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Wolf Alice, la nueva camada muerde

El grupo de Londres se presenta en el Dcode de Madrid con el contagioso «My Love Is Cool», su disco de debut
larazon

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Ellos no quieren hacerlo, pero no nos queda más remedio que tratar de transmitir a qué suena el sabroso gazpacho musical de Wolf Alice, la gran revelación musical británica de este año y que presenta en el Dcode de Madrid el brillante «My Love Is Cool», su álbum de debut. Aunque es cierto que tratar de describir el sonido del cuarteto nos sitúa en el filo de esa cita que se ha atribuido a una decena de personajes: «Escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura», es decir, una estupidez o una pérdida de tiempo. En el álbum, dentro de los parámetros del pop, eso sí, se mezclan riffs de guitarras metaleras junto a atmósferas sintéticas y por encima de todo la melodiosa voz de Ellie Roswel, que forma junto a Joff Oddie el núcleo creativo de la banda. Ambos pasaron por Madrid para la primera promoción internacional de sus vidas, y dejaron prueba de su afabilidad y llaneza.
- Democracia, a veces
Por ir acotando las coordenadas musicales, algunos han comparado a Wolf Alice con Elastica, y en algo aciertan. Sus temas discurren por un terreno reconocible, lugares en los que hemos estado ya hace tiempo pero que no nos cansamos de frecuentar, algo así como volver a entrar en la habitación del britpop de los 90 pero enganchando desde una esquina diferente. Temas como «You’re a Germ» (con guitarras a lo Pixies), «Freazy» (con un aire bailongo trip-hop) o «Lisbon» (una deliciosa maraña de ruidos con estribillo pegajoso) son algunos de estos rincones nuevos y apetecibles, bocados con fundamento. «En el disco hay muchos tipos de energía diferentes, porque nos afectan bastantes estímulos musicales. De todas partes obtenemos una vibración que nos emociona y nunca escribimos dos canciones de la misma manera. A veces alguien trae una parte y la construimos alrededor y otras el tema surge de una improvisación colectiva. Y en alguna ocasión alguien aporta un tema casi acabado y no permite que nadie intervenga. Unas veces es democracia, y otras, todo lo contrario», dice Joff, educado y cálido. «Todos los estilos que nos gustan pueden formar parte de nuestro sonido. A veces somos melodiosos y otras nos ponemos punkies. Pero no pensamos mucho en ello, dejamos que la canción vaya por su lugar natural porque no tenemos reglas, nos sentimos libres», añade Ellie, que tiene una cierta timidez capaz de levantar un muro transparente tras el que ausentarse unas cuantas respuestas, pensando, probablemente, en las intenciones ocultas de un pregunta blanca anterior. Poseen un aura mágica, algo de mistero «cool». Sus canciones resultan perfectas como banda sonora si Spike Jonze decide llevar al cine un cuento gótico. No en vano, el nombre del grupo lo toman prestado de un relato de Angela Carter, autora de «En compañía de lobos» y una buena colección de relatos fantásticos.
Sin embargo, su trayectoria como grupo es, y lo reconocen, bastante convencional. Actuaron como dúo y dejaron entrar a músicos temporalmente en el grupo durante tres años, hasta que dieron con Theo Ellis y Joel Amey, aprovechando todos los micros abiertos del apabullante tejido musical londinense. «Si preguntas sobre algún hecho o evento concreto que de repente nos hiciera populares, siento decepcionarte, pero no los hay. Lo que hemos conseguido es el resultado de muchas pequeñas sumas», cuenta Joff, aunque deja de lado la actuación del grupo en Glastonbury. «La escena de Londres es genial porque hay grupos, revistas, blogs, interés y público para la música. Pero al mismo tiempo puedes desaparecer fácilmente si no consigues que hablen de ti por tus canciones», apunta. Sin embargo, no es frecuente hacer una gira mundial con el disco de debut. «Bueno, es cierto que es difícil decir cómo de rápido van las cosas. Porque si comparas, hay grupos o artistas que necesitaran siete años para empezar a hacer canciones a su mejor capacidad, y otros sólo siete meses. En nuestro caso, han sido varios años, aunque nada que ver con el éxito instantáneo. Todo lo contrario: se parece más a un camino recorrido lentamente pero nada fácil de hacer. No ha sido suerte», señala Roswel. Sólo Florence & The Machine les privó de conseguir el «número uno» de las listas británicas. El resultado del disco es totalmente contagioso, sin negar que en el directo, su verdadera escuela, abandonan las sutilezas y se entregan al rock de guitarras. Lo veremos en el Dcode.

«Todavía nos buscamos en google»

Cuando las revistas empiezan a decir de tu grupo que es «la mejor banda nueva del momento», corres el riesgo de que la presión mediática te aplaste. «Eso nos colocó en una situación que no podíamos esperar. Y el riesgo de convertirte en un ‘‘hype’’ es algo que no podemos controlar, así que no pensábamos en ello, nos limitábamos a verlo como espectadores, como tú mismo», comenta Joff. ¿Empieza uno a buscarse en Google demasiado? «Es normal... cómo no vas a querer saber qué dicen de ti. No puedes no querer saber, ésta es la época en que vivimos», tercia Roswel. «Otra cosa es que te lo tomes en serio», añade.
- Dónde: Campus Universidad Complutense. Madrid
- Cuándo: Mañana.
- Cuánto: 50 euros.

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