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La Rondine en concierto en la RTVE

La Razón
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«La Rondine», de Puccini. Elena Mosuc, Olena Sloia, Roberto Luliano, Marius Brenciu, Juan Manuel Maruaga, etc. Orquesta y Coro de la RTVE. Dirección: Miguel Ángel Gómez-Martínez. Teatro Monumental. Madrid, 24 de mayo de 2019.

Miguel Angel-Gómez-Martínez ha ido programando con la RTVE, la orquesta de la que se despide como titular, óperas inhabituales de Puccini como «Edgar», «Le Villi» o la que ahora tocó: «La Rondine». Si las dos primeras pertenecen a su época de juventud, la tercera está compuesta entre «Fanciulla del West» y «El Tríptico» y sin duda se nota en su escritura. Curiosamente se trató inicialmente de un encargo para una opereta, que el compositor modificó olvidándose de los diálogos. Lo cierto es que no ha tenido mucho recorrido y que se programa raramente.

De ella casi solo se conoce el aria de soprano «Il bel sogno di Doretta» y, sin embargo, hay otras partes de indudable interés, como el cuarteto que recuerda al de Boheme, el concertante posterior y el dúo final entre los amantes, cuya escritura discurre muy paralela a la del de «Fanciulla del West» del acto segundo. Es lógico, pues compuestas con pocos años de diferencia, pertenecen a la época en la que Puccini escuchaba a Schönberg y trataba de modernizar su estilo. ¿Por qué no es más popular? Posiblemente por su desigualdad, con momentos banales, y por su poco luminoso final. Fue precisamente en él uno de los momentos en los que más claramente se percibió la gran maestría lírica de Gómez-Martínez, graduando y modulando con exquisitez el desvanecimiento de la música. Otro tanto cabría decir en el sentido opuesto, justo en el ya citado concertante, en cuyo final surgió una espontánea ovación del público. Fue protagonista Elena Mosuc, una soprano cuyo repertorio es habitualmente mucho más ligero, pero que no tuvo problema alguno con el papel de Magda, que conoce bien y cantó sin partitura, recordando en ocasiones la forma de decir que tenía Mirella Freni. El tenor Roberto Luliano se incorporó el mismo día del concierto después de la indisposición del anunciado Carl Tanner y, así mismo conocedor de la obra, pudo cumplir con una parte sin grandes dificultades e incluso lucir medias voces y falsetes. El otro tenor protagonista –curioso que no exista un barítono para el contraste–, Marius Brenciu, demostró un dominio de su parte hasta en el menor detalle, también sin necesidad de partitura. La soprano ligera Olena Sloia fue una correcta Lisette, como también los cantantes en papeles secundarios, muchos de ellos pertenecientes al coro. El triunfo fue total, con muchos minutos de ovaciones, en lo que se intuía como una medio despedida de la titularidad. Al maestro aún le queda por delante de esta temporada la gala lírica del próximo viernes, que realizará con los artistas de esta misma ópera.