puede arruinar (o no) el festival es el transporte. Hay bastante distancia y puede pasar que termine Depeche Mode y salgan 25.000 personas a la vez.
El festival es un desafío pero tenemos mucha experiencia en Barcelona y otras ubicaciones. Desde el momento en que elegimos Arganda, asumimos que ese era el reto. Nuestro público no es solo cuando entra, sino desde que adquiere su entrada. Llevamos un año trabajando en el plan de movilidad con una empresa de ingeniería que son expertos en movilidad de grandes públicos para organizarlo de acuerdo a las distintas preferencias de horarios. Buscamos un sitio donde haya cabida para un número de lanzaderas muy importante para trasladar al público permanentemente desde el mediodía hasta la madrugada. Habrá lanzadera, servicio de taxis y la disposición de parking, aunque limitado, porque queremos limitar el vehículo privado.
¿Son conscientes de que puede ser un cuello de botella?
Lo somos y hemos hecho un esfuerzo muy importante. Inédito. Lo hemos asumido y hemos puesto todos los medios posibles.
El año pasado hubo polémicas, sensación de maltrato al público en varios festivales, incluido el Primavera de Barcelona.
De todas estas cosas se toman lecciones y se tiene en cuenta lo que el público indica. Sería bobo obviarlo. Aprendemos y tenemos contacto con las instituciones. Guardia Civil y Policía nos ayudan a desarrollarlo de forma adecuada.
El recinto es grande pero lleva unos años de barbecho. ¿Será espejo del de Barcelona?
No ha estado abandonado del todo, porque A Summer Story se ha hecho allí, y sigue. Pero nosotros queríamos que respirara del espíritu Primavera Sound y ha sido acondicionado y ampliado. Hay muy poquitas diferencias en cuanto a la programación. Los horarios no están publicados, aunque sí definidos y el número de escenarios es el mismo, puede que difiera alguna activación de marca.
¿Cuántos espectadores asistirán?
Son datos que daremos afinados cuando se acerque del todo la fecha, pero calculamos unas 200.000 personas a lo largo de todo el festival. El aforo es enorme, pero de cara a la movilidad hemos priorizado una afluencia que garantice que podemos mover al público con eficiencia más que la capacidad del recinto. Priorizamos la comodidad en esta primera edición.
¿La venta va conforme a lo previsto? ¿Cómo se distribuye el origen del público?
En la línea de lo esperado. Falta tiempo, pero estamos muy contentos. En Madrid habrá más nacional que en Barcelona, pero hasta un 30 por ciento será internacional.
Primavera Sound expande su marca y otros festivales también. Desde hace años se habla de ello ¿existe una burbuja de festivales?
Yo no hablaría de burbuja, ni muchísimo menos, en un país como el nuestro en el que las cifras se han consolidado. La demanda existe y nos hace un país de referencia. Y hay diversidad en cuanto a los tipos de festivales. No hablaría de un exceso de ellos. 2023 va a ser de consolidación de modelos, casi todos tienen cabida.
Habrá tres Primavera Sound –Barcelona, Oporto y Madrid–en muy poco tiempo ¿se hacen la competencia a sí mismos?
Nos fortalece, teniendo en cuenta de que somos un festival independiente más allá de las grandes corporaciones. Esa posibilidad de contratar artistas para no una, sino tres actuaciones, nos permite traer nombres que puede que no nos pudiéramos permitir en condiciones ventajosas.
Los costes de las giras han aumentado exponencialmente.
Todo. Han subido los de electricidad, transporte, producción, de alquiler, los viajes y alojamientos... un encarecimiento que todos hemos notado. El personal técnico cualificado, por ejemplo. Cuesta encontrarlo. Incluso los visados son problemáticos hoy.