Literatura

París

Patrick Modiano: «No podemos escapar a la angustia de nuestra época»

El autor de «El café de la juventud perdida», durante la rueda de prensa de ayer en París
El autor de «El café de la juventud perdida», durante la rueda de prensa de ayer en Paríslarazon

La Academia Sueca ha considerado que este año debía entregar el premio Nobel de Literatura al escritor Patrick Modiano por « su arte de la memoria con el que evoca los destinos humanos más incomprensibles y desvelado el mundo de la Ocupación». La ocupación del ejército alemán y el París de la Segunda Guerra Mundial es el tema central de la obra del escritor francés, su principal obsesión a pesar de que él nació ya en una Francia libre, alejada de aquellos turbulentos y oscuros momentos. El novelista es autor de unas treinta obras –la mayoría de ellas traducidas al español–. La última, «Pour que tu ne te perdes pas dans le quartier », acaba de ser publicada en Francia, y comienza con una cita de Stendhal que refleja bien su modo de hacer, una radiogafía rápida de su manera de pensar su particular mundo literario: «No puedo dar la realidad de los hechos, sólo puedo presentar su sombra».

El comité de los Premios Nobel no pudo contactar con Patrick Modiano, que estaba paseando por los jardines de Luxembrugo en ese preciso instante, para darle la noticia antes de anunciar el veredicto del jurado a los medios de comunicación. Su editor francés, Antoine Gallimard, tardó varias horas en localizarlo. Fue, finalmente, su hija quien le llamó al móvil y le pudo dar la primicia. Él no se encontraba entre los candidatos favoritos para recibir la distinción este año.En el momento en el que el escritor se enteró de que había sido el 15º francés en recibir este premio, muchos aún estaban sorprendidos. A partir de ahí, todo se aceleró para el escritor. Todo el mundo quería hablar con él y Modiano, un hombre retraído, alejado de los grandes focos de la actualidad, tuvo que ceder.

Frases claras y lapidarias

Los periodistas acudieron ayer por la tarde a la sede de la editorial Gallimard para escuchar sus primeras palabras. pero Patrick Modiano es un hombre muy tímido, poco amigo de exponerse ante las cámaras y se hizo el remolón. «Es como un animal salvaje incapaz de arañar », dijo ayer Antoine Gallimard refiriéndose al escritor.

Al final, apareció en una sala que se quedó demasiado pequeña para la expectación que había despertado su impredecible elección. « Estaba un poco extrañado cuando recibí la noticia, no me lo esperaba, me eché a andar». Con estas sencillas palabras comenzó la rueda de Prensa. Las preguntas se sucedían, pero él apenas lograba hilvanar una respuesta. Casi todas sus frases resultaban descosidas, sin una trama aparente que las sostuviera. Y siempre expresándose en tercera persona. Pero una idea volvía a sus labios con bastante frecuencia: «me gustaría saber por qué... cómo han justificado... como han explicado la elección». Cuando le leyeron las razones, «por su arte de la memoria», dijo que le gustaban: «Me gusta cuando las frases son muy precisas, porque todo es confuso, los escritores tenemos una visión demasiado próxima, como el que tiene que pintar un techo tumbado, por eso cuando hay frases lapidarias, eso me anima ».

A pesar de su gran timidez, Modiano irá a Suecia a recoger el galardón. Aunque no le gustan los discursos solemnes, tampoco los teme. « No es tan complicado. Puede ser un texto como cuando escribimos un libro. Nos escondemos detrás de él, estamos protegidos por el texto, y así no tienes miedo. El hecho de proyectarme a través de un texto no da miedo».

Modiano se convierte en el decimoquinto Nobel de Literatura francés. En la casa Gallimard se respiraba mucha alegría y cierta sorpresa porque hacía muy poco que otro francés había recibido este premio (Jean-Marie Gustave Le Clézio en 2008), y porque los rumores apuntaban al escritor japonés Haruki Murakami. Pero tampoco debería extrañarnos. Los premios han llovido toda la vida sobre la obra de Modiano: desde el Fénéon por «La Place de l’Etoile», cuando sólo tenía 23 años, hasta el Grand Prix de la Académie Française por «Les Boulevards de ceinture», el Goncourt por «Rue des boutiques obscures» y hasta otros cuatro galardones diferentes por el conjunto de su obra. Según contó ayer Modiano, en sus novelas «no hay mensaje político de forma explícita porque son obras de ficción, pero no podemos escapar a las angustias de nuestra época», por eso, de forma imperceptible describe en ellas una cierta forma de angustia contemporánea.

En una torre de marfil

El autor considera que su generación es especial a las anteriores, porque son los primeros que en la niñez han conocido una sociedad que no había evolucionado, y a la edad adulta se encuentran con otra sociedad que está continuamente acelerando. Y, «aunque se encierre en una torre de marfil, acabará traduciendo en sus novelas lo que hay en el aire».

El nuevo Nobel sigue escribiendo a día de hoy a mano, con una pluma, algo a lo que se ha referido en el pasado en diversas ocasiones, y reconoce sentir una «insatisfacción perpetua» que le empuja a narrar sin descanso. El pozo del que saca el agua de su inspiración para construir sus historias es la búsqueda de la propia identidad, un tema que ha ocupado alguna de sus obras y la búsqueda de unos padres ausentes (su padre y su madre, que era actriz, solían viajar con frecuencia), una investigación dolorosa que comenzó a tomar forma desde su primera novela, «La Place de l’Etoile», primera parte de su famosa «Trilogía de la ocupación». Su padre fue un judío de origen italiano, y conoció a su madre, una intérprete de origen belga, durante la ocupación de la ciudad del Sena. La ausencia de los padres reforzó la relación entre Patrick y su hermano, Rudy, que murió a los 10 años, un drama que le marcó y que siempre le ha atormentado. Esta soledad le llevó desde muy joven a deambular por las calles de París, una geografía que describe en sus novelas con una precisión de cirujano. Los nazis, pero sobre todo las oscuras historias de gente corriente, anónima, y el rastro que dejan en la vida de otros, son temas recurrentes en Modiano, que los recrea con una mezcla de poesía, melancolía y precisión. Para el gran autor, ya Nobel de Literatura, el proceso de escritura «es algo penoso». La parte más fácil «es el ensueño, la ilusión que se alimenta de las cosas cotidianas». Después llega lo más árido, hay que poner todo en orden, «darle una cohesión, materializar el ensueño». Cuando le preguntan cuál es su libro preferido, Modiano no tiene respuesta. Él hace como el niño que se va de vacaciones y mete primero un juguete, y después todos los demás en la maleta.

La vida literaria del laureado ha estado siempre ligada a Gallimard y, sobre todo a un escritor, que era amigo de su madre: Raymond Queneau, la persona que le introdujo, cuando tenía poco más de veinte años, en la carrera literaria. Aunque Modiano no comprende todavía cuáles han sido las razones por las que la Academia Sueca ha pensado en él para otorgar este premio, él ya tiene a quién dedicárselo: a su nieto de tres años, y por una simple razón, porque es sueco. Modiano es tímido, pero en este detalle se nota que humor sí tiene.