Ópera

“Halka”: el espíritu vivo de todo un pueblo

El Teatro Real estrena en versión concierto el gran título de la ópera polaca, coincidiendo con el Día Nacional de la Independencia de Polonia y con un reparto encabezado por el tenor Piotr Beczała

Tomasz Konieczny, (bajo barítono, Janusz); Łukasz Borowicz, director musical; Corinne Winters (soprano, Halka); Piotr Beczała (tenor, Jontek)
Tomasz Konieczny, (bajo barítono, Janusz); Łukasz Borowicz, director musical; Corinne Winters (soprano, Halka); Piotr Beczała (tenor, Jontek)Javier del Real

Una de las grandezas de la música es que, aparte de su valor intrínseco según su calidad compositiva, ésta va acompañada casi siempre de aspectos connotativos y emocionales sobrevenidos por distintos tipos de circunstancias, ambientales, históricas o personales, que pueden darle un valor añadido extraordinario. Tal es el caso de “Halka”, de Stanisław Moniuszko (1819-1872), un hito en la historia musical polaca y la ópera nacional por excelencia del país. Cuando Moniuszko compuso “Halka”, con libreto del joven poeta Włodzimierz Wolski, Polonia vivía aún bajo el yugo ruso, repartido entre las potencias vecinas Rusia, Prusia y Austria y pronto se convirtió en símbolo de una tierra oprimida que buscaba su liberación. Su estreno en 1858 fue un éxito clamoroso que convirtió a su autor en un héroe nacional. Moniuszko desplegó en ella una de las músicas más conmovedoras y románticas de la historia del país, aunque incomprensiblemente sea poco conocida fuera de él, y que ahora se presenta en el Teatro Real en versión concierto coincidiendo con el Día de la Independencia de Polonia. Serán dos funciones, hoy 9 y el sábado 11 de noviembre, con la dirección musical de Lukasz Borowicz y un reparto encabezado por otro polaco, el tenor Piotr Beczała, en el rol de Jontek, junto a la soprano Corinne Winters (Halka); el bajo barítono Tomasz Konieczny (Janusz); el bajo Maxi Mkuzmin-Karavaev (Stolnik); la mezzosoprano Olga Syniakova (Zofia) y los barítonos Tomasz Kumiega (Dziemba) y Javier Povedano (El gaitero).

Para los polacos, el 11 de noviembre es un día señalado, como explica Magdalena Majda, directora en funciones del Instituto Polaco de Cultura. “Que la representación de esta ópera coincida con nuestra celebración de independencia es una fortuna para una institución como la nuestra –ha señalado-. Aunque casi todo el mundo asocia la música polaca con Chopin, Moniuszko es uno de los compositores más destacados de Polonia. Vivió en el siglo XIX, cuando tras las particiones este territorio no existía como Estado, pero durante ese periodo, muchos artistas e intelectuales se esforzaron por mantener la cultura, la lengua y las tradiciones polacas frente a los intentos desnacionalización. Fue en ese contexto –señala Majda- en el que el autor compuso la obra para recordar la Polonia de antes y mantener vivo el espíritu del pueblo. “Halka” es su obra más conocida, en ella encontramos pasiones, tragedias humanas y conflictos de clase decimonónicos, pero lo más importa es que su música nos trae nuestras tradiciones populares”.

Su historia nos lleva a la campiña polaca, cerca de los Cárpatos, donde un noble empobrecido, Janusz, rompe su relación con la joven campesina Halka, que espera un hijo suyo, para casarse con alguien más adinerado, Zofia, hija del mayordomo del rey. Janusz la repudia y la manda a su pueblo, donde un joven montañés, Jontek, trata de conquistarla, pero ella está obsesionada con Janusz y cuando se entera de su matrimonio, decide suicidarse tirándose al río mientras los siervos del pueblo cantan de forma agresiva, dando a entender que puede que se produzca una rebelión contra injusticias como ésta. Para el director musical, el polaco Łukasz Borowicz, “lo que vemos es una lucha de clases, el enfrentamiento de un conflicto social que estalló en Polonia a mediados del XIX, en 1848, donde los campesinos se levantaron contra la nobleza que los explotaba como a esclavos –explica-. Este libreto parte de ese enfrentamiento social y, claro, el estreno en su momento fue un escándalo porque los nobles polacos querían cosas románticas y no rememorar el conflicto social que habían vivido años antes”.

En lo musical, Borowicz considera que esta ópera “es una mezcla perfecta entre la música del romanticismo polaco, el pre-verismo y el folklore”. Para él, “Moniuszko es uno de los padres de la ópera polaca, -el Verdi italiano, significa-, su sueño fue construir una Escuela Nacional Polaca combinando la música moderna que él había oído en Berlín, donde estudió, con el folklore polaco, y eso es lo que hace en “Halka”, una obra que mezcla el folklore y la bella música romántica con el “belcanto”, una orquestación sublime, llena de melodías arraigadas en la música tradicional, arias líricas y emotivas y un coro presente como un protagonista más, con escenas que ponen de relieve la esencia del espíritu polaco. Para nosotros – explica el director musical- tiene un significado especial que “Halka” se represente en Madrid en estas fechas porque en los años en que Polonia estuvo desaparecida, la música desempeñó un papel fundamental y esta ópera concretamente fue un símbolo del mantenimiento de la unidad. Moniuszko escribe sobre el alma polaca y trata de mantener su espíritu, algunas de sus arias son un himno, así que es importante, no solo desde el punto de vista musical, sino desde el punto de vista histórico”, concluye.

Dónde: Teatro Real

Cuándo: 9 y 11 de noviembre

Cuánto: entre 17 y 218 euros