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IVA cultural: ¿una subvención?

La Razón
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Llevamos años escuchando a representantes del mundo cultural clamando contra el IVA cultural del 21 por ciento y reclamando su reducción al 10 por ciento, al porcentaje que existía previamente. Edición tras edición de los Premios Goya hemos visto cómo productores, artistas y técnicos ponían a caldo al representante del Gobierno que se atrevía a asistir. Tras casi cincuenta años de vivir el mundo de la cultura he de reconocer que soy muy escéptico respecto a los intereses que realmente existen tras muchas declaraciones o exigencias y parece que el tema del IVA cultural va a confirmar mis susceptibilidades. El argumento manejado recurrentemente ante el Gobierno solicitando su eliminación o, al menos, su regreso al 10 por ciento era que aquel aumento había ocasionado un perjuicio a las taquillas, bien por una menor asistencia o bien porque quienes no lo repercutieron en los precios vieron reducirse sus márgenes. Pero no se trataba solamente de una cuestión económica, era también que, al subir los precios, se alejaba de la cultura a aquella parte de la población que no reunía la capacidad económica para poder pagar una entrada a esos precios. Sinceramente, no creo que subir una butaca en un cine de ocho a nueve euros evitase que alguien dejase de ir a ver la película deseada. Otra cosa es que, no repercutiendo el incremento en los precios, se redujesen los márgenes de las entidades. Algunas organizaciones musicales reaccionaron constituyéndose en fundaciones que podían estar exentas de iva y así, si se fijan, figura en sus entradas. ¿Acaso bajaron sus precios? No. La diferencia de 11 puntos se dedicó de forma casi unánime a aumentar sus márgenes, sus beneficios. Los presupuestos generales del Estado a punto de ser aprobados reducen ese iva a su nivel previo del 10 por ciento. Organizaciones como la Asociación de Amigos de la Ópera de Bilbao han cobrado por adelantado a sus socios las localidades de la próxima temporada con el iva del 21 y, agárrense, un incremento del 2 por ciento. ¿Se va a repercutir y devolver alguna parte de lo pagado a los socios? En breve se pondrán a la venta el resto de localidades, con esa misma subida. Aparentemente ni una repercusión en los precios de la reducción fiscal inminente. Me consta que otras muchas entidades, la misma Quincena Musical de San Sebastián, tienen en sus planes actuaciones similares. Así pues, tanta reclamación no era para favorecer al público, sino para incrementar directamente sus beneficios. La cuestión es si realmente la reducción legislada ha dejado de ser una ayuda al consumidor para transformarse en una subvención adicional encubierta a las entidades culturales aunque, cierto también es, algunas no subieron precios cuando subió el IVA. El tema tiene jugo.