Origen e historia de la guillotina
El instrumento emblemático de ejecución, empleado durante la Revolución Francesa, sigue suscitando un notable interés y debate en la actualidad
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La guillotina representó una innovación trascendental que alteró radicalmente el proceso de ejecución en Francia. Su trayectoria está repleta de pormenores intrigantes que permiten comprender su génesis y su influencia en la historia del país galo.
Inicio
La guillotina fue concebida por el médico francés Joseph-Ignace Guillotin, cuyo nombre bautizó el dispositivo. Guillotin propuso la noción de un método de ejecución más humanitario y eficaz durante la Asamblea Nacional en 1789. Su propuesta fue aceptada, y se encomendó a un equipo de ingenieros y profesionales médicos la tarea de diseñar el mecanismo.
El primer prototipo de la guillotina fue confeccionado por el doctor Antoine Louis y el ingeniero Tobias Schmidt. El dispositivo constaba de una cuchilla de hierro afilada, suspendida en un armazón de madera, que se deslizaba de arriba abajo para llevar a cabo la decapitación de la persona condenada. Se esperaba que este procedimiento de ejecución fuese expedito y carente de dolor, a diferencia de los métodos previos, como la horca o la decapitación manual.
El primer uso
La primera vez que se utilizó la guillotina fue el 25 de abril de 1792, cuando se ejecutó a un delincuente llamado Nicolas Jacques Pelletier en París. El dispositivo se mostró eficaz y menos brutal en comparación con otros métodos, lo que derivó en su adopción oficial como el método de ejecución en Francia.
En el transcurso de la Revolución Francesa, la guillotina se convirtió en un símbolo de la lucha por la igualdad y la justicia. Se calcula que alrededor de 16,000 personas perdieron la vida en la guillotina durante dicho período, incluyendo figuras destacadas como Luis XVI, María Antonieta, Maximilien Robespierre y Georges Danton.
Después de la Revolución
Tras la Revolución, el empleo de la guillotina prosiguió en Francia durante el siglo XIX. En la época de la Restauración, los reyes Borbones restablecieron la monarquía, y la guillotina se utilizó para ejecutar a quienes se oponían al régimen. No obstante, el número de ejecuciones disminuyó significativamente en comparación con los años de la Revolución.
Además de su uso en Francia, la guillotina fue adoptada por otros países durante el siglo XIX y principios del siglo XX. Naciones como Alemania, Suecia, Bélgica y España emplearon la guillotina como método de ejecución hasta que fue reemplazada por procedimientos más contemporáneos y humanitarios.
La última ejecución pública en Francia tuvo lugar el 17 de junio de 1939, cuando un homicida llamado Eugen Weidmann fue decapitado en París. Este acontecimiento marcó el cierre de una era y el comienzo de un nuevo enfoque en la justicia penal.