Nadie conoce a nadie
«Compulsión», la ópera prima de Ángel González, es un violento y duro thriller.
«Compulsión», la ópera prima de Ángel González, es un violento y duro thriller.
En términos psicológicos, la palabra compulsión alude a la conducta o al comportamiento obsesivo e irracional que presenta una persona ante una determinada situación. En términos cinematográficos, constituye el título de la primera película del director madrileño Ángel González quien, a pesar de contar con un presupuesto bastante insuficiente para su realización, ha conseguido trasladar a la gran pantalla la pesadilla de una historia sorprendente y oscura que se queda atascada en la garganta. Aunque en ocasiones la vida es tan bonita que parece de verdad, la de la pareja formada por Esther y Robert se desvanece de forma repentina cuando ella empieza a sospechar de la posibilidad de un engaño. Utilizando las ventajas de la mentira y las facilidades de la apariencia como principales aliados, Robert empezará a mostrar una cara, hasta el momento desconocida, que despertará los peores temores tanto de Esther como de su joven amante Fanny.
«Creo que de alguna manera somos violentos por naturaleza. El hombre es un animal racional o que lucha por ser racional, pero tiene que lidiar con sus instintos constantemente. Hay gente que no es capaz de diferenciar bien entre lo que significan sus instintos y lo que implica la razón. De alguna manera creo que reprimimos determinado tipo de instintos. Gracias al contrato social hemos llegado a desarrollar una sociedad en la que podemos vivir más o menos libremente, pero en cuanto ese contrato social se viene abajo, pienso que esos instintos violentos emergen», señala el cineasta sobre uno de los temas capitales de la cinta que sigue generando más preguntas que respuestas.
Bajada a los infiernos
Gracias a la fundación de la pequeña productora Shock Flim Factory, González ha podido gestar junto con José Pastor un proyecto cinematográfico como éste cuya inspiración nace de películas como «Eme, el vampiro de Düsseldorf», de Fritz Lang o de realidades nauseabundas como las del pederasta de Ciudad Lineal (barrio del director). El coste personal y profesional que hay detrás de su realización justifica las palabras de Ángel: «Me gustaría poder contar para próximas ideas con una financiación algo más institucionalizada. La aventura del bajo presupuesto es para hacerlo una vez y no más. Es muy duro y bastante ingrato en realidad, porque supone mucho esfuerzo, para luego tener que encontrarte con la realidad, con la distribución y con la exhibición. Es una actividad un poco kamikaze de la que nosotros hemos salido relativamente bien parados». Marina Esteve, Paco Manzanedo y Susana Abaitua protagonizan un relato que consigue atrapar de una forma diabólica y tramposa el interés de unos ojos que no quieren ni pueden dejar de mirar.