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Miguel Ríos: «Me he retirado bien y a tiempo, ya no estoy para dar saltos»

Los rockeros no sólo tocan la guitarra, también escriben. Miguel Ríos presenta sus memorias

Miguel Ríos
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Los rockeros no sólo tocan la guitarra, también escriben. Miguel Ríos presenta sus memorias

El músico granadino, el «pope» del rock español retirado de los escenarios, revisa los recuerdos de su vida y su carrera en su autobiografía. Bajo el título «Cosas que siempre quise contarte» (Planeta), navega entre la música, el fútbol, el humor y el amor así como las drogas y el sexo sin un gramo de autocomplacencia...

-Le hago la última entrevista antes de su retirada y la primera en su incursión en el papel... ¿El año que viene será por una novela?

-Noooo. La propia vida se conoce. La trama de ficción es más difícil. Si me pongo a inventar podría ser menos convincente...

-Un libro de memorias es un regalo secreto... ¿A quién se dirigía desde la página en blanco?

-Creo que a la gente que me ha soportado y me ha traído hasta aquí. Los que me han ayudado con los desayunos, los alquileres... Los pequeños mecenas anónimos...

-¿Cómo ha logrado vencer esa pereza para recordar?

-Sin nostalgia, porque sería como un ejercicio de onanismo poco satisfactorio. Me ha servido para conocer lo que no sabía de mí mismo. Debería titularse «Cosas que nunca me conté».

-El precio del principio –el rey del twist, Mique Rios, las desavenencias con Trabuccelli – ¿hoy lo da por bueno?

-¡Sin duda! Porque eso fue parte de mi formación como ser humano. La búsqueda de la independencia y las piedras en el camino superadas.

-Se llama: «Rockero jubilado», «héroe de la tercera edad»... ¿Por qué se flagela?

-(Risas) Me gusta hacer bromas con la edad... Además, yo hice un homenaje a los demás con mi canción y desde los treinta años soy un viejo rockero para todos.

-Quería tiempo para la distancia corta, el café largo, cortar el seto... ¿Lo ha hecho?

-No tengo tiempo de ser «normal». A ver si puedo cuando termine la promo del libro. No tengo sensación de haber cortado, pero lo haré. Me impongo disfrutar el presente.

-¿Echa de menos los escenarios?

-No he tenido tiempo, pero si algo hace que no lo eche de menos es que lo recuerdo muy fatigoso. Además, hago actuaciones solidarias. No me da tiempo a añorarlo.

-¿No estará a punto de aceptar ser presidente de un club como el Granada?

-¡Claro que no! Soy futbolero pero no tonto. Toda una vida intentado que me quiera el público para arruinarlo ahora. ¡Si no entra la pelotita, todo se va a la porra!

-Su libro habla de música, fútbol, amor, drogas, sexo, ¿ha habido autocensura?

-No conscientemente. He querido colocarme en el sitio que creo que tengo. Me ha gustado reconocer mis debilidades y fracasos. La incertidumbre del oficio que supone una reválida continua. He tratado de no mentirme y huir de mi geografía.

-¿Por qué el momento más duro sigue siendo el mes que estuvo en la cárcel de Carabanchel en 1972 por fumar marihuana?

-Porque tiene que ver con el tiempo anterior, la culpa, la educación. El sentimiento de haber fallado a los míos, que se magnificó tras aquello...

-Dice: «El miedo al qué dirán hizo de mí un artista».

-¡Claro! El miedo a volver con el rabo entre las piernas fue mi motor. Si volvía a Granada fracasado, humillado, no podía regresar...

-¿Cómo es posible que su relación con las drogas siga siendo motivo de titulares?

-No tengo inconveniente en hablar de ello: Mantengo la misma relación con ellas que con todo en la vida: de respeto y de no perder, como decía el «Don Juan», de Castaneda. He intentado ponerlo en perspectiva: para un hijo de mi tiempo esas sustancias eran lo normal. Como de otra forma lo han contado Huxley o Escohotado.

-Pirri, Zoco, Grosso Di Stéfano. ¿Cómo era un partido con esas leyendas?

-Sigo pensando que me reencarnaría en el pie izquierdo de Alfredo y eso que era diestro. En aquellas pachangas aprendí mucho de la vida, porque peleaban hasta cuando se divertían, con una camaradería tremenda.... Recordar que yo jugaba a las chapas con la cara de Alfredo o que me iba a ver el NODO para saber de él ¡y luego pude darle pases de balón! Fue lo más.

-Pero usted ligaba más que ellos...

-Sí, en aquella época. Ahora no nos comemos un colín ¡y mira ellos «las pibetas» que llevan!

-En sus memorias también da garrotazos: a Luis del Olmo, a Florentino...

-Luis se equivocó porque usó una premisa para un concierto que era errónea, pero ya lo hemos hablado. Es un gran periodista, aunque aquel no era su lugar. Lo de Florentino Pérez es porque no me dejó organizar en el Bernabéu un concierto contra la guerra de Irak. En razones futbolísticas, ni entro, que también las tengo.

-Vamos, que desearía otro presidente para el Madrid.

-¡Raúl! El Madrid le necesita: un profesional, como hacen en Europa, que son los que conocen el negocio, las necesidades, la imbricación del equipo con la ciudad.

-También le da «palitos» a Zapatero.

-Le defino como un «tipo cálido», pero «sin talla política». Hizo leyes sociales buenas pero habría pasado a la historia si hubiera sabido dimitir. Demostró poca vista en la entrega que hizo a muy malos consejeros.

-También hay espacio para el anecdotario como su encuentro con Manuel Lara.

-Era un tipo divertidísimo. Tenía obsesión con que me quitara la peca de la mejilla derecha. ¡Vamos, que no le gustaban los tíos con peca! Era sensacional.

-De haberse parapetado tras una guitarra, como Serrat o BB King, ¿no se hubiera retirado?

-¡Por supuesto! Pero no estoy para dar saltos. Sólo Mick Jagger puede seguir haciéndolo. Si pudiera tocar en un bar por la noche, me fascinaría... Me he retirado bien y a tiempo.

-Le queda recoger un Grammy en noviembre por su carrera.

-Estuve nominado tres veces, pero es difícil porque aquellos lares los domina Latinoamérica. Ahora me hace ilusión porque lo recojo junto a Oscar D'León, Eddie Palmieri o Totó La Momposina... ¡Vamos, cuatro que estamos hechos polvo! (Risas)

-¿Dejará de meterse consigo mismo?

-(Risas) El sentido del humor o empieza por uno mismo o no es humor....

Los entrevistados hablan de La Razón

Claro que os leo. Para estar de acuerdo o para discrepar, pero os sigo, siempre. El único problema es dar demasiadas cosas gratis en internet –como hizo la música–. Yo entro en internet –que no es «robar»– y os leo todos los días, salvo lo que está en «cerrado». Lo que te confieso es que leo con particular gusto la sección de Cultura y espectáculos porque lo hacéis muy bien y con mucha imparcialidad.