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Christina Rosenvinge: «La música está muy masculinizada»

Después de tres décadas en activo, sigue poniéndose retos, como demuestra en «Lo nuestro», un disco de rock visceral que presenta la próxima semana en Madrid.

«No sólo tienen que abrirse paso las mujeres, nos tienen que dejar pasar», afirma
«No sólo tienen que abrirse paso las mujeres, nos tienen que dejar pasar», afirmalarazon

Después de tres décadas en activo, sigue poniéndose retos, como demuestra en «Lo nuestro», un disco de rock visceral que presenta la próxima semana en Madrid.

Es toda una superviviente del pop nacional después de más de 30 años en la brecha. Pero Christina Rosenvinge mira al futuro con fuerzas renovadas. Así lo demuestra «Lo nuestro», un disco de rock crudo, oscuro y visceral que supone su debut dentro de El Segell, la discográfica del festival Primavera Sound. La madrileña lo presentará en directo en Joy Eslava. Un concierto que a buen seguro mostrará su lado más felino y experimental.

–«Lo nuestro» es su disco de sonoridad más cruda y visceral. ¿A qué se debe el cambio?

–En los álbumes anteriores las canciones más potentes eran las más intimistas y en este disco, tras haber tocado en directo durante un tiempo, tenía la necesidad de cambiar de ritmo. Son canciones más enérgicas y más rock.

–El álbum apela al instinto de supervivencia, a las emociones primarias por encima de la razón. ¿El proceso de componerlo y grabarlo fue intuitivo?

–Todo lo que hago está meditadísimo y después vuelvo sobre ello una y otra vez. Escribo muchas canciones de las cuales descarto la mayoría a la hora de grabar, las letras las reescribo muchísimo. Cuando grabo a lo mejor sí que hay más frescura, pero me gusta mucho hacer las cosas y reposar, verlas fríamente. Yo llego a los sitios con trabajo hecho.

–La atmosfera es casi gótica, fantasmal.

–Ese mundo oscuro donde las emociones se desbordan es muy atractivo para mí, es el reverso del mundo real. Escribo mucho desde ese punto de vista.

–Ha cambiado varias veces de piel musical. ¿Necesita de esos retos para seguir adelante?

–En eso sí que funciono más por intuición. En ciertos momentos necesitas una cosa u otra, y tiene mucho que ver en cómo adecuas tu criterio interno al exterior. En ese sentido, para mí la experimentación, el riesgo, hacer cosas que uno no controla del todo y tener que volver a aprender, sirve para mantenerse fresco y joven. Si rehaces lo mismo una y otra vez, llega un momento que ya te has dicho todo a ti mismo y pierde el sentido, caes en el hastío.

–«La tejedora» es un tema sobre la maternidad inspirado en una obra de Louise Bourgeois.

–Llevaba tiempo queriendo escribir una canción sobre el tema sin caer en los tópicos. Y se me ocurrió cuando vi la escultura de Bourgeois titulada «Maman», obra que hizo el mismo año en el que fui madre por primera vez. Leí la interpretación que ella hacía y tomé ese camino, el de la comparación con una araña que teje su casa con su propio cuerpo. La maternidad implica en cierto modo un vivir hacia adentro y observar, un sacrifico sobre todo, y hasta cierto punto una limitación, aunque a veces sea algo impuesto por la sociedad.

–A raíz de la canción le invitaron a inaugurar una exposición sobre Bourgeois en el Museo Picasso de Málaga.

–Fue una de las mejores experiencias que he tenido últimamente. La posibilidad de tocar la canción ahí al lado de la obra... Además, no sólo pude hacer el concierto, sino también una visita guiada con mi propia interpretación de su obra.

–Inició su carrera en el mainstream. ¿Qué aprendió de sus años como estrella del pop?

–En mi caso esos inicios por un lado me han servido para desmitificarlo, no desear el éxito masivo a cualquier precio porque soy muy consciente de la parte negativa que conlleva; pero por otro también tengo que estar muy agradecida porque eso me ha dado la oportunidad de tener una carrera muy larga.

–¿Qué piensa sobre el hecho de que, a estas alturas, las mujeres aún tengan tan poca presencia en la programación de los festivales más importantes?

–Es una combinación de factores, no se puede simplificar. Pero ciertamente los programadores deberían prestar atención y hacer carteles más equilibrados. Eso potenciaría que hubiera más grupos con chicas, es una cuestión de tener modelos de los que aprender o en los que inspirarte. Y en ese sentido la música está muy masculinizada. No sólo somos las mujeres las que tenemos que abrirnos paso, sino también que nos dejen pasar. En muchos casos los programadores son hombres que eligen música con la que se identifican. Es algo que hay que revisar.