Arquitectura

Patricia Urquiola: «En la vida hay que moverse y salir de la zona de confort»

Patricia Urquiola / Arquitecta. Presenta en Madrid su nueva obra: un «showroom» de casi 200 m² en una villa histórica de comienzos del siglo XX para una firma suiza de aparatos sanitarios

Patricia Urquiola, arquitecta
Patricia Urquiola, arquitectalarazon

Presenta en Madrid su nueva obra: un «showroom» de casi 200 m² en una villa histórica de comienzos del siglo XX para una firma suiza de aparatos sanitarios

Patricia Urquiola (Oviedo, 1961) es asturiana de nacimiento, pero nadie lo diría al escucharla hablar. Por su acento es fácil deducir que vive fuera, aunque sería raro acertar su patria chica o la de adopción. Viaja tanto que, en el sonido de sus palabras, se concentran mil voces de distintos lugares. Los mismos que han observado sus ojos azules, con mirada de artista, antes de trabajar en ellos. Vive en Milán, pero es la arquitecta y diseñadora española más internacional del momento. Hoy Europa, mañana EE UU, pasado Australia... Sus diseños están por todas partes y lo abarcan todo: hoteles, oficinas, apartamentos, vajillas, estanterías, lámparas, alfombras... En estos días ha pasado por España para visitar su última obra en Madrid: un «showroom» de casi 200 m² en una villa histórica de principios del siglo XX para la firma suiza de aparatos sanitarios Laufen.

- Malos tiempos

Quizá en estos tiempos no demasiado buenos para la arquitectura en España hasta los grandes han de contentarse con rediseñar espacios en vez de crear nuevos edificios: «Son malos tiempos para la arquitectura, pero los españoles son muy cultos, una generación impresionante, con capacidad de autocrítica y de resistencia. En la Bienal de Venecia el premio al mejor pabellón fue para el español por hacer un análisis tan crudo, aunque tan inteligente, sobre todas las arquitecturas no acabadas. Fue un trabajo precioso. O sea, que espero que nuestros geniales arquitectos resistan estos malos tiempos porque creo que España tiene el nivel de arquitectura más envidiable del mundo», asegura Urquiola. No lo pongo en duda, pero sí es cierto que ahora no tienen las mismas oportunidades. Se construye mucho menos. «Bueno, el interiorismo es una parte del mundo de la arquitectura y, desde él, se ve mucho el sentir de la ciudad. En estos días que he pasado en Madrid he estado en varios restaurantes y visto una serie de pequeños locales. Es como si todo se hubiera movido debido, imagino, a la crisis. Mucha gente con cultura y buena preparación, hijos de otra gente que tenía otros trabajos, se ha dedicado a proponer espacios para poder hacer restaurantes y todo tipo de negocios con muchísima gracia, muchísimo cuidado y mucha cultura. Al volver a Madrid, se nota que está creciendo de una manera muy coherente y agradable. Insisto en que posiblemente tiene que ver con la crisis. El caso es que hay que readaptarse haciendo lo que sea».

Urquiola habla sin parar. Tiene mucho que contar de la arquitectura y de su trabajo. Y más ahora, que es directora de arte de la firma italiana de mobiliario y diseño Cassina. Habla de las «white box» (cajas blancas); de las galerías de arte, que siempre han funcionado como espacios neutros donde recibir las obras; de las «grey box» (cajas grises), que han funcionado de la misma manera en el caso de las tiendas de muebles de las marcas italianas; y de cómo a ella todo eso se le ha quedado pequeño de alguna manera: «Era un poco una limitación, así que pensé en hacer una pared de materiales y colores que se mezclasen entre ellos, según la tienda, desde un aluminio anonizado en varias tonalidades, a colores de fondo de pared, desde el naranja rojizo a tonalidades más neutras. Vamos conjugando colores y materiales como paramento que encajan en una linealidad negra», prosigue Patricia, con pasión, pero con tantas descripciones técnicas que sospecho que no todo el mundo entenderá si las recojo para esta página. Así que cambio de tercio y le pregunto por los nuevos materiales que utilizan los artistas contemporáneos: «Lo que sucede es que el mundo digital se ha mezclado con el real. Creo que ésa es la gran revolución. Yo soy una apasionada de Ed Atkins, un joven artista representante de Inglaterra cuyo trabajo es todo digital. El mundo virtual está conectado a la tecnología de cualquier tipo y la tecnología está cambiando muchas cosas».

- Raíces españolas

Hablamos ahora de la distancia de las raíces porque Patricia, aunque de lujo, también es una emigrante: «He tenido suerte con la familia que me ha tocado. Me ha dado mucho cariño. Yo creo que idealizo un poco España porque es un lugar emotivo en mi memoria, pero a mí me tocó Italia, Milán, y me siento bien allí y no me pregunto qué hubiera sido de mí si me hubiese quedado y hubiera hecho otra vida. Ésa no soy yo. O sea, que más que nostalgia, lo que tengo son bien presentes mis raíces españolas. Además, vivir en el extranjero hoy en día no es estar tan lejos. Y si viviera en Madrid, por ejemplo, también añoraría Asturias. Creo que en la vida hay que moverse y salir un poco de la zona de confort. Una de mis dos hijas está en Londres. No sé si se quedará allí, pero no seré yo quien deje de animarlas a que se muevan y vayan encontrando experiencias». Supongo que para los arquitectos es especialmente bueno moverse, aunque no fácil.

Quizás Patricia tiene un secreto para que la reclamen en todo el mundo. ¿Cuál?: «Para mí es fundamental poner el mismo entusiasmo en un proyecto de cualquier escala. En mi estudio entramos en cosas muy complejas y en cosas muy simples. No sé si será bueno para que funcione mejor, pero para mí es la base. Acabamos de hacer dos hoteles en Milán. El primero era un Room Mate español, asequible, en un edificio de época, y en nuestra propuesta, que fue muy irónica y fácil, usé la firma Cassina, que nunca había trabajado con uno que no fuera de cinco estrellas. Al mismo tiempo hice uno de cinco en el Lago di Como con un tema mucho más sofisticado y arquitectónico. Así que tuvimos que trabajar a dos niveles muy distintos en cada hotel y fue bonito para el estudio porque pude demostrar al equipo que, aunque trabajemos con elementos distintos, debemos buscar la calidad dentro de la situación en la que nos encontremos. Ha sido muy educativo para el estudio y estamos muy orgullosos de los dos resultados distintos, interesantes y competitivos».

Personal e intransferible

Urquiola se siente orgullosa «de haber tenido la suerte de convertir mi pasión en mi trabajo» y se arrepiente «de no poder dedicar más tiempo a los demás». Le hacen reír «mis hijas» y llorar, «la injusticia, la violencia y la ignorancia». A una isla desierta se llevaría «varios libros, música ilimitada y a mi marido». Le gusta la comida asiática y beber «de todo, menos alcohol de alta graduación». Su manía es «querer entender el origen de las cosas» y su vicio, fumar: «Lo dejé durante 10 años y, tras dos que he vuelto, me planteo volver a hacerlo». Tiene dos sueños: «El examen de ingreso al Colegio de Arquitectos de Milán y el de vivir un año sabático». De mayor le gustaría ser directora de cine.