Mahler para todos los públicos

Ibermúsica cerró el año a lo grande, con dos conciertos de la Filarmónica de Londres a cargo de su titular. El segundo de ellos presentó un programa denso, abriéndolo una vibrante lectura de la obertura beethoveniana de «Fidelio» y con los «Wesendonck-lieder» cerrando la primera parte en una versión arreglada por Werner Henze, que resulta curiosa pero no mejora la original de Wagner. Los cantó Anna Larsson, bastante apagada en los dos primeros para resultar más audible en los últimos. La cuidó mucho el director, pero no pudo ocultar que a la mezzo le faltan graves para este repertorio.

La «Quinta» de Mahler, que casi debería ser plato único, conformó la segunda parte e incluso hubo lugar para una propina de «Maestros cantores». Vladimir Jurowski posee dos dones importantes en todo director: claridad y dominio. La Filarmónica de Londres, residente en Southbank y el Glyndebourne, se mostró en un buen momento con su titular. Sonido compacto y homogéneo en todas sus secciones.

Jurowski colocó al trompa solista en el lugar del concertino resaltando, quizá algo exageradamente, la importancia de este instrumento en la «Quinta» mahleriana. Fue muy bien llevado el diálogo entre trompa, clarinete y oboe del «Alegro» final y, en general, hubo equilibrio y un sólido diseño estructural de principio a fin, con una potentísima marcha fúnebre inicial y un cuidado «Adagietto», en el que hubiera sido deseable algo más de pathos.

Lecturas así provocan siempre entusiasmo, porque no buscan profundidades sino agradar a todo el mundo.