Teatro

Nueva York

Potente inicio de temporada

Temporada del Met. «Eugene Oneguin» de Chaikovski. A.Netrebko, M.Kwiecien', P. Beczala, O.Volkonova, E.Zaremba, L.Diadkova, A.Tanovitzki. D.Warner, dirección escena. P.Smelkov, dirección musical.
La Razón
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Casi una treintena de títulos presenta la recién abierta temporada del Met, la más importante de cuantas existen hoy día en el mundo. Cierto es que no ha arriesgado mucho con la obra de apertura, una nueva producción de «Eugene Oneguin» a cargo de Deborah Warner que sustituye a la conocida de Carsen, encomendada a un trío protagonista excepcional: Anna Netrebko, Piotr Beczala y Mariusz Kwiecien. Soprano y tenor se encuentran entre los más solicitados, mientras que el barítono protagonista obtuvo hace un año el premio de la crítica en Oviedo. Está llamado al estrellato, si bien el papel le viene aún un poco grande en su último acto, dada su voz todavía muy lírica para el recorrido de un Oneguin.

Anna Netrebko tiene muy bien aprendido el rol de Tatiana, y a día de hoy, le va como anillo al dedo, aunque aún le iría mejor con unos kilos menos. Con todo en su sitio de forma tradicional y bella estética, no precisa de lecturas o explicaciones adicionales. Al éxito del espectáculo ayuda mucho la matizada dirección que realizan tanto Valery Gergiev como Pavel Smelkov. Hace dos semanas se acusaba al Met de tolerar la homofobia a causa de la negativa de Netrebko y Gergiev a condenar la represión que sobre el mundo gay ejerce en Rusia el presidente Putin. Sin embargo ahora el Met, en coproducción con la English National Opera, se sumerge en el mundo del ciberacoso homosexual por internet. A través de pesquisas policiales en una trama de violencia se refleja el oscuro y solitario mundo de los contactos y relaciones por las webs en las que se suele no ser lo que se parece. El autor de «Two Boys», Nico Mohly, es, con sus 32 años, el más joven que jamás haya estrenado una ópera en el Met y supone un ejemplo de frescura en el género, demostrando que se pueden contar cosas nuevas de forma interesante e incluso sorprendiendo al público.

También lo logra la potentísima producción de William Kentridge de «La nariz» para el Met, Lyon y Aix-en-Provence, que entiende y se acopla formidablemente a la joven partitura de Shostakovich. No dejan margen a la distracción en una demostración de cómo combinar las tecnologías audiovisuales de la misma forma que el compositor lo hizo con los modelos musicales. Paulo Szot borda a Kovalyov. En el equilibrio radica la virtud y de ahí que Peter Gelb, director del Met, complete el primer mes de la temporada con el bel canto de una «Norma» de Bellini encomendada a Sondra Radvanovsky. El Met no ha podido empezar mejor y de forma más equilibrada e interesante.