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José Mercé está de antología

larazon

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El cantaor publica un disco que celebra «40 años de cante» y trabaja en un gran compendio que abarque toda la tradición flamenca
Grabó su primer disco con 13 años, y a «Bandera de Andalucía» (1968) le siguieron otros 15 trabajos de estudio que conforman una trayectoria coherente en el flamenco, pero dispersa en el mercado discográfico. José Mercé reivindica sus 40 años cantando con un disco doble recopilatorio, pero esta mañana de noviembre el de Jerez de la Frontera no tiene tantas ganas de hablar de la nueva referencia sino del otro proyecto que tiene entre manos: una gran antología del cante flamenco, un colosal trabajo con el que José Mercé quiere dejar cantado a las generaciones venideras cómo son las raíces de un arte con tantas ramas. «Bueno, el recopilatorio ha quedado my bien, lo que pasa que ya sabes, algunos temas los canté muy joven y sólo escucho fallos», dice con una enorme sonrisa y una insignia del escudo del Real Madrid en la solapa. «Eso sí, es una buena idea para dejar constancia de lo que he hecho, y un regalo de Navidad estupendo». «40 años de cante» son 50 temas de todas sus etapas en las que el han acompañado grandes amigos como Vicente Amigo, Tomatito, Diego El Morao, Moraíto, Juan, Luis y Pepe Habichuela. Como está de dulce, Mercé actúa mañana en Pozuelo de Alarcón (Madrid) con todas las entradas vendidas hace meses.
Palos del purismo
«Uno nunca está contento con lo que hace, eso también es verdad. Lógicamente, la vida es un aprendizaje desde ese día que grabé siendo tan chico, imagínate. Luego estuve una temporada sin grabar, porque andaba con Antonio Gades por ahí, recorriendo el mundo. Y después en el 98 dejo de hacer el flamenco ortodoxo y purista y empiezan los problemas. En aquella época no era fácil. Si tú te salías de la ortodoxia y la pureza, te pegaban un palo las críticas y te quedabas sin trabajar seis o siete meses. Era un peligro», cuenta Mercé repasando su trayectoria, y lo re cuerda con cierto miedo. «Desde luego, no es broma. Lo que pasa que yo seguí a lo mío, haciendo ‘‘Aire’’, ‘‘Lío’’ y recibí muchos palos de los puristas y los ortodoxos, pero yo ya tenía una edad y pensé que, o me arriesgaba o iba a estar haciendo siempre lo mismo. Y hoy me siento muy orgulloso de meter en el canasto del flamenco a la gente joven. Había muchos que nunca habían escuchado flamenco y que entraron en él con mis trabajos. Eso me llena de alegría. Estoy seguro de que mi labor en el mundo del flamenco es positiva. Yo no he inventado nada, creo que lo que hice fue refrescar las cosas, con letras del siglo veintiuno, que a la gente le llegaran. El flamenco ya está inventado. El baile y la guitarra han evolucionado muchísimo; pero el cante, no. Nadie ha podido superar a esos monstruos como Antonio Chacón o La Niña de los Peines. Eran grandiosos. Esos sí que decían de verdad ‘‘en mi hambre mando yo’’». Los antiguos y su alargada sombra, que a veces es una losa para los nuevos. «No es duro si tienes los pies en el suelo y no tienes pajaritos en la cabeza. Creo que hemos avanzado mucho musicalmente, pero en la ejecución del cante, no. Ahora que estoy trabajando en la antología escucho cosas que ya no se hacen. ¿Dónde está el avance entonces? Era gente con una personalidad increíble y que no buscaba el aplauso fácil. Hoy parece que sólo importa la voz, y a mí me parece lo menos importante. Y luego hay otros que parece que van detrás del más difícil todavía». De esa antología es de lo que quiere hablar Mercé. Serán varios discos que contendrán todos los palos y tantos cantes y variantes como sea capaz. «Hay hasta 40 formas de cantar una malagueña, así que imagínate». Mercé se lo toma con enorme responsabilidad, agrava la voz. «Me está haciendo sentir importante. Veo la grandeza que tiene el flamenco, la cultura que tiene. Es muy grande y cada región tiene sus formas. Oyes seguiriyas que no tienen nada que ver unas con otras, o bulerías, alegrías, tangos, soleás... (resopla), Hay una variedad fascinante. Tenemos que respetarlo porque todos hemos ido a hacer la fusión y está llegando el momento de volver a la raíz. Creo que los más ‘‘guays’’ o vanguardistas volverán». Acerca del paso del tiempo, Mercé se siente como siempre. «Soy exactamente la misma persona que hace cuarenta años. Más responsable y más viejo. Pero tengo más ilusión que entonces, si cabe. Porque siento que vendrán cosas que van a perdurar».