El abracadabra de Manel
La banda reinventa su sonido en su cuarto álbum, dando más fuerza a la base rítmica gracias al trabajo del productor Jake Aron
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La banda reinventa su sonido en su cuarto álbum, dando más fuerza a la base rítmica gracias al trabajo del productor Jake Aron
Renovarse o morir, así dicta una de las frases hechas más violentas y estúpidas de la historia. Acaso la primera causa de muerte ha sido alguna vez la no renovación, ¿ha desbancado al cáncer, el ataque al corazón, el suicidio, los accidentes de tráfico? No, ni mucho menos. La frase real, aunque quizá no tan estridente y dramática, sería renovarse o dejar de ser relevante. Eso sí parece tener más sentido. En su cuarto disco, Manel ha decidido seguir siendo relevantes, y ha apostado por reinventar su sonido y buscar nuevas vías de expresión para sus canciones. Y que nadie se asuste, porque lo ha conseguido.
El pasado viernes salía a la venta «Jo competeixo», once nuevas canciones con las que Guillem Gisbert, Martí Maymó, Roger Padilla y Arnau Vallvé no han querido mirarse el ombligo y han buscado nuevos retos. «Puede parecer lo contrario, pero la música es un trabajo como cualquier otro y puede llegar a ser rutinario. Nosotros no queremos perder la sensación de jugar, de experimentar y no repetirnos», comenta Gisbert, que vuelve a firmar la autoría de las canciones.
Según confiesan, siempre han intentado cambiar de disco a disco, y si ahora se ha hecho más evidente es porque, por primera vez, han contado con la figura de un productor, Jake Aron, y han viajado a Nueva York para grabarlo y mezclarlo. «Teníamos claro la idea estética que queríamos, con la presencia de sintetizadores y bases electrónicas, pero no teníamos ni idea de cómo conseguir lo que queríamos. Jake ha sido una ayuda vital. Vimos pronto que hablábamos el mismo lenguaje y, a pesar de ser la primera vez que trabajábamos con alguien de fuera, ha sido una experiencia sencilla y muy positiva», comenta Padilla, guitarrista.
Esto no quiere decir que los fans de Manel no los reconozcan, siguen siendo los mismos, con la misma capacidad para abrir la empatía y emocionar con sus canciones. «No podemos componer pensando en lo que pensarán nuestros fans. Quizá perdamos algunos, quizá ganemos otros, pero pensarlo a priori es ridículo. Todas las bandas que se dejan secuestrar por lo que esperan de ellos sus seguidores es culpa suya», afirma Vallvé, batería.
Las letras de Gisbert siguen siendo pequeños tratados de vida cotidiana, historias narrativas que, como pequeñas películas, llegan de forma directa, aunque, también aquí, hay múltiples diferencias. «A veces hemos dado demasiado peso a las letras. Aquí, aunque hay historias narrativas, he querido probar cosas nuevas. Antes todo parecían preguntas con respuesta. Ahora hemos querido que la melodía sea la responsable de la emoción, no las letras», asegura Gisbert.
Hace ocho años que empezaron su exitosa carrera y mucho aha cambiado en sus vidas desde entonces. Sin embargo, la esencia del grupo sigue siendo la misma. «La gran diferencia de cuando empezamos es que ahora tenemos mucho más tiempo para tocar. Antes teníamos nuestros trabajos. La libertad que te da el tiempo te permite evolucionar», señala Maymó.
La dinámica del grupo, por tanto, no ha cambiado. Gisbert trae las canciones o el proyecto de canciones a la sala de ensayo. Con esa primera idea empiezan a jugar y probar cosas hasta que la canción empieza a superar fases hasta que se dan por satisfechos. «No hemos descartado canciones para el disco, son las que son, las que han ido superando fases y después de tanto trabajo, no las vamos a tirar a la basura», comenta Gisbert.
La dificultad de tocar en directo
El grupo está preparando su nueva gira, que dará comienzo el 13 de mayo en Banyoles para recorrer en verano todos los grandes festivales, empezando por el Primavera Sound. «No llevaremos sistetizadores. Seguiremos con el esquema de dos guitarras, batería y bajo. Hemos encontrado soluciones para tocar las canciones del disco, aunque no ha sido sencillo», confiesa Gisbert, para quien el directo siempre necesita adaptarse a las canciones. «Antes hablaba tanto entre canciones que hablaba más que tocábamos. Eso ya no lo hago. Era una forma de llamar la atención, y tampoco teníamos tantas canciones», dice.