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David de María: «Disfruto más leyéndome que escuchándome»

El jerezano celebra dos décadas de carrera musical con «20 años», un disco recopilatorio de sus canciones más emblemáticas, que ahora suenan distintas, y tres temas inéditos.

David de María: «Disfruto más leyéndome que escuchándome»
David de María: «Disfruto más leyéndome que escuchándome»larazon

El jerezano celebra dos décadas de carrera musical con «20 años», un disco recopilatorio de sus canciones más emblemáticas, que ahora suenan distintas, y tres temas inéditos.

Como las oscuras golondrinas que aletean en los versos de Bécquer, David DeMaría vuelve con un nuevo sonido, más guitarrero y rockero, para erizar la piel y tocar la fibra de todos los que alguna vez se hayan cruzado con una canción suya. Tras dos décadas de trayectoria, regresa con el cuentakilómetros a cero, las ilusiones renovadas y acompañado por invitados de lujo. «20 años es el disco que más me gusta de mi carrera», confiesa un artista que sueña despierto, respeta el respeto, tiene alma de poeta y no se dedicaría a la música si no fuera por la composición.

–Sus canciones más emblemáticas ahora suenan de manera diferente.

–Sí, eso es lo más especial del disco. Hemos conseguido dar a las canciones una dimensión que ni yo mismo conocía. Ya ni me acuerdo de sus versiones originales.

–El resultado son 17 temas, de los cuales 3 son inéditos. Y uno de ellos, el primer single, se titula «Si pudiera». ¿Qué haría usted si pudiera?

–Pararía el tiempo. Y retrocedería para no cometer algunos errores.

–Póngame algún ejemplo.

–Haber dejado en ciertos momentos mi carrera en manos de gente que solo buscaba su enriquecimiento personal.

–¿Qué se le pasa por la cabeza precisamente ahora?

–Los nervios típicos ante un trabajo que resume mi carrera y con el que quiero volver a tocar la fibra de todos los que se han cruzado con una canción mía.

–¿Quién es la persona a la que más dice «Espérame»?

–Desgraciadamente a mi hijo, a quien cuando me voy a grabar le digo: espérame, que esta noche viene papi.

–¿En qué ha cambiado David DeMaría en estas dos últimas décadas?

–Te llevas los varapalos de las experiencias de la vida. Sigo siendo feliz en la ignorancia distraída.

–¿Y eso?

–Se es más feliz con el típico refrán de «ojos que no ven, corazón que no siente». Pero sigo teniendo la misma base de persona. Respeto el respeto y me siento valorado en este difícil mundo de la música. Veinte años después recojo los frutos.

–¿Soñó mucho para llegar hasta aquí?

–Soñar despierto es el principal ingrediente para luchar por todo. Yo soy de esos.

–Y de navegar en barcos de papel...

–Todos podemos llegar a ser tan frágiles como un barco de papel. Pero también podemos cruzar las peores tempestades y tormentas si ponemos toda nuestra fe e ilusión. Cuando nos vamos haciendo mayores nos olvidamos de la sencillez de las cosas, de la belleza natural, de lo que verdaderamente importa.

–¿Qué color tiene su destino?

–El de la mirada de mi hijo. Lo único que me motiva es dejarle un mundo mejor.

–¿Vive para cantar o canta para vivir?

–Empecé viviendo para cantar. Pero con los años te das cuenta de que tienes que cantar para vivir y salir de los líos en que te metes, sobre todo, con los bancos.

–¿David DeMaría y David Jiménez son la misma persona?

–Siempre he intentado que el personaje no supere a la persona. Si David DeMaría no es un artista multitudinario y mejor valorado es porque no he querido convertirme en un personaje.

–¿Disfruta más cantando que componiendo?

–Disfruto cantando lo que previamente he escrito. No me dedicaría a la música si no fuera por la composición.

–Es que usted tiene alma de poeta...

–Y de grupo, y de banda... y de encontrar en una pequeña estrofa lo que pueda sentir durante años. La magia de la palabra y de la música está muy poco valorada en una sociedad como la actual, que transita a una velocidad de crucero demasiado elevada.

–Pero, ¿cuáles son las diferencias entre escribir versos y canciones?

–El verso es libre, te deja cabalgar en el papel en blanco sin que nadie te tire de las riendas. Cuando escribes una canción, en cambio, eres más esclavo de la melodía.

–¿Y cómo sabe si lo que empieza a escribir terminará siendo una canción o un poema?

–Por la armonía. Si la melodía me llega al alma instantáneamente se me enciende la bombilla de lo que quiero contar. Pero desde que he escrito el libro poemario me ocurre lo contrario. Ahora leo los poemas y empiezo a sacar melodías.

–¿Prefiere leerse o escucharse?

–Disfruto más leyéndome. Escuchándome sufro, porque soy muy autocrítico.

–¿Un poeta al que leer?

–Bécquer. Y Lorca.

–¿Un cantante al que escuchar?

–Cualquiera con un don natural y que transmita. La música no entiende de razas, de fronteras, de géneros... La transmisión de las emociones solo se consigue con una garganta que te erice la piel. Prefiero un cantante carismático que técnico.