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Premios Goya: las bestias de Sorogoyen salen de caza en honor a Saura

La 37ª. Edición de los Goya, donde arrasó «As bestas» con hasta 9 premios, se materializó en un homenaje verdaderamente a la altura del mito oscense
La Razón
  • Matías G. Rebolledo

    Matías G. Rebolledo

Sevilla Creada:

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Cosas del azar, la misma vida que quiso que Carlos Saura huyera de los horrores de la Guerra Civil, quiso que uno de los mejores cineastas que ha dado el cine español falleciera apenas un día antes de recibir el Goya de Honor, de epatar, en verdad y definitivamente, ante sus pares. De luto pleno, pero a la luz ocre de una capital hispalense que recibió a las estrellas de nuestra industria con un clima paradisíaco, la Academia de Cine celebró anoche lo más parecido a un funeral de Estado que le vamos a ofrecer a la memoria de Saura, en forma de la 37ª. Edición de los Premios Goya. Y escribimos celebrar, porque la sucesión de acontecimientos también ha propiciado que la rendición de nuestra industria cultural al director de «La caza» y «Cría cuervos» se dé al final de, quizá, el mejor año de cine español en lo que va de siglo.
Así de grande era la fiesta, planteada como recuerdo sentido, como postal alegre de triunfo, que ni siquiera los rostros políticos más relevantes se la quisieron perder. Por Sevilla desfilaron desde el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hasta el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, decidido a aceptar la invitación del actor Luis Zahera (ganó el premio al Mejor Actor de Reparto por «As bestas») y recuperado del lapsus en el que confundió nuestros Goya con los Oscar. La alfombra (ahora) azul, en casa del Presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y por la que también se dejaron ver el Ministro de Cultura, Miquel Iceta, la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz e Irene Montero, Ministra de Igualdad, se convirtió en una especie de libro de visitas a la memoria de Saura. Por suerte, y quizá por efecto del varapalo del viernes, el despegue de la pre-campaña electoral de cara a las Municipales de mayo fue del todo respetuoso.
«Como Gobierno, estamos dispuestos a adoptar cualquier tipo de medida en relación a Carlos Saura, siempre que contemos con el apoyo de la familia», explicó Sánchez a los medios, sobre un posible funeral de Estado para el director. Declaraciones que sucedían apenas unas horas después de que su gabinete anunciara la concesión, a título póstumo, de la Orden de Alfonso X, «El Sabio», a Saura.
Carmen Maura entregándole el Goya a la viuda de Carlos Saura
Carmen Maura entregándole el Goya a la viuda de Carlos SauraEfe
Más allá de la parafernalia y de los discursos políticos vacíos, las emocionantes palabras de una emocionada Anna Saura, hija del realizador, justo antes de que comenzara la ceremonia: «Hasta hace dos semanas, seguía pidiendo material para corregir cosas del teatro. Jamás dejó de trabajar, y se fue contento y consciente de que sus compañeros de la Academia le habían reconocido», confesó sincera y al borde de las lágrimas. Luego, lo espléndido. Por primera vez desde, quizá, los tiempos de Andreu Buenafuente como presentador, la ceremonia de los Goya se convirtió en un espectáculo televisivo verdaderamente digerible.
A ello ayudó, y mucho, la primera media hora de la ceremonia, consagrada por completo a Saura, primero a través de Carmen Maura, luego con su familia y, al final, con un montaje extraordinario que se sintió como un puño apretado en el patio de butacas, recién invadido y ya lleno de lágrimas sinceras. Más violenta, en honor a «La caza», casi, fue la campaña de la «As bestas» de Rodrigo Sorogoyen. Hasta 9 estatuillas levantó el «western» rural del madrileño, uno de esos casos raros de nuestro cine en los que público, crítica y Academia se dan la mano. Tal fue el triunfo de Sorogoyen, quizá como venganza inherente de lo que no se llevó a casa por «El reino» hace ya un lustro, que ni siquiera su debacle en términos técnicos («Modelo 77» se lo llevó todo, sin hacer demasiado ruido, pero sumando hasta cinco Goyas) pudo opacar su victoria. Y, sobre todo, su imposición poderosa a la otra gran favorita, la «Alcarràs» de Carla Simón, que se fue de absoluto vacío. Con o sin justicia, el «melocotonazo» en catalán tendrá que «conformarse» con el Oso de Oro ganado en Berlín. «Cualquiera lo merecía igual que yo. Hemos hecho peliculones», confesó Sorogoyen al recoger el premio a la Mejor Dirección, entregado de las manos de Penélope Cruz, Ariadna Gil, Maribel Verdú y Miriam Díaz Aroca.
Cada triunfo fue dulce en el caso de «Cinco lobitos». De estrenar en Berlín a triunfar en Málaga, y de ahí, hasta alcanzar 3 premios: Mejor Actriz de reparto, Mejor Dirección Novel y Mejor Actriz. De mujeres, por mujeres y para todo aquel que se sienta seguro de tener alma: «Mucha gente, al ver la película, nos dijo llamó a sus padres, a sus seres queridos. Ojalá estos premios sirvan para que más gente materialice esas llamadas», se emocionó la ganadora Laia Costa.