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Un Bach renovado

Temporada de la ONE. Bach: «La Pasión según San Mateo». Voces: María Espada (soprano), Franziska Gottwald (contralto), Tilman Lichdi, Jörg Dürmuller (tenores), Klaus Mertens, Jens Pokora (bajos), Escolanía del Sagrado Corazón de Rosales. Coro y Orquesta Nacionales de España. Director: Ton Koopman. Auditorio Nacional, Madrid, 24-III- 2013.
La Razón

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Un oficiante entre colegas. Ésa es la tranquila, sabia y serena imagen/sensación que Ton Koopma, 68 años (Zwolle, Holanda, 1944) transmite ante y con los músicos, en este caso, los profesores de la Orquesta Nacional de España y el Coro Nacional, ya acostumbrados a las maneras educadas, serias y competentes de un maestro que con los conjuntos brindara la pasada campaña la «Pasión según San Juan» de Bach y que este año ha vuelto para encarar el reto de la «Matthäuspassion». Koopman tiene mucho de sacerdote volcado en la celebración de un ritual, pero a la vez es un preste amigo, cercano, colega en el mejor sentido del término. No cultiva apenas el tránsito entre repertorios, como otros seguidores de la interpretación auténtica, sino que se sabe dueño de un mundo clásico-barroco (Bach, Telemann, Vivaldi, Haydn y Mozart) que conoce a fondo como solista, investigador y director.
Su Bach reduce elementos, pero tampoco exagera en el reajuste numérico. Cuida la contraposición antifonal de coros y conjuntos instrumentales, y su estilo se basa en dos premisas: la claridad, prístina, de las voces, y el ritmo, omnipresente, matizado en cada segmento, de forma que su discurso siempre tiene vida y vivacidad. El Coro Nacional, tras una entrada dubitativa, cantó maravillosamente, siempre pendiente del celebrante Koopman, que gobierna el devenir desde el órgano positivo, y el coro infantil mostró una cuidada afinación. La orquesta y sus solistas se sentían cómplices del maestro y a su nivel brillaron, actuando, como segundo órgano, la esposa del artista, Tini Mathot. Koopman es fiel a sus cantantes, y ése es el caso del bajo Klaus Mertens: la voz no está en su mejor momento, aunque el tono sigue imponiendo; si la parte de «Jesús» no le supone problema, las arias de bajo se producen con cierta tirantez. María Espada, soprano solista en la otra Pasión, «San Juan», que hace tres semanas dirigiera Kalmar a los conjuntos de RTVE, salvó con holgura sobrada la papeleta de la sustitución de la anunciada Bettina Pahn, y la contralto Gottwald, errática al principio, dio lo mejor de su canto en su momento estelar, el «Erbarme dich» de la segunda parte. Excelente el «Evangelista» de Lichdi. Una magnífica traducción de los textos de Luis Carlos Gago y un original planteamiento en las precisas notas de María Santacecilia remataron el continente de un admirable concierto.