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"Perversidad": mujeres fatales

El Museo Carmen Thyssen Málaga, con el patrocinio de Fundación Unicaja, acoge hasta el 8 de septiembre una muestra que conduce del eterno femenino a la actual realidad.

GEORGES CLAIRIN, Sarah Berhardt, 1880-1885. MUba Eugène Leroy, Tourcoing
GEORGES CLAIRIN, Sarah Berhardt, 1880-1885. MUba Eugène Leroy, Tourcoinglarazon

El Museo Carmen Thyssen Málaga, con el patrocinio de Fundación Unicaja, acoge hasta el 8 de septiembre una muestra que conduce del eterno femenino a la actual realidad.

Klimt, Modigliani, Van Dongen, Man Ray, Grosz, Picasso, Dalí, Cargallo, Valadon, Mallo, Zuloaga, Anglada-Camarasa y Romero de Torres. Del eterno femenino a la nueva mujer, la exposición «Perversidad. Mujeres fatales en el arte moderno» recorre, desde el 30 de marzo al 8 de septiembre, más de medio siglo de imágenes protagonizadas por mujeres, en un período, entre finales del XIX y mediados del XX, en que su representación en el arte mostrará, como reflejo de las realidades sociales contemporáneas, un cambio de paradigma. El punto de vista exclusivamente masculino y misógino se enfrentará al cuestionamiento planteado por la mirada femenina sobre su propia identidad. De sujetos pasivos y sexualizados, las mujeres se convertirán en referentes de emancipación y libertad. Las perversas femmes fatalesfiniseculares, iconos de sexualidad destructora, dejarán paso a las modernas, cuya perversidad reside en su oposición al orden establecido, por su reivindicación de un espacio propio que sacude los cimientos de una sociedad históricamente patriarcal y en plena revolución transformadora.

El punto de partida es el estereotipo de la femme fatale, una creación del decadentismo y simbolismo a finales del XIX que, a través de figuras bíblicas, mitológicas, históricas o literarias, asimila lo femenino con una belleza maldita, el pecado o la muerte. Con el arte de vanguardia, estas pérfidas seductoras tomarán el aspecto de mujeres de carne y hueso: las musas y modelos de los artistas, famosas actrices, excéntricas socialités, lánguidas burguesas o las majas españolas. Desnudas o vestidas, en poses sugerentes o impasibles, imponentes y subyugantes, estas mujeres encarnan el poder del deseo. La ruptura de estas visiones misóginas de la sexualidad femenina la plantearán artistas como Suzanne Valadon, con una mirada desprejuiciada al desnudo femenino como algo cotidiano.

El carácter terrenal de esos nuevos ídolos de perversidad desciende incluso hasta los bajos fondos de la sociedad moderna. Cabarets, cafés y prostíbulos ofrecen a los artistas de la bohemia parisina modelos de bajo coste, unas sórdidas Venus convertidas en los referentes del erotismo de una sociedad urbana en la que la prostitución conocerá un extraordinario incremento. La fealdad, lo grotesco, lo macabro o la reflexión dramática sobre este degradado universo convivirán con la fascinación eterna por lo femenino. La sexualidad desinhibida de estas reinas del abismo y el magnetismo de las femmes fatales se conjugarán en la belle époque en una estética difundida por la moda y la publicidad, consumida por la burguesía y la alta sociedad, por mujeres que, liberadas de su papel tradicional en la sociedad, reclaman nuevos roles y rechazan las convenciones.

El escenario final de esta iconografía femenina lo protagonizan mujeres emancipadas, creadoras, transgresoras, independientes, epítomes de la nueva mujer que a lo largo de la primera mitad del siglo XX lucha por tener una voz propia. Junto a musas de la vanguardia, como Kiki de Montparnasse o Gala Dalí, e iconos de la revolución en la moda femenina como Coco Chanel, esta sección da cabida a mujeres que invaden espacios antes vedados o limitados para ellas. Y , sobre todo, destaca la mirada de la mujer artista sobre lo femenino; una perversa transgresión de las reglas de un juego que ha dejado de ser, como hoy, exclusivamente masculino.

Revisión del mito

El arquetipo de la femme fatalesurge en la literatura y las artes de finales del siglo XIX como reacción misógina a la progresiva reivindicación de las mujeres de un cambio de su papel en la sociedad. La amenaza a la hegemonía masculina planteada por estas aspiraciones de libertad e independencia y una visión sexualizada de lo femenino se conjugaron en esos ámbitos en una imagen de mujer cautivadora y perversa, encarnación del pecado o incluso la muerte, con un poder de atracción magnético y fatal para sus víctimas masculinas (y, a veces, para ellas mismas).

La noche y de la vida moderna

Entre finales del siglo XIX y principios del XX, y surgida de los deseos más íntimos y los temores más ocultos del hombre, se impone en el ámbito urbano una nueva visión de la mujer, como protagonista de un universo abisal poblado de ídolos eróticos y poderosos, de insaciable sexualidad. Una fascinante feminidad que se muestra en la literatura y en el arte principalmente a través de los distintos rostros de la prostitución. Además de la sordidez clandestina, se exhiben en la noche otras mujeres enigmáticas y modernas: las femmes fatalesde la belle époque. Una iconografía definitivamente desgajada de la feminidad burguesa, dócil y recatada.

Nuevas mujeres

Activas, creativas e independientes Titulamos esta sección mediante un concepto surgido en el ámbito anglosajón a finales del siglo XIX, la «nueva mujer» (New Woman), referido a una identidad femenina que en origen se impone en la sociedad victoriana y que se enfrenta al tradicional estereotipo de la mujer como «ángel del hogar». Las nuevas mujeres, que desafían el orden establecido por un patriarcado hegemónico, participan en las reformas sociales y se muestran libres, desinhibidas, audaces, inteligentes y en constante búsqueda del éxito profesional y la emancipación.