Tommy Thayer: «Traemos guitarras que lanzan cohetes y más locuras»
Tras cuatro décadas de éxitos, Kiss se encuentran en su momento más dulce, con una formación estable y un «show» en directo «más grande que la vida» donde combinan música y espectáculo visual. La banda neoyorquina de rock duro liderada por Paul Stanley y Gene Simmons aterriza con todo el aparataje este mes de junio en España, el domingo en Barcelona y el lunes en Madrid. Al habla Tommy «The Spaceman» Thayer, guitarrista principal de la banda desde 2002.
–Un concierto suyo implica un verdadero encaje de bolillos. Es un «show» complejo, casi una superproducción de Hollywood, lleno de efectos especiales. ¿Hasta qué punto es difícil que funcione?
–Pasamos una barbaridad de tiempo preparándolo, más que cualquier otra banda que haga algo parecido. Los efectos tienen que ser probados, necesitamos profesionales que lo hagan y todo pasa por el ordenador. Para que salga bien, contamos con un equipo muy grande de gente: se trata de conseguir la perfección y que no se produzca ni un fallo.
–Esa preparación debe de ser dura, por ejemplo, para quedarse en la marca y no quemarse con los fuegos artificiales, o el vuelo con cables por encima del público.
–Lo es. Pero estamos acostumbrados. Ensayamos durante varias semanas, tanto las canciones como todo el espectáculo. Hasta que no conseguimos que sea compacto y dinámico, no paramos.
–Esta gira es de aniversario...
–Haremos un show grande, «bombástico» y «over the top», porque siempre traemos un escenario gigante con un montón de pirotecnia, vídeo y toda clase de efectos. Tenemos guitarras que tiran cohetes, miembros del grupo que vuelan mientras tocan y más locuras.
–Usted debutó como guitarrista de la banda en 2002. ¿Cómo ocurrió?
–Fue una experiencia emocionante que nunca pensé que iba a vivir. Había tocado con ellos ya muchas veces pero no como miembro oficial, y también tenía un grupo llamado Black ‘n Blue en los 80. Tras mis años en esa banda, Kiss me ofreció trabajar con ellos en la Kiss Organization, e hice un poco de todo: producción, management y mil cosas más. A finales de los 90 estaba metido en eso, pero se dio la casualidad de que la plaza de guitarrista quedaba libre, y Paul (Stanley, guitarrista y cantante) y Gene (Simmons, bajista y cantante) me ofrecieron el puesto. No lo esperaba.
–¿Qué sintió al convertirse en el nuevo «The Spaceman» de Kiss?
–Fue un sueño hecho realidad, siempre he amado a Kiss y a las bandas de rock duro de los 70, la época en la que crecí. Cuando me vi dentro, mi mente estaba a punto de estallar, alucinaba. En una de las primeras pruebas de sonido que estuve como guitarrista para un concierto de Kiss, uno de los operarios me pasó por primera vez la púa personal con mi nombre y el de la banda. Se podía leer: «Tommy Thayer de Kiss», era increíble.
–Stanley y Simmons, los únicos miembros originales de Kiss, tienen personalidades muy fuertes. ¿Cómo es la convivencia?
–(Risas) Estar con Gene y Paul es fantástico, son como dos hermanos mayores. Lógicamente se llevan mucha atención de los fans, así que hay que ser paciente. Aunque otras veces toca crecerse, tomar el escenario cuando llega el momento, hacerlo tuyo, sentirte grande y aprovechar el momento en que haces un solo de guitarra o en el que cantas. Es verdad que sus personalidades pueden hacerte sombra, pero no hay que ser tímido ni dejarse comer.
–¿Cuál es el secreto para el éxito de Kiss durante 40 años?
–Es una combinación de cosas. Paul y Gene han sido muy listos, piensan fuera de la zona de confort, sin seguir las normas establecidas, y han sabido estar al margen del alcohol y las drogas.
–Han colaborado con la banda japonesa de chicas Momoiro Clover Z. ¿Cómo fue la experiencia?
–Es un ejemplo perfecto de eso que le decía de que Kiss piensan más allá de su zona de confort. Hacer algo diferente, divertido, fresco. Paul Stanley y nuestro productor Greg Collins trabajaron con ellas y dieron forma a la canción. Luego las chicas vinieron a Las Vegas y grabamos el vídeo, que es espectacular. Fue número uno en Japón.
–¿Qué va primero, el espectáculo o las canciones?
–La parte del entretenimiento es algo único, y Kiss ayudaron a que los elementos teatrales y la puesta en escena entraran en el rock. Ahora bien, todo eso no sirve de nada si detrás no hay una banda de rock sólida, con buenos discos. Por mucho que tengas petardos y efectos especiales, eso no ocultará que tus canciones y actitud sean malas.
–La influencia de Kiss ha llegado a lugares insospechados. En la reciente película «Mad Max: Furia en la carretera» hay una imagen que parece sacada de unos de sus conciertos: una guitarra lanzallamas tocada por un músico poseído. ¿Han pedido derechos de autor?
–¿De verdad? (risas) Aún no la he visto, pero me lo imagino. Kiss ha influido a mucha gente, incluso al cine.