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Lenguaje
El curioso origen de la expresión "hacer la 13-14" que ha vuelto a poner de moda Rosalía
La frase significa engañar, tomar el pelo o hacer una jugarreta a alguien, aprovechándose de que la otra persona no sabe algo o está despistada

Cuando Rosalía canta en La Perla que ese hombre es "el rey de la 13-14", no solo está ajustando cuentas sentimentales: ha resucitado una de las expresiones más interesantes del castellano coloquial. Desde que Lux, su cuarto álbum de estudio, salió el 7 de noviembre de 2025, la frase se ha colado en titulares, redes y memes, especialmente entre quienes quizá la habían oído en casa, pero nunca supieron de dónde venía.
Detrás de ese "hacer la 13-14" que ahora entona media España hay, en realidad, olor a grasa, cajones llenos de herramientas y muchas risas a costa del aprendiz de turno: el origen de la expresión está en los talleres mecánicos.
En La Perla, una rumba de desquite y heridas abiertas, la artista describe a un hombre manipulador al que corona como "rey de la 13-14". La frase funciona sola: aunque no sepas su origen exacto, entiendes que habla de alguien que engaña, enreda y juega con ventaja.
¿Qué significa exactamente y qué origen tiene?
En el uso actual, "hacer la 13-14" significa engañar, tomar el pelo o hacer una jugarreta a alguien, normalmente aprovechándose de que la otra persona no sabe algo o está despistada. Según los especialistas en lengua y curiosidades, alude a un engaño deliberado, pero no necesariamente cruel.
Para entender de dónde sale la expresión hay que entrar en un taller mecánico convencional. Allí, entre elevadores, coches medio desmontados y bandejas de tornillos, hay una herramienta imprescindible: la llave fija de dos bocas, con un tamaño en cada extremo.
Estas llaves se venden en parejas de medidas consecutivas: 8-9, 10-11, 12-13, 14-15, 16-17, 18-19, dependiendo del juego. En milímetros, siempre un número seguido del siguiente. Y aquí llega el truco: no existe ninguna llave 13-14. Lo que hay es 12-13 y 14-15; la combinación 13-14, simplemente, no se fabrica.
Con este pequeño detalle jugaban los veteranos del taller. Cuando llegaba un aprendiz nuevo, alguien le decía con toda seriedad: "Corre al almacén y tráeme la llave 13-14, que la necesito ya".
El novato, sin sospechar nada, se recorría cajas, paneles y cajones buscando una herramienta que jamás iba a encontrar. Si preguntaba, otro mecánico le mandaba a otra zona del taller o a otro compañero. Y así, durante un buen rato, mientras el resto contenía la risa.
Esa novatada basada en mandar a alguien a buscar algo inexistente se convirtió en costumbre en muchos talleres y acabó bautizando la expresión: a quien le hacían esa broma, decía que le habían "hecho la 13-14". Con el tiempo, la frase salió del ámbito del motor y se extendió al lenguaje cotidiano como sinónimo de engaño o jugarreta.
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