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Música
Pero, ¿cuál ha sido la canción del verano?
Aunque otras temporadas estivales lo tenemos claro, en 2025 no hay un claro vencedor de la canción del verano, aunque algunas se han pegado fuerte

En nuestro tiempo, que todo lo medimos –los pasos diarios, las calorías que ingerimos, las horas de sueño profundo, el ritmo cardiaco, el tiempo que hemos usado el móvil, las veces que hemos escuchado una canción o abierto la tapa del váter, etcétera–, resulta paradójicamente más difícil que nunca acordar cual ha sido la canción del verano. Y es que es tal la cantidad de «outputs» y datos precisísimos que recibimos al instante de cientos de plataformas que, dada la saturación, es imposible ponerse de acuerdo: «Bien, tal canción fue la más escuchada en la primera semana de agosto en Spotify con X reproducciones, pero tal artista ha sido, en cambio, el más escuchado durante el mes de julio en YouTube. Sin embargo, el ranking de Los 40 Principales lo encabeza el tema tal del grupo Y...». Así no hay quien se ponga de acuerdo: máxime cuando los principales surtidores de música en streaming, como Spotify, arrojan resultados muy condicionados por las escuchas en bucle de esos jóvenes de la Generación Z, que no se quitan los AirPods ni para sacarse la cera con bastoncillos. Normal que así en las listas de las canciones más sonadas siempre reinen artistas impronunciables como claves de WiFi (valga el ejemplo inventado: «HuuExxiihEjjj feat z.T’T (b2b) - bIEEEN RicoohH») que hacen siempre la misma canción de trap con autotune.
No, no busquen ahí la canción del verano (auque si quieren la información, ahora mismo abro la app de Spotify y les digo que en la última semana los tres temas más escuchados en España han sido exactamente: 1. «TU VAS SIN (fav)», de Rels B; 2. «La Plena», de W Sound; y 3. «Me Mareo», de Kidd Voodo y JC Reyes) ¿Les dice algo?. Pues no la busquen ahí, sino en los chiringuitos, de Mojácar a Sanxenxo, en las fiestas del pueblo de orquesta y verbena, en el tarareo del niño que baja a la playa de la mano de su madre, en la megafonía del estadio antes de que empiece el partido. Realmente, no la busquen, porque la canción del verano, si realmente es la canción del verano, les acabará encontrando, enganchando como un pitón a un mozo en San Fermín, envolviéndoles sutilmente como la humedad, cual si fuera parte del clima. La canción del verano, como todo buen tema pegadizo que se precie, les encandilará a principios de julio, para el día de Santiago ya la podrán tararear y para mitad de agosto, empalagados de esta, ya la aborrecerán.
Ocurrió el estío pasado con «Potra Salvaje», de Isabel Aaiún, que se quemó a mitad de julio, dado que venía pegando fuerte desde la Eurocopa. A esta le sucedió «Si antes te hubiera conocido», de Karol G., reina indiscutible de agosto. Veranos antes sonó sin descanso el «Nochentera», de Vicco y el «Quédate» (Music Sessions, Vol. 52) de Quevedo y BZRP. Pero, ¿y este año? Puedo asegurar, habiéndome pateado chiringuitos en Zahara, beach clubs en El Puerto y verbenas de la España interior, que en 2025 no ha habido un tema del verano, al menos no uno indiscutible. Quizás, fíjense, «La morocha», de los jóvenes argentinos Luck Ra y BM. En fin, en tiempos de la dictadura del algoritmo ningún artista sabe a qué atenerse, máxime desde que el célebre Georgie Dann se llevase la fórmula de la canción del verano a la tumba.
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