«Selma»: El pacifismo como arma

Uno de los mitos de la historia reciente de Estados Unidos es por fin el protagonista de una película que no ha escapado a las críticas de quienes vivieron la marcha de 1965.

En 1965, los derechos civiles no vivían uno de sus mejores momentos en Estados Unidos. Los conflictos raciales seguían estando a la orden del día, especialmente por culpa de políticas como la que llevaba a cabo el muy controvertido gobernador de Alabama, George Wallace. A ese racismo plantaba cara el reverendo Martin Luther King jr., por entonces ya Premio Nobel de la Paz y una voz que hizo del pacifismo su mejor arma. Así lo demostró con la marcha de 80 kilómetros entre Selma y Montgomery, en Alabama.

Ése es el tema principal de «Selma», la película de Ava DuVernay y que convierte por primera vez a King en el protagonista de una superproducción de Hollywood. Pese al buen hacer de la realizadora y el gran esfuerzo interpretativo de David Oyelowo como el pastor, ellos no están entre los nominados al Oscar, aunque «Selma» sí optará a la mejor película y a la mejor canción. La cinta demuestra el carisma de una de las personalidades más queridas de la cultura estadounidense, aunque la divulgación de su obra no sea muy fácil en la actualidad. Sus hijos, los responsables de dar a conocer ese legado, en el pasado han frenado varios proyectos por no pasar por caja en la utilización de las palabras del líder negro. Eso provoca que en la película no aparezca ni un solo discurso original de King y todo sea fruto del buen trabajo del guionista, Paul Webb.

Pero «Selma» no ha escapado a la controversia política e histórica. Algunas voces han condenado la visión crítica que se ofrece del presidente Lyndon B. Johnson. Uno de los asesores del político en aquellos días, Joseph A. Califano jr., explicó hace unas semanas a «The New York Times» que los productores de la película habían ignorado registros y documentos históricos sobre la crisis en Alabama. Ese mismo punto de vista lo comparte Mark K. Updegrove, responsable de la Lyndon B. Johnson Library and Museum. Para Updgrove, «Selma» se equivoca al querer hacer «conflictiva» la relación entre Johnson y King. En la cinta se puede ver a un colérico presidente molesto por la marcha puesta en funcionamiento por la comunidad, un enfado que le hace tomar la decisión de dejar el tema en las peores manos, las del todopoderoso director del FBI, J. Edgar Hoover. «Esta caracterización de la 36 presidente va en contra de la historia. En realidad, la asociación entre LBJ y en los derechos civiles Martin Luther King es uno de los más productivas y consecuentes en la historia estadounidense», según Updegrove.

Falso chantaje

El responsable de la conservación de los papeles presidenciales recuerda en un texto aparecido recientemente en la revista digital Politico.com reproduce fragmentos de una conversación grabada entre King y LBJ del 15 de enero de 1965 y en la que el líder de los derechos civiles aplaude y confía en el buen criterio del entonces ocupante del Despacho Oval. Por su parte, Alexander Harrington, responsable del éxito de Broadway «The Great Society» ha condenado que se dibuje un chantaje de Johnson a King a través de Hoover. «Es inexacto», comenta Harrington, quien no comparte la idea lanzada por los defensores de Johnson de que el presidente habría convencido al reverendo para llevar a cabo la marcha en Alabama.

Pero ante las críticas, también han salido voces de testigos directos de los hechos que aplauden la rigurosidad. Es el caso de una voz tan creíble como la del periodista Gay Talese. Él fue el encargado de cubrir aquel acontecimiento para las páginas de «The New York Times». En ese mismo periódico publicó el pasado 1 de enero una carta al director con la que quería mostrar su apoyo a «Selma». «En mi opinión, no hay nada en la película de la señora DuVernay que distorsione significativamente este acontecimiento histórico o el papel como líder desempeñado por el Rev. Dr. Martin Luther King jr.», escribe Talese.