Crítica

Homenaje a García Abril por sus 85 años

Ainhoa Arteta demostró de nuevo la firmeza de su voz
Ainhoa Arteta demostró de nuevo la firmeza de su vozlarazon

Obras de García Abril. Chelo: Pablo Fernández. Soprano: Ainhoa Arteta. Orquesta Sinfónica de la RTVE. Director: Miguel Ángel Gómez-Martínez. Teatro-Auditorio San Lorenzo de El Escorial, 27-IV-2018.

Antón García Abril cumplirá 85 años el próximo 19 de mayo. Estamos ante uno de nuestros compositores más prolíficos, con un catálogo amplísimo que abarca todo tipo de géneros, desde muchísimas incursiones en las bandas sonoras cinematográficas a «Divinas palabras», la ópera con libreto de Francisco Nieva que sirvió para abrir la primera temporada del actual Teatro Real en 1997 con Plácido Domingo encabezando un nutrido y sólido reparto y que jamás se ha repuesto en lugar alguno, ya que aquella producción de José Carlos Plaza fue destruida para no sobrecargar los costes de almacenaje. De él se han elegido dos obras bien diferentes pero que realmente son representativas de su línea estilística: las «Variaciones sobre las siete canciones populares de Falla», dada a conocer en Oslo en 2010 y que se añade a la innumerable relación de trabajos similares sobre ellas, y la adaptación para soprano y orquesta que realizase García Abril sobre el citado Valle-Inclán y estrenase en La Coruña en 2010. Ambas rezuman un sólido oficio, inteligencia para llevar a los pentagramas muchas ideas, timbres y colores orquestales manteniendo siempre una unidad en la que se combinan adecuadamente las dosis armónicas con unas melódicas a las que nunca ha renunciado, por lo que su escritura combina tradición y modernidad. Pocos como él han sido capaces de crear gustando al público actual. ¿Para quién escribir si no? La primera obra empieza con una introducción del chelo tras la que surgirá, a través de la orquesta, «El paño moruno». A partir de ahí se van entrelazando, durante 30 minutos, el resto de las canciones, con un tratamiento muy contenido y lírico salvo explosiones puntuales. Tocó muy bien Pablo Fernández, con un sonido más bello que amplio, demostrando su rápido ascenso internacional. Sin duda, el chelo es el instrumento más parecido a la voz, pero teniendo sentada al lado a Teresa Berganza, es inevitable no echar de menos la versión canora de Falla. Como propina, un recuerdo a Pablo Casal de gran intimismo. A falta de resucitarse la ópera completa, quizá la más ambiciosa y realmente representativa del género escrita en España en los últimos 50 años, bueno es disponer de la adaptación del propio autor para las salas sinfónicas. Partitura llena de colores, con fuerza en la orquesta y también en los amplios momentos corales, algunos de ellos entrelazados con el canto de la soprano en una tesitura nada fácil y que Ainhoa Arteta afrontó con una voz firme, sin fisuras en los complicados pasos dinámicos, alternando fortísimos con pianos. Miguel Ángel Gómez-Martínez volvió a demostrar su capacidad para estos retos, con pocos ensayos, ayudando a sacar lo mejor de los solistas tanto como de la orquesta. No era tarea fácil y la resolvió con sobresaliente. El público, que prácticamente llenaba el patio de butacas del auditorio, ovacionó con cariño y entusiasmo a artistas y compositor.