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Un Wagner comprimido en tres movimientos

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La Orquesta Sinfónica de Madrid, la antigua Arbós, el conjunto que ocupa el foso del Teatro Real, tiene también su temporada particular, que desarrolla en el Auditorio Nacional y que se divide en siete conciertos. Hablamos aquí del último de este curso y que ha dado la oportunidad a Pedro Halffter Caro de ofrecer en Madrid esta muy hábil síntesis orquestal de la tercera ópera de la «Tetralogía» de Wagner, un compositor especialmente querido por el madrileño, que ha trabajado mucho sus pentagramas, sobre los que ha realizado diversas versiones sinfónicas. Tres actos tiene «Sigfrido» (o «Siegfried») y tres movimientos integran esta síntesis. El primero, como nos indica el propio director, está construido en forma de sonata, con apoyo singular en el motivo del joven y rudo hijo de Siegmund y Sieglinde y un claro protagonismo del tema de la forja de la espada. El segundo aparece edificado como un lied (ABA) y da importante relieve al tema del pájaro del bosque, que aparece enseguida en un discurso enriquecido con la música de la lucha con el dragón (Fafner) y cerrado con un retorno del primer motivo, en el que se lució el clarinetista Méndez. El tercer tiempo se plantea como un juego de variaciones precedidas de una amplia introducción. Juegan relevante papel el tema amoroso, esbozado ya al final del diálogo Wotan-Erda, el motivo de la Espada y el principal del «Idilio de Sigfrido», página camerística regalada por Wagner a Cosima después del nacimiento de su hijo... Sigfrido. Halffter otorga una personalidad absoluta al protagonista, que se hará mayor tras descubrir el amor en la durmiente Brünnhilde. Es cierto que el joven despierta a la vida en ese momento, tras haber quebrado la lanza de Wotan, pero es hombre egoísta, cruel, de carácter bastante plano. Lo que no impide reconocer la hermosura de algunos de los motivos que lo acompañan y el fulgor de algunas de sus frases, sobre todo aquellas que canta con su recién descubierta compañera (de la que, por cierto, es sobrino). Halffter ha dado poca cancha en su meritorio trabajo a la larga escena del primer acto entre Mime y el Viandante y a toda la secuencia de los murmullos del bosque del segundo. En todo caso, no hay duda de que el director-compositor se conoce muy bien la partitura y que ha sabido desbrozarla, separar sus temas, engarzarlos, resumirlos, darles continuidad y componer unas muy lógicas transiciones y bien logrados pasajes de sutura, de tal forma que esta especie de suite opera con indiscutible funcionalidad y brillantez. Halffter se mostró muy seguro en la conducción, con gesto claro, menos metronómico que otras veces, más flexible, con respuesta excelente de una Orquesta con la que parece entenderse. El orgánico empleado es similar al original, con algún matiz. En este caso, por ejemplo, solo se emplea un arpa. El comienzo fue muy bueno, con estupenda prestación de la tuba. Buen aire a los pasajes danzables de la forja y delicadeza de trazo en las células del fuego. Los chelos cantaron bien sus frases de apertura del segundo movimiento. El trompa solista, pese a algunos accidentes, logró salir con bien de su difícil prueba. En la tercera jornada hubo algunos problemas de ajuste y de planificación, sobre todo al final, en donde la lectura se hizo bastante borrosa y en donde echamos en falta un lirismo más incandescente. Éxito final.
Wagner: «Sigfrido sin palabras» (síntesis sinfónica de Pedro Halffter). Orquesta Sinfónica de Madrid. Pedro Halffter Cano.
Auditorio Nacional, Madrid, 29-VI-2017.

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