Rock

Keith Richards, el cándido adolescente

Su generación vivió la guerra y el racionamiento, también las luchas obreras y la disciplina inglesa. Sin embargo, fueron los primeros en disfrutar de esa etapa fabulosa cuando se deja de ser un niño pero no alcanza a ser un adulto. Un documental cuenta «el origen de la especie».

El guitarrista de los Rolling Stones, en uno de los momentos del documental
El guitarrista de los Rolling Stones, en uno de los momentos del documentallarazon

Su generación vivió la guerra y el racionamiento, también las luchas obreras y la disciplina inglesa. Sin embargo, fueron los primeros en disfrutar de esa etapa fabulosa cuando se deja de ser un niño pero no alcanza a ser un adulto.

Si hay un personaje cautivador entre los músicos, ahí está Keith Richards (Dartford-Reino Unido, 1943), el viejo pirata de los dedos como baquetas, el diablo socarrón. Sin embargo, el director de cine y documentales Julian Temple (Londres, 1952) se ha ocupado de saber quién era Richards antes de eso. En un cándido documental, titulado «The Origin of the Species», el director busca en los orígenes sociales y el contexto histórico del músico algo más que su historia personal. Como acostumbra con su estilo alegórico y su fino análisis social, Temple cuenta los avatares de una generación que se enfrentó a la tarea de reimaginar Europa y, sobre todo, pensarse a sí misma. Richards como símbolo de la libertad y las insatisfacciones del renacimiento europeo... y testigo de la tremenda crisis del continente. La película se estrena en el Festival In-Edit de documental musical el jueves 3 de noviembre en Barcelona.

Un mundo diferente

En la vieja Europa no se había inventado la adolescencia por falta de tiempo. En el escenario de dos guerras mundiales consecutivas, en el campo de batalla de una enorme tensión política y nacionalista, los niños se hacían adultos de un día para otro pasando por el servicio militar. «Su generación fue la primera en Reino Unido que puede considerarse que vivió una adolescencia», dice el director de la película. En América, Elvis ya había cantado a la primera de «teenagers», pero en Inglaterra se está fraguando esa identidad colectiva cuando Keith Richards cumple 16. «Eso se produjo porque fueron los primeros que tuvieron acceso a un mínimo capital para situarse en el mercado como consumidores –aclara Temple–. Por eso el documental cuenta primero su infancia». Criado en los suburbios de Londres, las gominolas y los dulces se distribuyen con racionamiento y el campo de juegos son los cráteres de los obuses. «He tratado de enseñar lo que creó a Keith Richards. Se le presenta habitualmente como una estrella del rock casi de corte americano, y en realidad es un chico surgido de las ruinas del extrarradio de Londres. Vivió en un mundo totalmente diferente al que hoy conocemos y esa infancia le marcó muchísimo», reflexiona Temple.

Existe un viejo debate acerca del pedigrí añadido de los músicos lumpenproletariat. «Yo no creo que provenir de clase obrera te proporcione una verdad especial. Lo que es cierto es que la marca de la infancia les queda más en su identidad a los de origen humilde que a los hijos de familias acomodadas. La suya fue una infancia muy particular, compartida con mucha gente, y por eso mismo llena de contradicciones», señala el director, que apunta a unas cuantas como un espíritu destructivo y contestón innatos, pero al mismo tiempo a una inseguridad natural. «También posee la personalidad de un líder y en cambio sufrió con los abusones del colegio. Creo que so explica bien sus contradicciones y que siempre tuvo una estrategia de supervivencia porque se reconoce vulnerable», señala.

