opinión

En solfa: Queridos Reyes Magos, 2024

El equipo de críticos musicales hemos echado nuestra carta de peticiones, aunque no tenemos muy claro que haya reyes que las puedan conceder, pero la esperanza es lo último que se pierde

Visión del patio de butacas del Teatro Real
Visión del patio de butacas del Teatro RealTEATRO REALTEATRO REAL

Ya vienen los Reyes Magos. Ya vienen los Reyes Magos al nidito de Belén. Cargaditos de juguetes, cargaditos de juguetes para el Niño de Belén…

Quizá también lleguen para algunos de nosotros. El equipo de críticos musicales hemos echado nuestra carta de peticiones, aunque no tenemos muy claro que haya reyes que las puedan conceder, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Se nos ocurre, puesto que parece no abundar el dinero, pedir cosas que no cuesten dinero, o muy, muy poco, aun siendo conscientes de que a veces estas suelan ser las más caras para aquellos que dirigen los designios del mundo, y por ello “impedibles”. Hay muchas, pero empezamos sólo con una:

-Que los niños tengan la oportunidad real de aprender a escuchar música. Nuestros chicos pueden seguir aprendiendo en las escuelas cosas tan absurdas e ineficaces como el cálculo del volumen de un tetraedro regular, pero el asunto no es tanto que la música se aprenda en la escuela (que también) como que, sencillamente, se escuche. Porque sí; leer, saber mirar una obra de arte plástica, etc. es fundamental para la formación de un chaval, pero aprender a escuchar música entendemos que lo es más.

-Para el Ministerio de Cultura, que desaparezca el indignante IVA cultural y que reflexione sobre lo que realmente es importante preguntarse.

-Para el Teatro Real, que GM no tenga que volver a recordar al nuevo ministro tiempos pasados y pueda seguir funcionando a su aire, pero con algo más de humildad y una buena ópera española de los siglos XVIII a comienzos del XX.

-Para el Jefe de la Casa Real, que los Reyes de Oriente le ayuden a ver que carece de sentido impedir el uso diario del palco real en el Teatro Real.

-Para la OCNE, que siga regalándonos óperas en versión de concierto y menos el Teatro Real.

-Para INAEM, que se acabe de reorganizar su estructura, aun no siendo lo más importante.

-Para el Teatro de la Zarzuela, ciencia y suerte a Isamay Benavente y que, con el Maestranza, aborden una producción de la zarzuela "Margot" de Joaquín Turina.

-Para orquestas y teatros, que vuelvan los programas de mano en condiciones.

-Para el Auditorio Nacional, que todas las fundaciones abonen lo mismo por su alquiler.

-Para les Arts, que Pablo Font de Mora –renovado presidente de la Fundación Palau de les Arts- y Jorge Cuya, pongan en algún sitio emblemático el nombre de su alma máter, la difunta Helga Schmidt.

-Para la CAM, que ella, el Ayuntamiento de El Escorial y Patrimonio Nacional sean capaces de recuperar la idea por la que se construyó el Auditorio/Teatro de San Lorenzo de El Escorial.

-Para Radio Clásica, que desaparezcan intrusos e ignorantes y que deje de explicarnos todo y a hablar de todo para emitir más música. Está bien saber distinguir entre una cefalea y una migraña, pero mejor escuchar una sonata para piano de Prokofiev o un cuarteto de cuerda de Haydn.

-Para el CNDM, que pueda seguir funcionando como una moto.

-Para la Orquesta de Córdoba y alguna otra andaluza, la solución a sus problemas.

-Para Plácido Domingo, que disfrute su nuevo ático madrileño a pesar de que no gobierne España quien él pensaba que acabaría con los vetos.

-Para Miguel Ángel Gómez Martínez, que orquestas y teatros recuerden lo buen director que es.

-Para Barenboim, salud.

-Para Antonio Moral, que no eche de menos Granada y se solucione un conflicto con el INAEM

-Para Alfonso Aijón, el último gran caballero de la música, que se le rinda de una vez el homenaje que se merece, además de larga y sana vida.

-Para las revistas de música clásica, que dejen de ser sucursales de los artistas y discográficas y que comprendan que no podemos ser el país con mayor número de ellas y que las instituciones no pueden cuidar a todas.

-Para la prensa generalista, que vuelvan las mayoritariamente desaparecidas críticas de música clásica.

-Para nuestros políticos, que crezca la nariz cada vez que mientan.

-Para el público, que los directores artísticos de los teatros de todo el mundo se dejen de machacarnos con sus gustos escénicos, respeten los libretos y aquello en lo que pensaban los compositores y dejen de tratar de convencernos de la necesidad de reactualizar las óperas.

-Para vosotros, Reyes Magos, que los niños os puedan escribir en nuestro lenguaje español común, para que os sea más fácil y no necesitéis de traductores adicionales, que ya bastante lío tenéis para atravesar territorios entre gripes, covids y otros virus.

¡Y mucho, pero que mucho humor y menos polarización ante este 2024!