Pedro Ruiz: «No soy en absoluto un provocador»
Pedro Ruiz. Humorista. En «Uno, pequeño y libre» combina música, parodia, crítica y reflexión
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Pedro Ruiz es uno de los personajes españoles más conocidos. Sus múltiples facetas –locutor de radio, presentador de televisión, actor, cantante, humorista, periodista, escritor, director de cine...– hacen de este barcelonés un artista «deliberadamente inclasificable». Su sentido de la libertad y la claridad de sus opiniones al ejercer la crítica hicieron de él una figura controvertida. Ya a mediados de los 70 concibió su aparición en los escenarios a través de espectáculos unipersonales, un género del que es pionero en España, apoyado por medios, imágenes, música, actrices... Ahora, y tras algún tiempo retirado de las tablas, vuelve al teatro Bellas Artes de Madrid (donde estará hasta el 24 de abril), con su montaje número veintiuno: «Uno, pequeño y libre», en el que combina música, parodia, crítica, provocación y reflexión sobre temas de actualidad: política, fútbol, sexo, televisión, etc.
–¿Espectáculo unipersonal o monólogo?
–Lo que yo hago es un «todólogo», un multifacético, un incomprensible y una «multi- diada». Pero no estoy solo, en la pantalla me acompañan muchos personajes que aparecen cuando hablo de ellos y en el escenario estoy con el maestro Rafael Rabay y Laura Bascuñana.
–¿Y el nombre?
–Está tomado de una anécdota juvenil, de una tarjeta que me hice con 18 años. Cuando todo el mundo se las hacía con títulos pomposos, yo puse en la mía: Pedro Ruiz, «Uno, pequeño y libre», parodiando al famoso lema «Una, grande y libre».
–Un espectáculo muy variado
–Canto, parodio, provoco, «esperpentizo» y utilizo los multimedia. Cuando canto el tango «Cambalache», en los vídeos aparecen los corruptos. Hablo de las relaciones de pareja y por primera vez va a cantar Pujol. Lo que no canta en el Parlamento lo va a cantar en el teatro: «Gracias a la vida que me ha dado tanto». Y voy a estrenar una canción diciendo «coletas» en el estribillo con el público como coro.
–¿Cómo se define: periodista, presentador, humorista, escritor, actor?
–Sin vanidad, me defino como uno que se morirá. Todo lo demás es una mera circunstancia. A mí, lo que realmente me gusta es la poesía, pero eso no me daría de qué comer.
–¿Está el país para muchas risas?
–Nosotros. Riámonos de nosotros después de la vergüenza pasada. La crítica que hago sobre la actualidad tiene un punto de final interesante sobre la autoestima y el valor de lo pequeño.
–¿Qué significa para usted la libertad?
–Después de la salud, lo más importante. Con 12 años escuché a mi madre decirle a un señor delante de mí: «Yo soy libre porque lo decido yo, no porque lo decida usted». Sin libertad no se puede respirar, aunque se cometan errores. Nunca se es totalmente libre porque esto depende de nuestras carencias. Esa libertad total sólo se da en el teatro.
–¿Es usted un provocador?
–No, en absoluto. La provocadora es la realidad. Rechazo el concepto de plano. Nadie mata a nadie por explicarlo, el culpable es el asesino. Ése es un escudo hipócrita que se inventan los poderes para el que se atreve a decir dos cosas.
–Lo que está claro es que no se casa con nadie.
–Mi norte son la bondad y el talento, por este orden, y a partir de ahí me atrevo hasta conmigo mismo. Si una persona tiene talento pero no tiene bondad, no me interesa. Hace falta un diluvio enorme de concordia que sólo sería creíble desde los transgresores.
–¿Lo peor de España es la corrupción?
–Lo peor de España es que le han robado el alma. Nos han dejado en bancarrota ética.
–¿Están los políticos a la altura de sus votantes?
–La buena gente del país se merece un resarcimiento o un desagravio. En toda mi vida no he visto un momento anímico y de ejemplos peor que éste.
–¿Por qué ha crecido tanto Podemos?
–Por el hueco que le han hecho los corruptos y malhechores. El sistema no se puede quejar de su aparición. Los han inventado ellos.
–¿Cómo está el panorama televisivo? ¿Hay libertad y pluralidad?
–La televisión es un reflejo del sistema. No hay nada más que decir.
–¿Prima la calidad o la basura?
–No se puede generalizar. Hay programas estupendos que no tienen nada que ver con el equipo que mande, sea el A o el B. Lo que pasa es que España es un país con mucho miedo. La España oficial está cagada y la gente de la calle demasiado ha aguantado estos últimos veinte años.
–¿Por qué no hace televisión ahora?
–No me dejan volver. No me extenderé más.
–¿Qué opina del 21% de IVA en cultura?
–Es una decisión sañuda de un ignorante artístico. Debería sentir vergüenza de mantener esto.
–Para no ser derrotistas, ¿qué salvamos, qué estamos haciendo bien?
–Lo mejor de este país es resistir con una sonrisa y no permitir que le fusilen la dignidad. En contra de lo que se dice, la gente ha demostrado importarse los unos a los otros más de lo que se suponía, como se ha demostrado con los desahucios o la hepatitis.
–¿Qué es lo que más admira en una persona?
–La integridad, porque es la casa en la que viven las demás virtudes. Un error limpio es mucho más valioso que un éxito prostituido. La gran palabra de la vida es la ética. La rectitud es no soportarse a uno mismo haciendo trampas. Los cómplices callados de los «Pujoles» y los «Bárcenas» son tan culpables como ellos.
–A estas alturas, ¿en qué cree Pedro Ruiz?
–Creo que hay que tener todos los días un gran proyecto de una pequeña cosa. La sonrisa de un desconocido por la calle, un poco de brisa en la cara y el alma ligera. La gran fortaleza de una persona es el desapego a lo material. El que tiene esto es invencible.