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Zarzuela de arte mayor

Su director, Daniel Bianco, presenta una extraordinaria temporada repleta de voces españolas y nombres de la escena y la dirección musical

Daniel Bianco. Foto: Gonzalo Pérez
Daniel Bianco. Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Su director, Daniel Bianco, presenta una extraordinaria temporada repleta de voces españolas y nombres de la escena y la dirección musical

Un patio de butacas repleto y una presentación que, como explicó el director del coliseo, fue concebida como una zarzuela en la que hubo piano y voces de lujo. En el medio del escenario, solo, Daniel Bianco para presentar los títulos de la próxima temporada. En la primera fila Ignacio Belenguer, director general del Teatro Real, una presencia sintomática de los nuevos tiempos que poco a poco se abren paso tras conocerse la fusión de los dos coliseos líricos bajo el paraguas de una fundación. Mario Gas, Paco Azorín, Gonzalo de Castro, Jesús Castejón, Marisa Paredes, Emilio Sagi, Juan Echanove, Rosa Torres-Pardo, Antonio Moral, José Ramón Encinar, Oliver Díaz, Emilio Casares y Asier Etxeandia, entre los muchos que asistieron, quisieron respaldar a Bianco. La temporada arrancará el 4 de octubre con una brutal “Katiuska”, de Sorozábal, con Ainhoa Arteta, Carlos Álvarez y Jorge de León, dirigidos por García Calvo y con puesta en escena de Emilio Sagi. Le seguirá “La casa de Bernarda Alba”, de Miquel Ortega, ópera nueva en tres actos. En noviembre se disfrutarán dos funciones de “María del Pilar”, dirigida por Oliver Díaz, que dará paso a la recuperación de “El sueño de una noche de verano”, de Gaztambide, con dirección de Gómez-Martínez y ambientada en la Roma de la “dolce vita”. Abril y mayo serán los meses para escuchar y ver “El barberillo de Lavapiés”, de Asenjo Barbieri, en la voz de Borja Quiza y en nueva versión del multipremiado Alfredo Sanzol, y “Doña Francisquita”, de Vives, una coproducción del Teatro de la Zarzuela, el Liceo y la Ópera de Lausana, con dirección de escena de Lluis Pasqual y adaptación de Borja Ortiz de Gondra.

No faltarán el ciclo Zarzuela en danza, así como el de conciertos, que propone un total de diez, y en el que destacan las voces de Carlos Álvarez, Virginia Tola, Concha Buika, así como Tomatito o Rosa Torres-Pardo. El ciclo “Notas del ambigú” dobla sus conciertos hasta llegar a los 12 y se celebrará el cuarto de siglo de emblemático de lied, en coproducción con el Centro Nacional de Difusión Musical. Ya que el 23 por ciento de la programación está dedicada a los proyectos didácticos, el Proyecto Zarza cobra una singular importancia y contará con la dirección de escena de Pablo Messiez y la musical de Oliver Díaz. Bianco se refirió a la 2018-2019 con “una temporada de felices realidades” y de “continuación de un proyecto”. “La zarzuela es un género que nos pertenece a todos”. Y así explicó que de 112 se han pasado a 158 funciones, lo que supone un aumento de más del 40 por ciento; que las ventas para el público joven se han incrementado un 30 por ciento. Después del primer acto llegó el segundo, quizá el más esperado. Tocaba hablar de la fusión Zarzuela-Real. Optó Bianco, así lo explicó por “decir la verdad”. En los dos años y siete meses que lleva en el cargo “he trabajado sin descanso. He llevado mi programa a la realidad con éxito”. Sobre el futuro que le espera tras la noticia de la Fundación que acogerá a ambos coliseos dijo que espera y desea que sea buena; que la forma de fundación será “una nueva manera ágil de poder gestionar el teatro, pero no debemos olvidarnos de salvaguardar el género y a sus intérpretes, pues este teatro nació y creció para eso”. Desde marzo, cuando saltó la noticia, confesó que los trabajadores “lo están pasando mal, motivo por el que me solidarizo con quienes hacen posible que el teatro levante el telón”, al tiempo que se quejó con cierta amargura de la manera en que se le ha tratado: “En las formas han sido muy torpes conmigo”. ¿Qué le parece el proyecto” Su respuesta es clara: “Interesante si desde ahora se hace bien y con luz del día. Se trata de luchar por un género que es nuestro patrimonio. Y os prometo que por mi parte cuentan con la mejor disposición. Su teatro y su gente tendrán mi lealtad hasta el final”. Y antes de que cayera el telón, en sentido figurado, Bianco, que fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos dijo: “No quiero guerras. No deseo titulares que puedan hacerme daño a mi o a la gente que trabaja conmigo”. Y pidió diálogo, “sentarse a hablar, dar un paso al frente y escuchar a todo el mundo porque la situación es muy difícil y no todos los trabajadores están felices haciendo los paros”, al tiempo que recordaba que nadie se olvide del público, “porque es por ellos por quienes existimos”. Y cayó el telón. Bianco compartió, entonces, su soledad sobre el escenario con el calor del patio de butacas. Y la zarzuela no se acabó.