También hay ópera de cámara
Creada:
Última actualización:
En España hay varios teatros de ópera importantes donde se ofrecen obras de gran formato pero hay un género, el de la ópera de cámara, que ha quedado desprotegido por años
”Fantochines” de Conrado del Campo. S.de Munck, B.Quiza, F.Barrutia. Orquesta de Cámara. T.Muñoz, dirección de escena. J.A.Montaño, dirección musical. Fundación Juan March. Madrid, 13 de marzo.
En España hay varios teatros de ópera importantes donde se ofrecen obras de gran formato pero hay un género, el de la ópera de cámara, que ha quedado desprotegido por años. Sin embargo el pequeño formato está experimentando un auge en los últimos tiempos en salas de experimentación. La crisis no es ajena a ello y algo de bueno debía de traernos.
La Fundación March tiene la suerte de contar con su propio patrimonio. No busca ingresos por patrocinios, por los conciertos o exposiciones que programa, que todos son gratuitos. Tampoco pretende llegar a un público mayoritario y ni siquiera llenar las salas de su estupenda sede, donde se desarrolla toda la actividad. Eligió el camino de la multidisciplinaridad para sus programaciones y decidió que éstas habían de inspirar confianza más que romper. En definitiva, apuesta por la soberanía de propuestas y por la calidad, buscando satisfacer necesidades sociales más que los deseos inmediatos del público. Así, en el pasado julio, programó “La salsa de Aniceta” de Angel Rubio dentro de su ciclo de conciertos didácticos y más recientemente “Cendrillón” de Pauline Viardot.
Se atreve ahora con una pieza de una hora de Conrado del Campo (1878-1953), autor de varias óperas extensas que permanecen aún más olvidadas que la breve “Fantochines”, estrenada en 1923 en el Teatro de la Comedia junto a “La serva padrona” de Pergolesi con Angeles Ottein como Doneta. Poco se escucha hoy del compositor madrileño, creador de muy sólidos cuartetos de cuerda y, aunque es cierto que “Fantochines” esté lejos –no sólo en el tiempo- de “La serva padrona”, sí que merece la pena su resurrección, haciendo pasar un rato muy agradable al público que asistió a la March.
Se contó con las afortunadas interpretaciones de la soprano Sonia de Munck como Doneta, el barítono Borja Quiza como Lindísimo y el también barítono Fabio Barrutia como Titiritero y Doña Tía. Los tres supieron dar intención y gracia en unos papeles escritos para la voz con mayores dificultades de las que una obra así haría presumir. Tan sólo hubiera sido deseable una cierta contención en el volumen, ya que la sala no precisa de exhibiciones de caudal. Fueron bien acompañados por el quinteto de cuerda con solistas de la Comunidad de Madrid, flauta, xilófono y piano bajo la cuidada dirección de José Antonio Montaño. Una positiva colaboración entre la Fundación March y el Teatro de la Zarzuela que señala un camino a proseguir.