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Lavirgen, merecido homenaje

Lamentablemente ha sido aparentemente aplazado hasta una fecha que no se ha concretado por “problemas de agenda de los artistas participantes”

Pedro Lavirgen, en una imagen de su cuenta de Facebook.
Pedro Lavirgen, en una imagen de su cuenta de Facebook.larazon

Mañana 25 de noviembre se iba a realizar un merecidísimo homenaje a Pedro Lavirgen en el Auditorio Axa de Barcelona. Lo promovían la agencia de artistas líricos Don Carlo Artists, en colaboración con la Orquesta Fundación Helena Colina y la recaudación del evento iría destinada al proyecto ‘La Fábrica’ de la Fundación Josep Carreras contra la leucemia. Entre los artistas que se anunciaron como participantes se hallaban Eduard Giménez, Nicola Martinucci, Josep Ruiz, Josep Bros, Guillermo Orozco, Alfredo Heilbron, Eva del Moral, Carlos Vinsac, Mariola Cantarero, Rafael Lledó, Carlos de Maqua, Ignacio Encinas, Rocío Ignacio, Francisco Sánchez, Lola Casariego, Katerina Tretyakova y Olga Busuoic. Todos ellos acompañados por los maestros repertoristas Ricardo Estrada y Anna Crexells.

Pedro Lavirgen es uno de los grandes tenores que ha dado nuestro país a la lírica. ¿Quién le iba a decir a aquel joven que cantaba en el coro de los Hermanos de San Juan de Dios en Córdoba y posteriormente en el Coro de Cámara de Radio Nacional de España y en el del Teatro de la Zarzuela que acabaría interpretando “Aida” o “Turandot” en la Scala (con Caballé y Cappuccilli), “Tosca” en el Met, “Carmen” en el Covent Garden, etc. y a intervenir durante diecinueve temporadas consecutivas en el Liceo o catorce en Viena? ¿Qué le iba a decir que le otorgarían la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid (1967), la medalla de oro del Círculo de la Ópera de México (1965), el Jussi Bjoerling de Módena (1977) o el Verdi de Oro (1973)?

Pedro Lavirgen es un gran artista, un auténtico tenor lírico-spinto poseedor de una voz caudalosa y extensa de timbre mordiente, un agudo de excelente proyección, un amplio fiato y un enorme temperamento, tanto dentro como fuera de la escena. En nuestros tiempos no habría tenido rival, pero tuvo la mala suerte de cantar en la última época dorada de la lírica, con del Monaco y di Stefano terminando carrera, Corelli y Bergonzi aún en plenitud y Pavarotti y Domingo empezando las suyas.

Apenas hace un año la vida le dio un golpe enorme a los ochenta y siete años, el fallecimiento de su esposa Paquita Baena, a punto de cumplir sesenta años de matrimonio, una mujer excepcional que hacía de contrapeso al temperamento en ocasiones demasiado impulsivo e irreflexivo del cantante. ¡Lástima que ella no pudiese disfrutar de este homenaje!

Muy merecido homenaje, pero lamentablemente ha sido aparentemente aplazado hasta una fecha que no se ha concretado por “problemas de agenda de los artistas participantes”. A mí personalmente me sabe mal tanto este fallo de organización como que no se efectúe en el Liceo, el teatro donde cantó durante diecinueve temporadas consecutivas siendo un modelo de entrega generosa y sacando muchas veces de apuros a la empresa.. Pero el Liceo se encuentra en pleno caos organizativo y probablemente le esté pasando lo que al Met cuando ignoró a Montserrat Caballé: que no saben quién es Pedro Lavirgen, un tenor que amó tanto a ese teatro como su público le amó a él. ¡Ojalá este aplazamiento no sea suspensión y sirva para incorporar al Liceo al homenaje.