“Don Pasquale”: Crítica social en clave de humor
ABAO Bilbao Opera inaugura su 73ª temporada con el estreno absoluto de la obra maestra de Gaetano Donizetti, en una nueva producción concebida por Emiliano Suárez
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La mayor parte de las óperas de Gaetano Donizetti (Bérgamo, 1797-1848) son dramas intensos, como “Lucía de Lammermoor” o la tetralogía dedicada a Isabel I de Inglaterra, pero el compositor también cultivó la ópera cómica con títulos como “El Elixir de amor”, “La hija del regimiento” y la genial “Don Pasquale”, que puede considerarse la última gran ópera bufa y obra cumbre del belcantismo. Donizetti encargó el libreto al poeta Giovanni Ruffini y lo ayudó para adaptar el que Angelo Anelli había escrito para la ópera “Ser Marco Antonio” de Stefano Pavesi. Estructurada en tres actos, la ópera fue estrenada en el Théâtre des Italiens de París, el 3 de enero de 1843. Con el estreno absoluto de “Don Pasquale”, el ABAO Bilbao Ópera inaugura su 73ª temporada, una nueva producción que cuenta con Emiliano Suárez, director artístico de OperaGarage, en la dirección de escena, Sesto Quatrini en la musical al frente de la Euskadiko Orkestra y la escenografía de Alfons Flores. Entre el 19 y 28 de octubre, ofrecerán cinco funciones en el Euskalduna Bilbao con un elenco encabezado por Simón Orfila y María José Moreno junto a Francesco Demuro y Damián del Castillo en el cuarteto protagonista y el actor Pedro Mari Sánchez debuta en el género.
La historia, inspirada en la “Commedia dell’arte”, cuenta con todos los ingredientes de una comedia de enredo, que aunque divertida e irónica, también esconde sentimientos profundos. Narra el complot entre la joven risueña, pero astuta y calculadora Norina y su amado Ernesto para conseguir que el tío de éste, Don Pasquale, que quiere casarlo con una rica solterona, abandone sus propias expectativas matrimoniales con ella. Norina fingirá una boda catastrófica con la ayuda del doctor Malatesta, consiguiendo así sus objetivos y un final feliz, que no impedirá sentir cierta lástima por el derrotado Don Pasquale. Donizetti buscaba con esta ópera una crítica de las costumbres sociales como hilo conductor de la trama, y para ello construyó una comedia centrada en cuatro personajes, el necio y amargado Don Pasquale, los enamorados Ernesto y Norina, y Malatesta en el tradicional papel de celestino y cómplice de intrigas.
Como explica Emiliano Suárez, “Don Pasquale es un final de carrera inesperado en Donizetti, igual que “Falstaff” lo fue para Verdi posteriormente y este giro de madurez compositiva nos concede libertad creadora para hacer autentico teatro, el humor costumbrista que destila ofrece la posibilidad de trasladarla en el tiempo con criterios contemporáneos –apunta-. Estamos ante una comedia satírica de trasfondo edificante, perfectamente trasladable a la actualidad, un relato tradicional, pero al mismo tiempo sugestivo por su absoluta vigencia –significa el director-. Unos personajes de comedia alocada pero sensata, capaz de encapsular estereotipos de la vida moderna en problemáticas de hoy y de siempre”. De ahí que haya optado por trasladar la puesta en escena a una pizzería. “Una caja de pizza es el punto de partida y una pizzería el lugar donde podemos encontrar los ingredientes necesarios y populares para contar una historia cotidiana y divertida, despertando el interés del público desde un enfoque distinto”. Y así, prosigue Suárez, “Don Pasquale es el tradicional y pintoresco dueño de esa pizzería que lleva su nombre. Malatesta es un amigo que, con picardía, seducción y complicidad, ayudará a armar esta trama de enredo y polémica. Norina y su “cuento de hadas”, representan la codicia de una generación influenciada por las redes sociales y que toma como referencia la superficialidad de sus contenidos para imitar conductas y así armar el sainete. Y por su parte, Ernesto es un buen chico, pero al que cuesta motivar y que desconoce su verdadera vocación”. En este enredo, “el maestro pizzero será el falso notario, un simpático personaje secundario al que quiero dar importancia escénica como dueño y señor de los fogones y de la sabiduría popular”, explica el director, para el que, en esta actualidad, “una caja de pizza actúa como “cajón de sastre” particular y una pizzería es un punto de encuentro que admite intrigas atemporales”. Con ello busca un “efecto en lo auténtico y en la novedad”. Y concluye. “Traemos una propuesta original y reflexiva, que además nos haga pasar un buen rato, desde mi admiración por la obra del maestro Donizetti”.