Sin embargo, esos orígenes obreros no están relacionados con una fuerte ideología. «Es cierto. No es un líder ideológico, pero sí que ha mantenido una conexión con sus raíces muy fuerte y eso es lo que en su momento les convirtió en un peligro para el «establishment» británico». ¿Simplemente por no ocultar sus orígenes de clase? «Claro. Porque hablamos de una época en la que los Rolling Stones fueron de los primeros en realizar declaraciones sobre el fin del Imperio Británico y hacerlo patente. Ellos jugaron el papel de levantarse y hacer algo frente a una generación anterior que estaba paralizada y con la autoestima por los suelos. Los adultos habían perdido confianza en un mundo que no comprendían. Así que los 60 fueron emblemáticos por esa nueva libertad demandada desde abajo, en un sentido generacional, y no tanto social. Por una cuestión de edad. Actores como Michael Caine y Sean Connery salen a la palestra. Fue la demostración de que los chicos de clase obrera podían levantar un nuevo país actuando, no teorizando como ideólogos sociales».

Los Rolling Stones nunca tuvieron un mensaje social consistente, apenas «Street Fighting Man» tomó el aire de la calle y funcionó más como una campaña de imagen para el grupo en el contexto de mayo del 68 que como una llamada a la revolución. «Puede ser. Pero su manera de plasmar la realidad social era más sutil. ‘‘Satisfaction’’ es una canción contra el consumo y la ansiedad que genera la publicidad, la frustración que provoca la sociedad capitalista. Y es un tema que, otra vez, nos lleva a la adolescencia». El inconfundible riff de Richards es la puerta de entrada a la canción, que, a su vez, es la bienvenida a la recién inventada pubertad en 1965: una inagotable fuente de problemas e inseguridades.

La película, en rigor, no muestra materiales de especial calidad. Richards habla de sus recuerdos familiares y ríe en cada frase. Piensa en su vida, habla de sus parientes y del día que recibió su primera guitarra. De cómo aprendió a tocar una «malagueña» y sintió esa enorme felicidad. «Richards es una persona con cierto espíritu destructivo y contestatario, y, al mismo tiempo, alguien inseguro. Él no quería ser una estrella en el sentido de la palabra que conocemos y siempre ha defendido su privacidad. En el fondo, creo que Richards siempre ha tenido una estrategia de supervivencia para intentar vivir a su manera, porque él sabe que, detrás de la máscara, es una persona muy vulnerable al mismo tiempo».

«Quiero destacar que esta película es algo más que una historia personal sobre los orígenes humanos de un músico. En parte, también he tratado de hacer un reconocimiento a un tiempo en el continente europeo. La vida de Keith Richards está muy marcada por el mayor trauma colectivo que hemos tenido en nuestra historia común. Creo que esa es una lección importante en la vida del músico y que también debe servirnos para mirar atrás y valorar los logros conseguidos precisamente en un momento en que Reino Unido pretende volver a aislarse de Europa. Como ya vimos en su día, la división y el nacionalismo es nuestra principal fuente de problemas. Me apena mucho lo que ha pasado con la salida de Reino Unido de la UE», explica Temple. Pues parece que no tiene remedio... «Bueno, nunca se sabe. Yo confío en que haya un nuevo referéndum para validar el paso final. Espero que alguien ponga sentido común en todo esto». Temple estará el jueves 3 de noviembre en Barcelona para hablar sobre la película, durante su estreno en los cines Aribau. En Madrid, la programación, más reducida, comienza ese mismo día con «Eat that Question- Frank Zappa in His Own Words», y termina el domingo 6 en los Ideal.

Un festival con espíritu punk

Este año, en el que se han cumplido 40 del inicio oficioso del punk, el Festival In-Edit dedica al surgimiento del estilo buena parte de la programación. Entre otros, el canónico «The Filth & The Fury», dirigido también por Julian Temple sobre los Sex Pistols. También «Rude Boy», sobre The Clash. «Punk Attitude» (2005) se acerca a los Clash, Pistols y Slits, pero también a Bags, Avengers o Screamers. Asimismo, hay piezas de autor, como «Zivan Makes a Punk Festival» (Ognjen Glavonic, 2013), sobre la quijotesca aventura de un poeta y fan del punk que trata de hacer un festival en una pequeña aldea serbia. «The Blank Generation» (1976), de Ivan Král se zambulle en el punk americano, igual que «Rough Cut and Ready Dubbed» (en la imagen). Y hay filmes que documentan la movida nacional: «Lo que hicimos fue secreto» es, según se anuncia, «la historia total del punk madrileño».