Crystal Fighters bailan reguetón

El grupo vasco acerca su «rave» con txalaparta a los sonidos de América Latina.

No es algo demasiado frecuente que un grupo de origen anglosajón se atreva a dar protagonismo a la tradición latina. Casos hay, claro, pero pocas bandas se atreven a hacer su propia lectura de un estilo que muchos consideran de menor categoría. «Nos encanta el hip hop, y ese ritmo teníamos muy claro que iba a entrar en el disco. Pero desde hace años nos interesa la música que se hace en Latinoamérica y América Central y por supusto que también el reguetón y el ritmo tropical nos interesa», comenta al teléfono Sebastian Pringle, cantante de Crystal Fighters sobre la fórmula «rave» verbenera de su nuevo disco, que presentan hoy en Madrid y mañana en Murcia.

En este trabajo, la inspiración y el acercamiento a la América hispana se sustancia en las colaboraciones de los colombianos Bomba Estéreo y la chilena Soledad Vélez, a los que admiran artísticamente. «Nos encanta su estilo, su vibración y la energía de su música. Sabemos que es frecuente que los países del norte no tengan esa curiosidad, pero para nosotros es natural porque siempre buscamos tender puentes entre culturas y fomentar la unidad de todo el mundo, independientemente de su raza, religión o cultura. Todos estamos unidos por los mismos sentimientos. Y el norte tiene mucho que aprender del sur en todos los sentidos», dice el vocalista.

Con «txalaparta»

También mantienen, en un breve corte de su nuevo álbum, su instrumento fetiche, la «txalaparta» que era tan característica en sus orígenes. «Seguimos vinculados al País Vasco, es como mi casa. Viví allí seis meses para empaparme de la cultura y de la música tradicional y sigo vinculado a ello. Siempre que puedo me escapo una temporada. Nos sucede eso en España, en todas partes. Sentimos muy cercana la energía de la gente», explica el británico. Además, esta noche en Madrid les acompañarán los vascos Belako. «Gaia & Friends» tiene también un mensaje de corte ecologista, pues Gaia es un término asociado a la madre naturaleza. «Sí, la Tierra nos preocupa. En la banda sentimos que pertenecemos a una única gran familia y que hay que ser respetuoso con los demás porque somos parte de un todo. Y, desde luego, no podemos existir si no mantenemos ese mismo respeto por la casa en la que vivimos, la que nos da cobijo y lo que necesitamos realmente». Su nuevo álbum, al margen del espíritu urbano y latino, mantiene sus coordenadas estilísticas: siguen sus silbidos y su ukelele marca de la casa. También la base electrónica y el espíritu festivo. «Nos gustaría que todo el que venga a nuestros conciertos sienta una mezcla de euforia, felicidad, energía y emoción. Y creo que pocos públicos como el español entienden nuestro mensaje».