"Lear", violencia en escena y foso
La producción de Bieito, que considera la ópera como una especie de Capilla Sixtina, evoca el camino de redención del rey como una suerte de vía crucis
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“Lear” de A. Reimann. Bo Skovhus, Erika Sunnegårdh, Susanne Elmark, Ángeles Blancas, Torben Jürgens, Derek Welton, Michael Colvin, Kor-Jan Dusseljee, Lauri Vasar, Andrew Watts, Andreas Conrad y Ernst Alisch. Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Dirección musical: Asher Fisch. Dirección escénica: Calixto Bieito. Teatro Real. Madrid, 26 de enero de 2024.
El gran barítono Dietrich Fischer-Dieskau propuso al compositor realizar una ópera a partir de la obra homónima de William Shakespeare, sobre la que ya habían trabajado varios compositores, como Berlioz, que compuso una obertura a, Debussy y otros, como Verdi, que siempre estuvo traumatizado por el drama o Benjamin Britten que rechazó la idea de convertirla en ópera. Reimann contó con un libreto de Claus Hennberg y se estrenó en la Bayerische Staatoper el 9 de julio de 1978 con dirección de Gerd Albrecht y el propio Fischer-Dieskau en el papel principal. Tuve la suerte de estar allí.
Estuvo programada para su estreno en el Real y, de hecho, en España para abril del 2020, pero la pandemia lo impidió. Por cierto, de aquellas temporalmente canceladas quedan “La Pasajera” que veremos pronto e “Iris” en concierto, que tardará más. “Lear” llegó ahora al Teatro Real en la producción concebida por Calixto Bieito para la Ópera de París en 2016, que fue repuesta en 2019, y presentada en el Maggio Musicale Fiorentino en 2020.
La producción de Bieito, que considera la ópera como una especie de Capilla Sixtina, evoca el camino de redención del rey como una suerte de vía crucis situada en un espacio conceptual abierto, una especie de palacio definido por una veintena de lamas de madera paralelas, inicialmente verticales y que luego van girando hasta posarse en el suelo, con una iconografía simbólica, que va del barroco italiano al expresionismo centroeuropeo. La violencia, que siempre es importante en Shakespeare, discurre junto a la codicia a cámara lenta. No es una ópera que se pueda hacer en concierto, su música, nada fácil para el espectador, requiere el complemento de imágenes que le ayuden a su compresión e imágenes es lo que diseña Bieito, con toques en los que sugiere algunas pinturas muy conocidas. Así una de las escenas de Cordelia nos lleva indefectiblemente a “La Piedad” de Miguel Ángel o la decadencia de Lear en un lienzo blanco, evoca al “Lamento sobre Cristo muerto” de Andrea Mantegna. Aunque Bieito ha estado en algunos ensayos, la reposición corre a cargo de Yves Lenoir. Funciona, aunque es imposible olvidar la regia creada por Ponnelle en 1978 y Bieito no puede evitar caer en sus constantes como el desnudo integral de un hombre sin significado comprensible.
La orquesta es enorme, con una percusión avasalladora que por momentos aplasta los oídos. Se han tenido que eliminar tres filas de butacas para ampliar el foso. En el estreno muniqués, la percusión e incluso arpas se colocaban por palcos porque no cabían en el foso. Asher Fisch, que ya le tuvo el Real en “Capriccio” de Richard Strauss en 2019, domina toda esta complejidad con eficacia y eficiencia, pero al final abruman la contundencia de acordes y la atronadora sonoridad hasta marear los oídos. “Lear” está así escrito, con muy contados remansos líricos donde descansar los tímpanos.
En esta ópera todos los intérpretes son protagonistas y por ello han de están muy bien elegidos. Lo están en el Real. Han de dominar el idioma, ya que más que cantar se recita. Una española, Ángeles Blancas, figura en el reparto como Goneril y muestra esa clase de artista que la ha hecho merecedora del premio a la mejor cantante femenina de la pasada temporada en los Premios Opera XXI. Todos magníficos, pero al Lear de Bo Skovhus se le exige mucho más y él realiza toda una creación, tanto vocal como escénica, de un enorme mérito.
El público asistió en un silencio temeroso y buena parte de él se fue en el descanso. ¡Qué contraste, en todos los sentidos, entre “Lear” y “La rosa del azafrán” que se ofrece en la Zarzuela! Elijan ustedes.