Obituario
Muere Rick Davies, el lado silencioso de Supertramp
El grupo recordó en su página web que su amor por la música comenzó de niño escuchando "Drummin' Man" de Gene Krupa, tras lo que desarrolló una pasión por el jazz, el blues y el rock'n'roll
No es que pasaran desapercibidos, sino que la fama de Supertramp fue peculiar. Más bien, un accesorio más que portaban inevitablemente por ser su música merecedora de ella. Sus canciones sonaron y dejaron huella, así como forman parte y con gran brillo de la historia del rock. Pero nunca se obsesionaron, solo por dejarse llevar por sus pasiones creativas. Quizá Rick Davies, cofundador, cantante y compositor de la banda, fuera el máximo representante del lado humilde de Supertramp. El artista, que padecía mieloma desde hace casi diez años, ha fallecido a los 81, según informó ayer la banda de rock, que despide al más reservado y, quizá, íntegro, de sus miembros.
Davies nació en Swindon el 22 de julio de 1944 y falleció este pasado sábado en Long Island (EE UU). El grupo recordó en su página web que su amor por la música comenzó de niño escuchando «Drummin’ Man» de Gene Krupa, tras lo que desarrolló una pasión por el jazz, el blues y el rock’n’roll. De hecho, si bien le diagnosticaron la enfermedad en 2015, una vez superó la fase más agresiva el artista continuó actuando en clubes cercanos a su residencia, donde cultivaba más el rythm & blues que el rock.
Huella imborrable
Davies se interesó por la música desde joven. Primero, se formó como baterista y después como teclista. Tras un breve periodo actuando como Daddy junto a Roger Hodgson, decidieron cambiar el nombre y fundar Supertramp en 1969 en Londres. La primera formación de la banda, que fue cambiando a lo largo de su trayectoria, la completaban Richard Palmer-James y Robert Millar. Pero era la combinación entre Davies y Hodgson la perfecta definición del estilo y la historia de la banda: por un lado, un silencioso y pragmático Davies más «bluesero» y, por otro, un Hodgson más temperamental, carismático y espiritual, con intereses artísticos más cercanos a la escuela de los Beatles. Desde el inicio hubo divergencias, pero ello hizo posible traer a nuestros oídos «Dreamer», «Bloody Well Right», «Breakfast in America», «Goodbye Stranger» o «Even in The Quietest Moments», que son algunos de los mayores éxitos del conjunto.
Como coautor, indica la banda en su web, Davies fue la voz y el pianista detrás de las canciones más icónicas de Supertramp, «dejando una huella imborrable en la historia del rock. Su voz llena de alma y su inconfundible toque en el Wurlitzer se convirtieron en el latido del sonido del grupo», dicen en el comunicado en referencia al piano eléctrico que se convirtió en su sello, especialmente en los años setenta y ochenta.
Fuera de los escenarios, según la nota, Davies era conocido «por su calidez, resiliencia y devoción a su esposa, Sue, con quien compartió más de cinco décadas. Tras enfrentar serios problemas de salud que le impidieron continuar de gira con Supertramp, disfrutaba tocando con sus amigos de toda la vida en la banda Ricky and the Rockets», indicó el grupo, del que Hodgson se fue en 1983 para continuar su carrera en solitario.
«La música y el legado de Rick continúan inspirando a muchos y son prueba de que las grandes canciones nunca mueren, sino que siguen viviendo», concluyó Supertramp en su homenaje a Davies.