Las lamentaciones de Jeremías y de otros muchos
Le Grande Chapelle protagonizó la obra de Francisco Peñalosa en San Lorenzo de El Escorial
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«Las lamentaciones de Jeremías», de Francisco Peñalosa. Le Grande Chapelle. Teatro-Auditorio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 1-IV-2023.
Le Grande Chapelle
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Coincidí en la entrada con Rubén Amón, que pensaba que Le Grande Chapelle cantaría en el Real Carlos III, desde luego mucho más adecuado para esta música que la sala grande del Teatro-Auditorio, donde tampoco tienen sentido un concierto con apenas 200 personas existiendo la sala pequeña. Pero ambos seguimos comentando el despropósito al ver que en el programa de mano –por supuesto nada en papel, sino en QR– estaba vacía la ficha artística y ni siquiera figuraban ya a la venta las localidades con la sala casi vacía.
En fin, entramos en ella y había proporcionalmente más acomodadores que espectadores. Penoso desde cualquier punto de vista. Los poco que asistimos pudimos disfrutar de la obra de Francisco Peñalosa, esas lamentaciones que tanto atrajeron a los polifonistas del siglo XVI, como Juan de Anchieta, Tordesillas, Diego Montes, Juan García de Basurto, Pedro Pastrana, Juan Escribano, Cristóbal de Morales, Andrés de Torrentes, Pere Alberch Vila, Bartolomé Cárceres, Francisco Guerrero, Rodrigo de Ceballos, Santos de Aliseda o Hernando Franco y que, sin embargo, han sido poco estudiadas por la musicología.
Peñalosa (Talavera de la Reina sobre 1470, Sevilla 1598) fue uno de los compositores más prolíficos de su época, estuvo al servicio de la Capilla Real aragonesa de Fernando el Católico y llegó a formar parte de la Capilla Pontificia de León X. Está enterrado en la nave de San Pablo de la catedral sevillana. Le Grande Chapelle, comandado por Albert Recasens, galardonado recientemente con el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en la categoría de Música Clásica, experta en el canto llano y la polifonía, mostró su calidad en el empaste sin poder evitar la cierta monotonía que supone la hora de unas partituras –las susodichas lamentaciones de Semana Santa y la misa «por la mar»– muy homogéneas en su tratamiento vocal, a la que se añadió un motete del mismo Peñalosa.
A la salida, parte del público comentamos qué se pretende con tan mala organización y promoción del Teatro de San Lorenzo, ¿acaso cerrarlo o traspasarlo? ¡Con el gran proyecto para el que fue construido!