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La Paloma, canciones generacionales a su pesar

La banda madrileña, una de las revelaciones de la escena, publica "Todavía no" antes de abrir el Primavera Sound en Barcelona y Madrid
La Paloma, canciones generacionales a su pesar
La Paloma, canciones generacionales a su pesarNeelam Khan

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Rechazan cualquier portavocía o representación del sentir de ninguna generación. Y, sin embargo, la encarnan. Pero es que además, como diría el meme de Julio Iglesias: «Y lo saben». El grupo madrileño La Paloma acaban de publicar su primer disco largo tras un puñado de singles y un EP y ya son una de las realidades de la escena independiente, reclutados, entre otras cosas, por el Primavera Sound para la fiesta de bienvenida de su edición gemela de este año en Madrid y Barcelona. El cuarteto amplía sus horizontes en un disco de debut pegadizo, con ecos de los clásicos del «indie» nacional, lleno de excelentes melodías y, sobre todo, de estribillos en primera persona llamados a ser coreados como una consigna de grupo.
Nico Yubero, uno de los dos motores compositivos de la banda junto a Lucas Sierra (completan la formación Rubén Almonacid y Juan Rojo) explica el primer hecho que define el componente generacional del grupo, cuyo germen se sitúa apenas dos semanas antes del estallido de la pandemia. «Lucas y yo nos conocimos justo antes de que todo pasase y aprovechamos los meses encerrados para pasarnos ideas de canciones. Cuando empezó la desescalada salimos a buscar banda», explica Yubero, que matiza que todos los miembros del grupo han participado en alguna formación desde 2014. «Las bandas que nacimos en pandemia no participamos de una escena. Somos parte del presente, tenemos amigos en otros grupos y coincidimos. Pero no tenemos la sensación de pertenecer a nada. Se verá con la distancia, en el futuro, imagino». La primera norma de la escena es que no hay escena. Existe, aunque dispersa y sin manifiestos fundacionales. Flexible y mucho más diversa y permeable que la anterior. Siente, eso sí, que aprovecharon un momento expansivo: «Llegó el final de las restricciones y se nota que hay predisposición de la gente para hacer cosas e ir a conciertos. Eso sí nos ha beneficiado», comenta.
Sin embargo, el buen momento de La Paloma se lo fabricaron ellos. Primero, con un hit indiscutible: «Bravo Murillo», una canción que sitúa al narrador «esperando la muerte» en una terraza de esa popular vía madrileña, seguramente una de las más castizas y llena de contrastes de la ciudad y que obra el milagro del pop: ubicar la acción en un momento y un lugar y que el oyente la viva como propia. Aquel tema se fue convirtiendo en una especie de himno local, porque ¿quién no ha sentido el paso del tiempo en Bravo Murillo? «Soy del barrio de Tetuán y es una canción que mezcla varias experiencias que de repente se invocan en esa calle, que es tan larga y la conoce tanta gente que... ha cuajado. Ha sido muy importante para nosotros y eso que es una reflexión vaga. Son cuatro frases, no tiene chicha. Pero estoy orgulloso de ella», señala.
El sonido del nuevo disco da un paso adelante con respecto a aquel single. «Cuando grabamos el primer EP no habíamos tocado ni en directo. Estábamos muy verdes. Hemos ido puliendo mucho desde entonces, sin conversaciones, solo tocando. Sabíamos cómo componer pero no habíamos trabajado juntos en el sonido que queríamos. Aquí ha habido trabajo de pulir y de tener las cosas más claras. Y hemos dado con algo que nos representa con ayuda de Diego Escriche, que ha producido el disco», explica Nico.
De nuevo, estribillos como «Un estado emocional frágil / consecuencia de una vida fácil» parecen retratar una generación atribulada y desnortada que acumula cierta «ira sorda» en su interior. Solo es un ejemplo: «Mi cabeza se ha convertido / en una fiesta en la que no quiero estar» bien podría plasmar lo que siente una multitud. «Bueno, hay que tener cuidado a la hora de autodenominarse generacionales... Eso se me hace muy grande. Las letras las hacemos Lucas y yo, cada uno con su forma de expresarse y con su estilo. Los temas suelen parecerse un poco y somos de un contexto parecido y hablamos de las cosas que nos pasan a nivel personal, pero no tratamos de sentar cátedra, sino expresar nuestra realidad». Y así es como se logra, de nuevo, el milagro del pop.

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