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Un músico irrebatible

La Razón
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Pocos pianistas resultan tan fiables como este noruego nacido en 1970.
Obras de Beethoven, Bartók, Liszt y Chopin. Piano: Leif Ove Andsnes. Auditorio Nacional. Juventudes Musicales. 23-4-2013. Madrid
Pocos pianistas resultan tan fiables como este noruego nacido en 1970. No es una estrella fulgurante, mediática, como Lang Lang o un severo, conspicuo y afiligranado perfeccionista como Sokolov; tampoco un febril buscador de las más recónditas estructuras como Pollini o un humanista transido de esquivos lirismos como Barenboim; o, en fin, un refinado rastreador de emociones poéticas como Pires. Pero es un músico de una solidez irrebatible, unas espléndidas dotes constructivas y un sonido de rara depuración.
Seguridad y sentido
Sin poseer el espectro tímbrico pleno y sensual de un Kissin, el de Leif Ove Andsnes tiene presencia y carne, si bien no lleguemos a encontrar en él esos refinamientos que a veces pedimos a los intérpretes de Chopin. Las dos piezas de este compositor incluidas en el concierto, el «Nocturno op. 48 nº 1» y la «Balada nº 4», tocadas con enorme seguridad y sentido de las proporciones, fueron meridianamente expuestas aunque a falta de un empleo más claro del «rubato» y de una expresión más romántica. Magnífica en todo caso la difícil coda de la segunda obra, otras veces tan confusa.
El pianista tuvo el buen gusto de programar dos sonatas no muy frecuentadas de Beethoven, la «nº 22 op. 54» y la «nº 28 op 101». Tras un inicio no demasiado delicado de la primera, el Allegretto subsiguiente fue centelleante. En la segunda se contemplaron los elementos danzables, los preciosismos del «Vivace alla marcia» y los contrastes dinámicos del «Allegro» final, donde Andsnes fue capaz de pasar sin solución de continuidad del pianísimo al fortísimo.
También resultó muy buena la interpretación, a falta de una acentuación más incisiva, de la «Suite op. 14» de Bartók y en su justo término la de la teatral «Pensamiento de los muertos», del cuaderno «Armonias poéticas y religiosas» de Liszt. Dos valses de Chopin muy bien delineados cerraron el recital. Excelentes y clarificadores notas al programa de García del Busto.

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