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«Jam session» flamenca en el Real

La guitarra española de Cañizares se hace un hueco en la casa de la ópera. Las noches del Real. Intérpretes: Cañizares (guitarra), Juan Carlos Gómez (segunda guitarra), Rafa Villalba (percusión), Íñigo Goldaracena (bajo), Charo Espino (baile y castañuelas), Ángel Muñoz (baile y cajón). Teatro Real. Madrid, 9-XII-2012.
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Bastan las cuerdas de una guitarra para llenar el espacio sonoro que a diario ocupa una orquesta sinfónica. Cañizares, convencido de ello y vestido de boda, lo asumió así desde el primer rasgueo en la noche en que el Teatro Real le invitó a celebrar sus 40 años casado con un mástil. Con la fantasía «Añorando el presente», su guitarra a solas pidió protagonismo tanto en los silencios como en los compases virtuosos. A continuación, entró el cuadro flamenco semicompleto con un bajo, pues se querían hacer sitio entre los dorados y el terciopelo la bulería, los tangos (con bajo) y la rumba (donde por primera vez el conjunto dio muestra de verdadero acople).

Elegante guajira

La guajira, ese palo de ida y vuelta tan descuidado por el cante, resultó elegantísima, lo que subrayó el baile de Charo Espino. Tanto ella como su compañero, Ángel Muñoz, exhibieron una danza técnica, muy medida, que evita el taconeo excesivo para dejar en primer plano a la música, pero con mordiente y personalidad, como la misma banda sonora. Las alegrías, vibrantes, resultaron no aptas para puristas, pues no hubieran desentonado en una «jam session». El programa continuó salpicado de momentos en los que el maestro dio libertad a sus músicos y bailaores para que improvisaran.
Se echó en falta un poco de egoísmo artístico por parte del homenajeado. El público le hubiera agradecido algún momento más en solitario en el que demostrara por qué era su nombre el que encabezaba el cartel. Méritos le sobran. Versatilidad es una definición que se queda corta para los cuarenta años que lleva acariciando las cuerdas este catalán. Le han escuchado en gira junto a El Último de la Fila, ha tocado para Camarón o Morente (participó, de hecho, en el capital «Omega»), ha improvisado en sesiones de jazz junto a Jorge Pardo y Carles Benavent; pero, sobre todo, formó conjunto con Paco de Lucía y José María Bandera a finales de los 80. Destaca en rojo en las antologías flamencas su «Suite Iberia», de Albéniz –que grabó al mismo tiempo que Paco de Lucía «El concierto de Aranjuez»–, que el público disfrutó. La nueva grabación de «Goyescas» cautivó a Mortier, que parece apostar más por el flamenco que sus predecesores en la programación oficial del coliseo. El belga cree que Cañizares aporta una nueva dimensión a la partitura y se confiesa enamorado del duende del guitarrista por lo «íntimo y sutil de su música».
A pesar de su relativa ausencia de protagonismo, la guitarra brilló (también la segunda de Juan Carlos Gómez). Fue una excelente pero muy arriesgada elección la de excluir el cante en el repertorio. A pesar de que en la casa de la ópera es siempre la voz el elemento que se impone, anoche se vitoreó la orquestación.