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Omara Portuondo: Ser feliz es una actitud

La artista de Buenavista Social Club, un estandarte del jazz cubano, visita los Veranos de la Villa. «Siempre tengo energía para cantar», confiesa

Omara Portuondo nació en La Habana en 1930
Omara Portuondo nació en La Habana en 1930larazon

La artista de Buenavista Social Club, un estandarte del jazz cubano, visita los Veranos de la Villa. «Siempre tengo energía para cantar», confiesa

Después de toda una larga vida dedicada a la música, tuvo que venir un extranjero, Wim Wenders, para que los cubanos pudieran presumir de su riquísima tradición. Fue en el inolvidable proyecto Buenavista Social Club, una delicia de película documental y de proyecto musical que puso a músicos como Ry Cooder, Elíades Ochoa y Rubén González a la altura de la fama internacional que merecían. Omara Portuondo (La Habana, 1930) era la única mujer y casi la líder de toda esa generación de excelentes intérpretes de jazz con ese «tumbao» caribeño en los dedos que Omara posee en la voz hasta cuando habla. ¿Cómo está usted? «Encantada de haber nacido mujer», dice entre risas al otro lado del teléfono. Mañana, a las 21:30 horas, esta gran mujer y su troupe de músicos llegan al Circo Price.

Portuondo recuerda los años de la película y la orquesta con aplomo. «No sé si pudo ser sorprendente para alguien, pero para mí no lo fue. No quiero resultar prepontente ni ostentosa, pero los cubanos sabíamos que lo que estábamos haciendo tenía mucha calidad», añade. «De toda la vida, la música cubana ha tenido un papel grande, pero se perdió y era necesario volver a ser internacionales. Es parte de nuestro orgullo y de nuestra cultura. Nuestro poeta nacional, José Martí, dijo que la música es el alma de los pueblos, y eso quiere decir que nosotros compartimos el alma con quien quiera escuchar. O sea, que no somos egoístas», dice Portuondo.

Durante los 16 años que han seguido a la película, algunos de sus protagonistas han fallecido, y la orquesta ha servido de trampolín y de escuela para muchos otros. Más de 40 músicos se han ido subiendo y bajando de la caravana que hoy sí cuenta con Elíades Ochoa, Guajiro Mirabal y Barbarito Torres, enrolados en lo que se ha denominado «Adiós Tour». «Bueno, pero yo no me canso nunca de actuar, no es ningún adiós», dice Portuondo. «Una sigue sus impulsos. Siempre tengo la energía para cantar porque eso tiene que ver con la alegría. La música te la entrega la naturaleza», comenta quien fuera «prima donna» del mítico club Tropicana de la capital cubana. Allí se ganó el apodo de dueña del «feeling». «Ay, pero yo no me siento más afortunada que cualquier otro ser humano. Para ser afortunado se consigue con un poco de actitud ante la vida. Hay que tener ideas y seguir buscando, esa es la manera de seguir viviendo», dice si se le pide un balance de su carrera.

w notas del pentagrama

Junto a ellos, completarán la formación el maestro del tres cubano Papi Oviedo, el pianista Rolando Luna, el trompetista Luis Alemany y una sección rítmica de conservatorio al contrabajo, las congas y los timbales. «Las siete notas del pentagrama son algo muy importante», asegura Portuondo. «Con ellas puedes ir a todas partes. Puedes pasar con ellas fronteras de economía, de razas, de idiomas... es algo muy importante las siete notas. Igual que el flamenco, la música de ustedes, que ha trascendido a muchos lugares. Nosotros somos igual que los flamencos: algunas veces estamos contentos y le cantamos a la vida con el ‘‘salero’’ que dicen ustedes. Y otras tenemos rato para estar tristes».

LA HABANA, VUELTA A CASA

La gira en la que está la orquesta comenzó en 2014 y durará hasta el otoño de este año. Serán más de 60 conciertos que tendrán su colofón en casa, en La Habana, donde todo comenzó. «Claro que tengo ganas de volver a casa. Pero los cambios políticos por los que preguntas... Lo que se ha hecho de momento es un tratado que hace muchos años no se quería firmar para tener buenas relaciones y eso es bueno. Pero vamos a esperar a la vida y al destino. Yo soy optimista y valiente y siempre con la sonrisa en los labios», dice Portuondo.