Sección patrocinada por sección patrocinada

Opinión

Polarización alimentaria

La cebolla nos plantea la primera dicotomía pintoresca: la blanca es facha pero la roja es progre

Una bandeja de torreznos en un bar de la capital soriana
Una bandeja de torreznos en un bar de la capital sorianaConcha Ortega

Dice mi amiga J. que la sociedad está tan polarizada hoy que hasta la comida se divide en facha y progre. Esta es su teoría y yo creo que merece ser escuchada y debatida, y por eso hoy la traigo aquí. Según su tesis, y yo la comparto y expongo, los torreznos son fachas y, el aguacate, progre. Las lentejas, fachas. Como el cachopo. Sin embargo la quinoa es progre y también lo es el tofu. La cebolla nos plantea la primera dicotomía pintoresca: la blanca es facha pero la roja es progre.

Lo mismo pasa con el ajo, porque el negro es progre. El racismo, en lo culinario, parece elevar moralmente por una suerte de discriminación positiva. También interfiere, como variable a tener en cuenta, el modo de cocinarlo. Por ejemplo: el carpaccio de calabacín es progre pero el puré de calabacín es facha. El calabacín en crudo es facha. Pasa con las lentejas (estofadas, fachas; en ensalada crudivegana, progres) y pasa con los garbanzos (en potaje, fachas; en humus, progres). Las ensaladas dan mucho juego porque, añadiendo un solo ingrediente, pasan de facha a progre de manera espectacular.

Añada usted granada, lascas de parmesano o sésamo (de dos colores) a cualquier mezcla aleatoria de cosas verdes y ahí lo tiene. Al revés es algo más dificultoso, porque cualquier cosa a la que se añada tofu, es un poner, experimentará un impulso hacia el progresismo insalvable. Incluso algo tan facha como la tostada con tomate se convierte en progre en cuanto le añada usted un poco de aguacate o un poquito de tahini. Las cosas desecadas, son progres. El mango desecado, la manzana desecada, la piña desecada, los tomates desecados. Y luego estarían los aliños: la soja, progre y, el aceite, facha. El aceite, pues depende: si dices AOVE es progre. Y, al precio que está, equivalente a un “moza, tengo tierras”. No diga aceite de oliva virgen extra, diga AOVE. Y ya lo tiene. De facha a partidazo progre en un pispás.