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¿Qué pinta Orson Welles?

Un documental estudia y analiza la vasta producción pictórica del cineasta, a la que se dedica una completa exposición en Edimburgo que muestra una de sus facetas más desconocidas

Paisaje de Arizona (¿expresionismo abstracto?), que Welles utilizó como motivo para felicitaciones de Navidad
Paisaje de Arizona (¿expresionismo abstracto?), que Welles utilizó como motivo para felicitaciones de Navidadlarazon

Un documental estudia y analiza la vasta producción pictórica del cineasta, a la que se dedica una completa exposición en Edimburgo que muestra una de sus facetas más desconocidas.

Incluso los grandes genios se han mentido a sí mismos alguna vez. Le pasó al propio Orson Welles (1915-1985). El que fuera uno de los artistas más versátiles del siglo XX llegó a decir que si tuviera un hobby, «inmediatamente ganaría dinero o lo abandonaría». Nada más lejos de la realidad. El norteamericano revitalizó el teatro, reinventó la radio y filmó algunas de las mejores películas de la historia. Estaba en todas partes. Era amigo de Picasso, escribía discursos para Eleanor Roosevelt..., pero detrás de todos los titulares y la aclamación, y especialmente cuando fracasó la financiación para sus cintas, no pudo dejar de dibujar. Durante más de seis décadas, pintar fue su salida, su consuelo. Y no ha sido hasta ahora cuando el hobby –que ni amortizó económicamente ni abandonó– ha salido a la luz.

Faceta privada y desconocida que protagoniza «The Eyes of Orson Welles» («Los ojos de Orson Welles»), un documental que estudia la vasta y variada colección de pinturas, dibujos y garabatos del artista. El responsable de la producción es Mark Cousins, crítico de cine, historiador y devoto de la vida de Welles. Incluso tiene tatuada la firma de su ídolo en el brazo. Garabato que tapó la primera vez que conoció a Beatrice Welles, hija del creador de «Ciudadano Kane».

Un artista diferente

Se conocieron en el festival de cine Traverse City de Michael Moore. Ella ya tenía en mente hacer algo con aquel material inédito de su progenitor, pero no quería un documental al uso y consideró que Cousins podía darle ese enfoque más íntimo y subjetivo: «Cuando fui a su casa y me enseñó los dibujos no tardé en darme cuenta de que había una película detrás de esto porque de inmediato estaba viendo a un Welles diferente», asegura el historiador a «The Guardian». El documental se estrenará el próximo 17 de septiembre, pero algunas de las pinturas pueden verse desde principios de este mes en una exposición de la Summerhall, en Edimburgo.

Los primeros dibujos de la colección que Beatrice mostró a Cousins se centraban principalmente en la adolescencia de su padre, cuando viajó por Marruecos o Irlanda. «Al verlos sentí que estaba viendo a alguien más vulnerable y autodidacta», asegura el director del documental. «Welles nunca fue machista, de hecho, se burló de Hemingway por su machismo, pero era bastante masculino en algunos aspectos, y había algo más delicado en estos dibujos», matiza.

La segunda ronda de descubrimientos se produjo cuando al historiador se le presentó una caja grande y sellada de bocetos y pinturas de Welles hasta entonces sin clasificar, que produjo durante la creación de sus películas: “Nadie las había visto antes. Me las llevé a mi piso y las tuve allí durante meses. Siempre supe que había contradicciones en Welles, pero a través de este proceso encontré las contradicciones aún más extremas. Lo que vi era algo mucho más improvisado, más jazzístico, más de lo que vemos en la mayoría de sus películas”, señala.

La cinta se ha realizado ahora como una correspondencia hipotética entre Welles y Cousins, que reflexiona sobre los grandes descubrimientos, desde óleos majestuosos hasta irreverentes dibujos realizados con lápiz o tarjetas navideñas hechas a mano. «Welles es más admirable y valiente de lo que creía, implicado a nivel social y justicia, antirracista», señala el director. Su mayor temor era que su reunión espiritual con su héroe revelara algo carente de heroísmo: «En la era del #MeToo temía descubrir un lado desagradable de Welles con respecto a sus relaciones con las mujeres. Pero no fue así. Amaba a las mujeres, a muchas, pero no fue inapropiado en ningún momento sexualmente con ellas», recalca.

Con el documental, Cousins ha conseguido una relación más cercana y amable con su ídolo. «Siempre traté de crear un hombre de carne y hueso a partir del mito, de encarnarlo de alguna manera. A través de este proceso de analizar sus obras de arte, pasando tiempo con su hija, escuchando historias sobre, por ejemplo, cuál era su ensaladera favorita, he conseguido bajarle a la tierra. Ya no es esta figura parecida a Zeus en el firmamento del cine. Y eso es bueno», concluye.

El santo grial de Welles

Al documental y exposición se suma el próximo mes de septiembre el estreno en el festival de cine de Venecia de «The Other Side of the Wind» («Al otro lado del viento»), la película inacabada de Welles considerada por los fanáticos como un santo grial. Filmada entre 1970 y 1976, quedó inconclusa cuando el director falleció en 1985. Ahora, 33 años después y tras muchas trabas en su producción, Netflix, que adquirió los derechos de la película el año pasado, también la emitirá en noviembre no solo en streaming, sino también en cines. Se trata de una sátira semi-autobiográfica de Hollywood protagonizada por John Huston en el papel de un legendario director que lucha por forjar su última gran película en sus días finales. También está protagonizada por Oja Kodar, Robert Random, Lilli Palmer, Edmond O’Brien, Cameron Mitchell, Mercedes McCambridge, Susan Strasberg, Norman Foster, Paul Stewart y Dennis Hopper. La producción ha sido completada y restaurada con la aprobación de los herederos del Welles y está acompañada con una nueva partitura musical de Michel Legrand.