¿Cuántas teclas tiene un piano y por qué son ese número?
El piano se inventó en 1709, pero ha sufrido muchas variaciones: originalmente tenía solo 54 teclas
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Hagamos un poquito de historia. El piano fue inventado por Bartolomeo Cristofori (1655 – 1731) en Italia a comienzos del siglo XVII como el último paso de una evolución de instrumentos que se remontan hasta muy antiguo. Hasta llegar a su forma actual se han ido decantando diversos avances sobre instrumentos de cuerda percutida creados desde muy antiguo, que, con el paso del tiempo, desembocó en lo que hoy conocemos como piano. Pero, ¿por qué tiene las actuales 88 teclas? ¿Cuál es la razón de ese número exactamente?
El primer antecedente de este universo sonoro de la cuerda percutida hay que buscarlo, como suele suceder con muchas cosas, en Oriente. Fue en Persia donde se utilizaba habitualmente el dulcémele (un címbalo) que hizo su camino hacia occidente, según diversos testimonios, traído por el pueblo gitano. El dulcémele se basa en el mismo principio, la cuerda percutida, pero en este caso no tiene teclas, sino que se hace golpear dos bastones metálicos para provocar la vibración y el sonido. El címbalo llegó a casi todas las culturas europeas, de Grecia a Escandinavia, y a España llegó en el siglo XII.
Sin embargo, además de como instrumento de cuerda percutida, al piano también lo podemos considerar una parte de la familia de los instrumentos con teclado. Ahí, el antecedente principal es el órgano, que utilizaba un teclado para mandar un chorro de aire a través de los tubos o pipas para hacer el sonido. Sin embargo, los artesanos realizaron mejoras sobre el órgano para desarrollar un instrumento que estaba un paso más cerca del piano, el clavicordio. Inventado en el siglo XIV, se hizo popular durante la época renacentista. Pulsando una tecla se enviaba una varilla de latón, llamada tangente, para golpear la cuerda y provocar vibraciones que emiten sonido sobre un rango de cuatro a cinco octavas. Además, permitía una ligera variación de los sonidos en función del peso con el que se golpeasen las teclas, claro antecedente de su sofisticado heredero: el piano.
Sin embargo, los músicos estaban insatisfechos por la falta del control que los músicos tenían sobre el nivel de volumen del clavicordio. Así que Bartolomeo Cristofori tuvo una idea: cambiar el mecanismo para que un martillo golpease las cuerdas en vez de rasgarlas. Así fue como creó el piano moderno en el año 1709. El instrumento fue hecho primero nombrado "clavicembalo col piano e Forte" (literalmente, un clavicordio que puede tocar sonidos suaves y fuertes). Esto se acortó al nombre común: "piano".
El piano que creó Cristofori contaba con 54 teclas, pero, a medida que el arte iba evolucionando, el rango del teclado fue creciendo para satisfacer las necesidades de los compositores que buscaban ampliar su potencial expresivo. Hablamos de la época dorada de la música clásica. Con el paso del tiempo, se fueron añadiendo teclas para representar cada vez mayores matices y mayor rango de sonido. Bach, por ejemplo, se sirvió de un piano con mejoras de Silvermann. Johann Andreas Stein (1728-1792) mejoró el mecanismo del piano Silbermann y desarrolló lo que más tarde se llamaría la acción vienesa, un nuevo sistema que se utilizó durante muchos años y ganó mucha popularidad: su piano lo adoptó Mozart. Mientras tanto, Johannes Cristoph Zumpe en Inglaterra introdujo novedades que fueron ampliadas por John Broadwood, aumentando la elasticidad de las cuerdas, y también fortaleciendo el marco. Produjo un toque con un menor sentido de resistencia y un sonido más potente. Beethoven escribió muchas obras maestras en este piano hecho por Broadwood.
En torno a 1890, el rango actual de 88 teclas era ya un estándar. El oído humano puede detectar sonidos entre 20Hz y 20.000Hz, aunque el límite de frecuencias que el cerebro humano puede identificar está en el mejor de los casos sobre 4.000Hz. Incluso si considerásemos ampliar el rango del teclado, las teclas graves adicionales serían poco más que un zumbido ininteligible, mientras que las agudas serían percibidas como disonancias desagradables, por lo que musicalmente no tendrían mucho sentido.
Pero lo recomendables son 88, siendo 52 blancas y 36 negras y un total de 7 ¼ octavas. En parte, las 88 teclas es lo más recomendables, porque es el número más ajustado a las capacidad acústica del ser humano. Puede que de utilizar más haya tonalidades agudas imperceptibles para nosotros.
No obstante, Bösendorfer fabrica un piano de 97 teclas, el Imperial de 290 cm. que añade 9 teclas adicionales en el registro grave proporcionando 8 octavas completas (de C0 a C8). Aunque son notas que no son tocadas regularmente y hay pocas obras que las requieran, su existencia hace que la tabla armónica sea más ancha y la posición del puente corto y la resonancia natural de sus cuerdas crean un sonido denso y complejo característico de este modelo.